(Minghui.org) El uno de abril de 2015, llamaron con fuerza a la puerta de mi apartamento situado en un tercer piso. Era un hombre mayor, tenía 90 años y vivía en el primer piso de mi edificio. Me preguntó si podía ayudarle a aprender Falun Gong. Me puso en un terrible dilema.
Tenía mala salud y una edad avanzada, así que asumí que sería difícil para él aprender los ejercicios. Además, ¿como iba a tratar con su familia si algo salía mal al practicar los ejercicios? Pero ¿como podía rechazar una petición de ayuda que provenía de un corazón puro? Quizás esto era predestinación y necesitaba ayudarlo.
Justo en ese momento, recordé lo que dijo el Maestro: “La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del Shifu.” (Zhuan Falun)
Recordé que mi obligación como practicante es ayudar a todo aquel que quiere aprender Falun Gong. ¿Cómo podía ponerme a mi mismo primero? Tenía que dejar mis pensamientos erróneos a un lado y ayudar a este hombre.
El deseo de volverse una persona buena
Le conté que el Maestro vino al mundo humano para ayudar a la gente a volver a sus orígenes, más que para curar enfermedades. Siempre que nos cultivemos verdaderamente y nos mejoremos a nosotros mismos, el Maestro nos ayudará. El volverse una buena persona también ayuda a recuperarse de las enfermedades.
Como practicante, uno aprenderá a ser una persona buena y mucho mejor que las personas ejemplares. Le pregunté en voz alta, dado que escuchaba poco, si quería seguir las enseñanzas del Maestro y volverse una buena persona. Sonrío y asintió con la cabeza con gesto alegre.
Le enseñé el primer ejercicio. A pesar de repetir la práctica numerosas veces, tenía dificultades. Era incapaz de estirar sus manos y recordar lo que le había acabado de enseñar. Ya había formado una opinión, pero su optimismo y su actitud diligente para aprender el ejercicio hicieron que me avergonzara. Me volví menos impaciente y casi lo acabó dominando. Después, lo acompañé abajo, a su apartamento.
Nada es imposible
Cuando regresó, al día siguiente, le reproduje el DVD para aprender de los ejercicios: “El camino de la gran consumación de Falun Dafa”. Empezó a aprender los ejercicios frente a la pantalla del televisor, siguiendo estrictamente las instrucciones. Al final, podía ejecutar el primer ejercicio por sí mismo, sin ninguna otra indicación.
Después, estudiamos el Fa juntos durante dos horas. Entonces, caí en la cuenta de que habíamos leído solo 10 páginas y me puse ansioso, porque no podía prever cuando acabaríamos de leer la “Lección Primera” de Zhuan Falun, el libro principal de Falun Gong, si continuábamos a este ritmo.
Esto me demostró que Falun Gong era extraordinario ¿No era esto una prueba de xinxing para mí? Como podía ofrecer mi ayuda a este hombre tan entusiasta, me dije, a mí mismo, que seguiríamos hasta acabarla.
De nuevo, regresó el tercer día para aprender los ejercicios y estudiar el Fa conmigo. Estaba muy contento con el progreso que hizo este día, leímos mucho más rápido que el primer día. Mi confianza se iba incrementando considerablemente a medida que el hombre mayor mejoraba y aprendía más rápido cada día.
El quinto día le sugerí a su hijo que le comprara a su padre un reproductor de DVD para que pudiera ver el DVD para aprender de los ejercicios en casa y que no tuviera que subir las escaleras hasta mi apartamento todos los días.
Las amenazas no surten efecto
Su nuera le amenazó: “Si continúas practicando Falun Gong, te arrestarán y encerrarán. Si es así, no te llevaré comida a diario al centro de detención ¡Eso es seguro!.
El señor mayor respondió: “¿Cómo pueden arrestar a gente como yo, que nunca roba ni comete atracos? ¡Así que no tengo miedo! Lo único que pretendo hacer es practicar Falun Gong.”
“¡Gracias Maestro!”
Algunos días más tarde, vino a mi apartamento. Me entregó un regalo de agradecimiento y dijo: “¡Te agradezco tu ayuda! Mi lumbalgia ha desaparecido, y mis dolores de cabeza se fueron. Más aún, puedo dormir y comer mucho mejor. Mi hijo siempre me pide que contrate a alguien para que me cuide, pero ya no es necesario.”
Le dije que tenía que agradecer al Maestro, y no a mí, por que lo ayudó a volverse saludable. Y repitió: “¡Gracias Maestro! ¡Gracias Maestro!”
Le acompañe de vuelta hasta su apartamento y le aclaré que los practicante no pueden aceptar dinero o regalos de ninguna persona que quiera aprender Falun Gong. Incluso, debíamos ayudar a los que desean aprender esta práctica de cultivación.
Antes de despedirnos, me aseguré de explicar los hechos acerca de Falun Gong al resto de sus familiares.
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Categoría: Caminos de cultivación