(Minghui.org) El maestro me protegió durante los 17 años de mi camino de cultivación. En todo ese tiempo estudié el Fa, y también busqué y encontré apegos asentados y defectos ocultos en tiempos de conflictos. Estos problemas se convirtieron en los peldaños de mi mejoramiento. Deseo compartir con los compañeros practicantes dos acontecimientos que se quedaron grabados en mi mente.
Existe una razón para todo
Una compañera practicante me dijo: ¿Sabes que algunos dicen que mientes? Será mejor que mires en tu interior para descubrir por qué lo dicen”.
Estaba impactada y no podía imaginar por qué alguien haría tal comentario. Estaba siguiendo de cerca los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Dafa. No habría podido mentir a propósito.
Entonces, comprendí que desde que comencé a practicar Dafa, solo había estado buscando cuáles eran mis posibles malas acciones, sin ir más lejos que eso.
Un año después, la misma practicante me volvió a decir: “Un practicante dijo que tú mentiste. Realmente deberías mirar en tu interior. Solo te lo digo porque creo que eres una practicante genuina. De mi parte no vi que lo hicieras, de lo contrario te lo hubiera hecho saber”.
Estaba muy preocupada, y no podía entender por qué alguien diría eso de mí. Para descubrir qué pasaba, abordé el tema de forma sistemática. Dividí mi vida en períodos y luego analicé cada uno.
No fue algo sencillo tomar mi primer trabajo en el tiempo en que comenzaba la cultivación. Antes de esto, vivía con mis padres. Hubo momentos en los cuales me inventé razones para hacer cosas prohibidas por ellos. ¿Contaba esto de algo? También busqué en la segunda mitad de mi carrera antes de jubilarme. Mi trabajo era “editar” materiales como secretaria. Debido a que esta clase de ediciones incluía el uso de palabras que sonaran bien, pero que a lo mejor carecían de significado, mis colegas me apodaron “editor-en-jefe”, lo que también puede significar “siempre fabricando”.
Debía ser esto. Estuve mintiendo durante la mitad de mi vida sin darme cuenta, pero me consideraba inteligente y formé una costumbre. En ese momento, sentí como si algo pegado desde la parte posterior de mi cabeza hasta mi espalda fuera removido. Comprendí que el Maestro había eliminado para mí las malas sustancias, debido a que pude encontrar mi apego. Estaba muy conmovida. Gracias Maestro; gracias compañeros practicantes por ayudarme.
Esto quedó grabado en mi mente. La cultivación se volvía más seria conforme avanzaba en el tiempo. Todo en nuestra vida es arreglado por el Maestro con el propósito de eliminar nuestros apegos. Ninguna palabra es dicha al azar, sino que nos dan la oportunidad de cultivar nuestro corazón.
Los apegos no deben perdurar
Cuando traté de tocar las mejillas de un adorable niño que era nieto de una compañera practicante, su mamá me detuvo, y me pidió que me lavara las manos antes de tocarlo. La practicante me pidió lo mismo.
Aunque no dije nada, me sentí terriblemente avergonzada. Más aún, durante los días siguientes, no pude olvidarlo, sin importar qué estuviera haciendo, incluso estudiando el Fa o haciendo los ejercicios. Justo como dijo el Maestro:
“Pero generalmente cuando viene un conflicto, si a uno no lo irrita hasta lo profundo del corazón, no vale, no sirve para elevarse. Así es que dentro del corazón no puede dejarlo y se siente irritado”. (Zhuan Falun).
Otro día, mientras estaba hacienda los ejercicios, los sentimientos de incomodidad y vergüenza volvieron a atacarme. Me pregunté por qué no podía dejarlos. El Maestro dijo: “mirar hacia adentro es una herramienta mágica” (“Enseñando el Fa en el Fahui Internacional de Washington DC 2009”)
¿Me pregunté por qué quise tocar al niño? ¿Fue porque me agradaban sus ojos puros y su piel suave? ¿Buscaría tocar a una persona anciana? Por supuesto que no. ¿Tuvo que ver mi intención con un corazón de lujuria? No es de extrañar que no hayan querido que tocara al niño. Este sucio apego estaba profundamente escondido.
Entonces, aprendí a partir de mi hija, que a los padres no les gusta que sus hijos sean tocados por desconocidos. Aparentemente, no estaba considerando a los demás.
Después de que otros me señalaran el error, me sentí rechazada y avergonzada. Sin embargo, como había entendido la razón del incidente, ya no estaba molesta. En su lugar, sentí agradecimiento por mi compañera practicante y su familia por ayudarme a deshacerme de mis apegos.
Pocos días después, compartí mis pensamientos y sentimientos con la practicante. Ella me dijo que había olvidado el incidente, así que, ¿por qué yo lo recordaba? Permití que esos pensamientos persistieran por mucho tiempo.
Una bagatela, pero un serio error en la cultivación
Escribiendo este artículo, vi más de mis defectos. Por ejemplo, al realizar trabajos de Dafa en las casas de compañeras practicantes, a menudo me unía a ellas para almorzar. O incluso permanecía en sus casa por uno o dos días cuando había muchos temas por discutir, y no consideraba si estaba causando problemas o inconvenientes a los demás y sus familias.
Todos estamos ocupados con trabajos de Dafa, y no tengo el derecho de perturbar lo que el Maestro arregla para otros practicantes. Mi comportamiento parece ser una bagatela, pero de hecho se trata de un serio error en la cultivación.
Experimenté muchos otros incidentes como los dos que mencioné anteriormente. Muchos practicantes notaron que los conflictos pueden venir de cualquier persona, de cualquier lugar y en cualquier momento. Pueden surgir con los miembros de nuestra familia, en el trabajo, en la sociedad o incluso cuando hacemos trabajo para Dafa. Mirando hacia adentro, seremos capaces de identificar los apegos para eliminarlos y cultivar mejor nuestros corazones; es como desmalezar para permitir que crezcan los buenos brotes. Si no miramos hacia adentro, perderemos las oportunidades que tenemos para mejorar arregladas por el Maestro.
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Categoría: Mejorándose uno mismo