(Minghui.org) Hasta febrero de 2016, más de 230 millones de chinos han declarado su intención de renunciar al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas, la liga juvenil comunista y los jóvenes pioneros. 

Muchos practicantes en China han estado difundiendo la importancia de las renuncias. La mayoría de las personas reciben bien este mensaje y no ven la hora de liberarse del PCCh. 

Un practicante quiso compartir la siguiente experiencia al respecto.

Secretario del partido: “¡Todos vengan y renuncien al PCCh!”

En 2015, un día yo caminaba en un pueblo en donde la gente estaba secando sus cosechas al sol. Me acerqué a una anciana y a un joven y comencé a contarles sobre Falun Gong y sobre cómo el partido comunista chino (PCCh) persigue a esta disciplina de meditación. La señora dijo que ella era miembro del PCCh, así que le hablé sobre las renuncias al partido y a sus organizaciones afiliadas. Un señor en motocicleta se acercó, y también le sugerí renunciar. 

“¡Él es el secretario del comité del partido comunista en nuestro pueblo, y ha sido miembro por más de 40 años!”, me dijo la señora. 

“¿No tiene miedo que lo arresten? Solo tengo que hacer un llamado y ellos estarían aquí en unos minutos”, dijo el señor. 

Yo le respondí: “¡¿Quién hace este tipo de cosas hoy en día?! No creo para nada que usted sea ese tipo de persona”.

El hombre de repente gritó a toda la gente en el pueblo: “¡Todos vengan y renuncien al PCCh!”. 
Luego arrancó su motocicleta y se trasladó a una corta distancia. Me le acerqué y le dije: “Aun puede seguir haciendo su trabajo después de renunciar al PCCh; su trabajo no será afectado”. Entonces quiso renunciar, y luego se marchó. La mujer anciana también quiso renunciar.

“Ustedes son héroes” 

Vivo en un pueblo pequeño que tiene muchos practicantes. En el transcurso de los años, he visitado regularmente mercados a cielo abierto en los poblados cercanos, para contarle a la gente sobre la persecución a Falun Gong. 

Una vez, vi a una anciana vendiendo retoños. Le conté sobre la persecución a Falun Gong y sobre la práctica. Luego seguí caminando para hablar con otra persona. Ella me llamó para que regrese y me dijo sonriendo: “¡Ustedes son héroes! No puedo decirle cómo sé esto, pero lo que está sucediendo ahora es lo que se supone que debe suceder en esta época de la historia”.