(Minghui.org) La gente que me conoce le dirá que soy una persona diferente desde que comencé a practicar Falun Dafa. Antes de practicar, trabajé como directora de departamento en una fábrica propiedad de una empresa de prendas de alta costura, y era muy dominante. La gente me llamaba "chica difícil" y se alejaba de mí, porque frecuentemente tenía conflictos y peleas con mis compañeros de trabajo.

Perdí la batalla con una persona. En busca de revancha, llamé a 200 compañeros de trabajo para que se pelearan con ella, lo que resultó que cayera de rodillas y rogara que nos detuviéramos. No estando satisfecha, usé mis conexiones para multarla con varios cientos de yuanes. En casa, con frecuencia discutía con mi esposo. Si perdía la pelea, llamaba a mis familiares para que lo enfrenten.

Debido a un aborto y otras complicaciones, no pude quedar embarazada por más de 10 años antes de practicar Dafa. Busqué tratamiento en todas partes, pero ninguno ayudó, y muchas veces me deshice de mi ira y frustración con mi marido. Nuestro matrimonio era turbulento, y el divorcio, un tema habitual. Se convirtió en alcohólico. Mis suegros no podían ver a su hijo sufrir y le rogaron que se divorcie. Nuestra situación nos hizo a todos miserables.

Mi vida cambió drásticamente en 1996 cuando comencé a practicar Falun Dafa.

A partir de estudiar el Fa, me di cuenta que debía hacer todo acorde con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y aprendí cómo ser una buena persona. Devolví a la fábrica cosas que previamente había llevado a mi casa. Dejé de pasar gastos personales como de la empresa. Ahora voy a trabajar temprano y me marcho tarde. Trabajo muy duro y recibí muchos premios y reconocimiento por ser una excelente empleada. Lo más importante, es que puedo controlar mi temperamento.

Porque practico Falun Dafa, sé cómo cuidar y respetar a los demás. Trabajando tiempo extra por la noche, les di panecillos a varios cientos de empleados pagados de mi propio bolsillo. Cuando encontré una billetera en el piso de la fábrica, inmediatamente puse una nota en el pizarrón informando a su dueño dónde recogerla. Caminando en la calle, ayudé a gente inválida, mendigos y ancianos; como también a repartidores de carbón. En mi casa tengo buen trato hacia a mi esposo y mis suegros.

Unos pocos meses después que comencé a practicar Dafa, quedé embarazada de un varón. Más tarde, también tuve una hija. Mi marido ahora está sobrio, y sus padres sonríen todo el tiempo porque nos ven felices.

Como resultado, todos comenzaron a practicar Falun Dafa. Nuestra familia es armoniosa, cálida y feliz.