(Minghui.org) Durante dos semanas el lado derecho de mi cara estuvo inmovilizado y dolía. También sentía dolor en la parte posterior derecha de la cabeza. No podía dormir bien, y mi boca estaba torcida, se inclinada hacia el lado izquierdo cuando hablaba. Parecía que la mitad de la cara mostraba compasión, y la otra mitad maldad.

El día anterior a que aparecieran estos problemas, había bajado una aplicación en el celular que permitía tomarse una foto con diferentes peinados. Me di cuenta que podía usarlo para ver que peinado me quedaba mejor, también mostraba imágenes de vestidos. Después de bajarla traté de salvar algunas imágenes.

Al anochecer, cuando mi esposo retornó a casa, se las mostré. De repente, pensé hacerle una broma tomando fotos de él y de nuestro hijo. El chico se dio cuenta de lo que estaba haciendo y me siguió la corriente. Tuve un ataque de risa mirando sus fotos, especialmente aquella en la que mi hijo mostraba la boca torcida, los ojos bizcos y tenía puesto un vestido de novia.

A la mañana siguiente sentí el dolor en el lado derecho de la cara, el que empeoró con el correr de los días. Tenía toda la cara deformada. Esto me alertó y comencé a mirar para adentro buscando mis apegos: presumida, ególatra y lujuriosa. Envié fuertes pensamientos rectos para eliminarlos. Sin embargo el dolor fue peor. Pensé examinar lo que había sucedido ese día. Aún así, no encontré nada malo.

Un día, cuando mi hijo se sentó frente a mí, me di cuenta que me veía exactamente como la imagen que había tomado de él: la boca torcida y los ojos bizcos. Estaba asustada: ¿Fueron mis problemas físicos causados por el apego a jugar bromas? Nunca imaginé que esto podía ser un apego.

A menudo lo hacía y pensé que divertía a los demás. A veces, me menospreciaba  para hacer reír a los otros, o me burlaba de ellos con comentarios groseros, especialmente de los miembros de mi familia y amigos. Nunca lo había visto como algo inapropiado. Incluso después de comenzar la cultivación en Falun Dafa, nunca pensé que estuviera mal.

Después de intercambiar con mis compañeros practicantes, me di cuenta que este apego causó mi tribulación. Luego de esto el dolor en la cara y el cráneo mermaron, y por la noche pude conciliar el sueño. Aún así me parecía bueno jugar una broma. De este modo, no me recuperé completamente.

Con otro practicante hablamos sobre mi problema, supe entonces que jugar una broma para divertir a los demás es insultarlos. Uno no considera el sentimiento de las otras personas al  hacerlo. A veces, incluso encontraba gracioso cuando otros sufrían como resultado de mis chistes.

Este apego es egoísta y malicioso. Escribí el artículo para exponer mi apego. De ahora en más, definitivamente prestaré atención para eliminarlo.