(Minghui.org) Mientras estaba en la secundaria, mi hijo menor contrajo una enfermedad extraña. No podía lavarse el cabello por temor a resfriarse, y tampoco podía hacer mucho esfuerzo porque se debilitaba extremadamente.

Llegó a un punto en que no podía pararse ni girar al estar recostado. No podía sostener sus palillos así que dependía de otros para comer. Hasta orinar le era tan difícil que tuvimos que instalarle una sonda hasta que su condición mejoró.

Un día, cuando mi esposo y yo regresábamos del campo, lo encontramos tirado en el pasto inmóvil. Sin saber por cuánto tiempo había estado allí. Intentamos llevarlo a casa. Sin embargo, debido a su altura y su peso, no pudimos moverlo y nos quedamos llorando de tristeza y frustración.

Los médicos del hospital de la ciudad no pudieron diagnosticar su enfermedad, aunque descubrieron que sufría de una grave deficiencia de potasio. Ayudaba inyectarle una solución de cloruro de potasio, pero sus síntomas volvían al cabo de un par de días.

Vivimos en un pueblo pobre de la montaña, nuestra familia depende del cultivo para obtener nuestro ingreso anual que son unos 3.000 yuanes. No podíamos pagar un hospital mejor en una gran ciudad como Beijing.

El cambio de dirección en nuestras vidas

Comencé a practicar Falun Dafa en 1997. Mi hijo a veces leía los libros de Dafa, y comenzó a recitar: “Falun Dafa es bueno; Verdad, Benevolencia, Tolerancia es bueno” siempre que se sentía incómodo. En ciertas ocasiones, cuando no podía moverse, gritaba: “¡Maestro, por favor ayúdame!”. Nos aseguraba luego de que estaba bien y que el Maestro lo estaba protegiendo.

Gradualmente su enfermedad reapareció con menor frecuencia e intensidad. Poco a poco en los siguientes 10 años se recuperó sin ningún tratamiento médico moderno.

El solía fumar y beber alcohol. Sin embargo, al leer Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa, abandonó estos malos hábitos. Ahora está saludable y nos ayuda en el campo, especialmente con el trabajo manual como usar la azada, cosechar los cultivos, y mover materiales pesados de construcción.

Aunque no es practicante de Falun Dafa, mi hijo trata de seguir los principios de Dafa, Verdad, Benevolencia, Tolerancia. Rara vez pierde su temperamento y siempre está de buen humor, se lleva bien con su hermano, hermana, y cuñada.

Mi hijo se quedó a mi lado y me cuidó cuando mi esposo falleció. Tomó esta carga voluntariamente, cuidando pacientemente de mis pedidos y asegurándose de preparar la comida que a mi me gusta. Porque leyó libros de Dafa y comprende la verdad acerca de esta práctica de cultivación, intenta lo mejor posible ser una buena persona.