(Minghui.org) En un viaje en autobús desde Tianjin hacia el aeropuerto de Beijing para buscar a mi hija el 2 de setiembre de 2015, el chofer chequeó todos los pasaportes de los pasajeros y las credenciales de identificación usando un scanner.
El conductor tuvo una llamada telefónica, e hicimos una parada en el distrito de Wuqing. Preguntó si alguien con el nombre de Wu Wanming estaba a bordo, y si era así, la razón para el viaje al aeropuerto de Beijing. Dije que tenía que recoger a mi hija. Justo antes que entráramos a los límites de la ciudad de Beijing, nuestros pasaportes y credenciales fueron chequeados nuevamente.
Un vehículo de policía paró el autobús a 30 minutos del aeropuerto. El policía pidió mi identificación y quiso que me bajara del micro. Le expliqué que el vuelo de mi hija arribaría pronto y le pedí permanecer en el autobús para responder a sus preguntas. Los oficiales se negaron a mi petición.
Muchas de las personas en el micro debían tomar su vuelo. Algunos se impacientaron y me pidieron que bajara. Les expliqué que las autoridades se habían enterado que era practicante de Falun Gong después que chequearon mi identificación.
Algunos de los pasajeros dijeron que debía dejar Falun Gong. Les respondí que los practicantes seguíamos los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, entonces ¿por qué debía abandonarlo? Pero, como un practicante, tenía que pensar en los otros primero. Ya que no quería que ellos perdieran sus vuelos, me bajé del autobús.
Los tres oficiales eran del departamento de policía de Tianjin. Dijeron que me sacaron del micro porque se iba a realizar un desfile militar en Beijing al día siguiente, y se les dijo que debían detener a todos los practicantes antes de entrar a Beijing.
Les dije que estaban haciendo algo ilegal. Les pedí que no persigan a los practicantes. Les expliqué que muchos de aquellos quienes los persiguieron, incluyendo el ex jefe de seguridad Zhou Yongkang, encontraron su retribución. Algunos habían muerto, mientras que otros fueron arrestados. Jiang Zemin, ex cabeza del régimen comunista chino, sería llevado a juicio tarde o temprano.
Les recordé que piensen en sus futuros y en el bienestar de sus familias. Entonces me aseguraron que podría recoger a mi hija sin mucha demora.
Una hora más tarde, un vehículo con oficiales de mi distrito arribaron. El subjefe de policía Wang, el oficial Wu, Lu de la oficina de gestión integral, y otro oficial femenino se encontraban en el vehículo. Ellos me llevaron al aeropuerto por lo que pude recoger a mi hija.
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