(Minghui.org) Nuestro grupo de estudio se formó en 2011 con sólo tres o cuatro personas. Nuestro grupo ha duplicado su tamaño. La mayoría de los practicantes tenemos aproximadamente unos 40 años, disfrutamos mucho de nuestro grupo y estudiamos el Fa diligentemente.

En el verano de 2012, una practicante de unos setenta años desarrolló yeli de enfermedad. Pidió unirse a nuestro grupo y nos pidió que la ayudáramos. Hablamos entre nosotros de lo que nos pidió. Uno de ellos dijo: "Ella quiere venir porque tiene un apego y quiere que enviemos pensamientos rectos para que ella pueda recuperarse. Si ella no busca dentro de sí misma o mejorar su xinxing, ¿cómo puede superar esta prueba?"

Otro practicante dijo: "Elevemos nuestro xinxing estudiando el Fa juntos, y enviemos pensamientos rectos para ella. Todos debemos hablar, compartir y elevarnos juntos. Shifu lo está arreglando todo. ¿Qué podemos lograr sin Shifu?"

Todos estuvimos de acuerdo en permitir que se uniera.

Descubrimos que esta practicante tenía un fuerte apego a las emociones humanas. A pesar de que sus hijos habían crecido y tenían su propia familia, ella todavía quería que fueran a su casa todos los días para comer juntos. Ella se mantenía ocupada cocinando para sus hijos, y para su marido. Estaba tan ocupada con las tareas domésticas que tenía poco tiempo para hacer las tres cosas.

La primera vez que se unió al grupo, su tono de voz era bajo y hablaba despacio. A menudo pronunciaba mal, se perdía en la lectura o agregaba palabras cuando leía el Fa. Ella estaba tan ansiosa que a menudo se largaba a llorar.

Nuestro grupo era muy paciente con ella, y le decíamos que no se preocupara. Leíamos con ella palabra por palabra, y le dijimos que estaba bien que lo hiciera lento, para que pudiera asegurarse de no cometer errores al leer. Decidimos ayudarla a pasar su prueba. Después de 20 días, ella era capaz de leer a un ritmo normal con nosotros. Y comenzó a hacer las tres cosas bien.

En el otoño de 2012, su marido también desarrolló ye de enfermedad y quiso unirse a nuestro grupo. Él tenía dificultades para hablar, y no podía modular bien. Sin importar cuanto lo intentábamos, nada ayudaba. Algunos practicantes perdieron la paciencia y dejaron de venir. Nos parecía que no teníamos más remedio que seguir por caminos separados.

Un tiempo después, le pedimos que se nos uniera de nuevo. Para ese entonces nosotros como grupo habíamos sido capaces de eliminar nuestros problemas y de buscar internamente. Como grupo descubrimos una serie de problemas: éramos impacientes, hacíamos las cosas de manera precipitada, despreciábamos a los demás, y nos faltaba compasión. Nos dimos cuenta de que esto era una prueba y un proceso para la elevación del grupo, y que no lo podíamos echar. Así que lo aceptamos.

Al final pudimos ayudarlo con paciencia: una palabra, una frase, un párrafo a la vez. A veces nos tomaba varios intentos el poder lograr una sola frase correcta. Se lo tomaba bien cuando le hacíamos correcciones. Durante ese período nos llevaba dos o tres días terminar una conferencia.

Cuando el apego a la impaciencia emergía algunos querían dejar de venir. Pero como grupo no queríamos abandonarlo cuando él estaba pasando por estas dificultades. Shifu nos dio este ambiente de cultivación así que debía de haber cosas que teníamos que cultivar. Día tras día, mes tras mes, él cambió gradualmente. Ahora puede estudiar el Fa con nosotros a un ritmo normal.

Más practicantes se unieron a nuestro grupo, y en algunos momentos llegamos a tener hasta diez personas. Cada vez que emergían conflictos, tribulaciones, o pruebas, podíamos intercambiar, hablar y mirar para adentro.

Bajo la protección de Shifu y con la cooperación de todos, nuestro grupo ha mejorado mientras caminamos diligentemente el camino hacia la rectificación del Fa.