(Minghui.org) Este verano, mi padre y yo comimos juntos una sandía. Como la cortó él, se quedó con la mejor parte y el resto lo dejó para mí. Quedé algo sorprendida y de alguna forma me sentí ofendida, pero pensé que nada es una coincidencia para un practicante de Falun Dafa. Cada tribulación o suceso poco feliz está arreglado para que pague una deuda o, como en este caso, para que me deshaga del apego a ser importante.

Del estudio del Fa me iluminé a que los practicantes de Dafa serán seres divinos en el nuevo cosmos. En cuanto a los practicantes veteranos, que obtuvimos el Fa antes de la persecución, el Maestro Li nos empujó hasta el reino de donde vinimos. Es decir, nuestro verdadero ser fue devuelto a su lugar original. Entonces, ¿por qué no podemos eliminar los apegos por la fama, sentimentalismo e intereses personales? Es porque todavía tenemos con nosotros las partes que no están bien cultivadas, que nos llevan a relajarnos y percibir con nociones humanas. Cuando nuestros pensamientos están al nivel del mundo humano, estamos restringidos por los principios de los tres reinos. ¿Por qué tuve ese sentimiento de infelicidad? Me estaba indicando que no era tolerante y que todavía no había alcanzado el nivel de completo altruismo.

Mi padre y yo fuimos a un restaurante, y sobre el menú decidimos qué pedir para el almuerzo. Pero cuando llegó la mesera mi padre pidió todos los platos que a él le gustaban y ninguno de mis favoritos. Este cambio repentino me puso nuevamente descontenta, sin embargo mi rostro no lo demostró y no me quejé. De acuerdo a los requerimientos de alto nivel para mi cultivación, no había pasado la prueba del todo bien. Con tolerancia genuina mi corazón no se hubiese movido y habría estado calma desde el principio hasta el final.

Los practicantes de Dafa se cultivan en el mundo humano. Nuestros apegos se originan a partir de nociones que derivan del egoísmo. Estas nociones se vuelven hábitos, desde protegerse, hasta generar patrones de pensamiento y procedimientos habituales; trascender estos hábitos de proteger nuestros intereses personales es muy difícil. Es así porque uno es incapaz de mantener el corazón inmóvil cuando los intereses personales o la autoestima son dañados. ¿Por qué no pude deshacerme del egoísmo y alcanzar el altruismo? Reflexioné sobre esto y llegué a un entendimiento: cuando me enfrenté a la prueba, no tuve presentes los pensamientos de retornar a mi verdadero ser e inconscientemente me preocupé por el cuidado y el afecto. Los practicantes de Dafa somos los seres más admirados en el cosmos ya que el Maestro Li nos ha dado todo lo mejor. ¿Qué apegos deberíamos tener?

Eliminé el apego de buscar la consideración de mi padre. Fue entonces cuando él se volvió menos egoísta y comenzó a pensar en mí y a preocuparse por mis sentimientos. Por lo tanto, todo está relacionado con nuestra cultivación. Solo deshaciéndonos de nuestros apegos de afecto podemos tener la compasión capaz de influenciar a otros y salvar seres conscientes.

El Maestro Li nos enseñó en "Excavando las raíces" de Escrituras esenciales para mayor avance:

“Haré uso de toda clase de medios para exponer sus apegos profundamente encubiertos para que los desechen”.

Me iluminé a que al buscar el cuidado y el afecto humanos estamos salvaguardando los principios del mundo humano, pero validar Dafa consiste en actuar y hablar de acuerdo a Dafa. Solo con la actitud de vernos en la posición de seres divinos en el nuevo cosmos podemos mantener nuestro corazón inmóvil cuando enfrentamos conflictos, alcanzar el altruismo y tener amplios pensamientos rectos para salvar seres conscientes.

Ayudando a un practicantes con una tribulación de yeli de enfermedad

Acudí a ayudar a una practicante que estaba pasando por una tribulación de yeli de enfermedad desde hacía dos años. Ella tenía un temperamento impulsivo y no prestaba atención a su forma de hablar. Estaba muy ocupada con los quehaceres del hogar y tenía poco tiempo para estudiar el Fa. Sus posturas de mano mientras practicaba los ejercicios estaban un tanto desviadas, y no las corregía a pesar de que otros practicantes se lo indicaron en muchas oportunidades. También se dormía cuando miraba los videos instructivos de los ejercicios del Maestro Li. Parecía que era interferida por demonios en otras dimensiones.

Durante mi primer día en su casa, mi vaso de agua cayó accidentalmente en la pileta mientras me cepillaba los dientes. Ella se preocupó porque la copa se había roto y me reprendió. Toleré su comportamiento, aunque nunca había sido tratada así en la casa de otras personas.

Más tarde me disculpé y le dije que no había sido cuidadosa. Pudimos comunicarnos bien al principio, pero más tarde discutí con ella cuando reprochó a otro practicante. Ese día sentí una opresión en mi pecho y tuve el pensamiento de que debía irme ya que un practicante así era difícil de ayudar. Pero esa noche tuve un sueño. El Maestro Li me dio la pista de que yo le había dicho palabras duras.

Sabía que no lo había hecho bien, y reflexioné sobre el propósito de estar con ella. Había ido a ayudarla pero no pude jugar un papel positivo. Mis palabras provocaban su lado negativo. ¿Acaso esto no aumentaba sus tribulaciones? Tuve el pensamiento de marcharme. ¿Acaso esto no era algo egoísta? Durante muchos años sentí que era difícil retribuirle al Maestro por su gracia. Esta practicante era una de sus discípulos y estaba en una situación difícil. ¿Cómo podía tratarla de esa manera? ¿Cómo estaba ayudando al Maestro Li en la rectificación del Fa? Sentí pena con el Maestro y me sentí culpable.

Al día siguiente me disculpé sinceramente con la practicante, y mi esfuerzo por mirar adentro la conmovió. Ella cambió su actitud y la atmósfera se volvió amistosa. Le recordé que tenía que corregir sus posturas de mano cuando practicaba los ejercicios y lo aceptó.

Los practicantes mayores hacían bien las posturas de mano antes de 1999. Como ella estaba con un yeli de enfermedad desde hacía mucho tiempo, sus posturas de mano y sus expresiones faciales habían cambiado. Sentí lástima por ella y derramé lágrimas. Envié pensamientos rectos para eliminar la interferencia que había detrás de ella y le pedí al Maestro Li que la ayudara con el segundo ejercicio.

Miré junto a ella el video instructivo de los ejercicios, y permaneció atenta. Sabía que el Maestro la estaba ayudando y que la interferencia ya no estaba. Regresé a casa y me enteré por otros practicantes que ya podía practicar los ejercicios de la forma correcta y que apreciaba cuando otros le hacían sugerencias. Lo que parecía imposible se llevó a cabo con una actitud de aprecio hacia la gracia del Maestro Li.

Ayudar a otros practicantes requiere de una actitud sincera y del hábito de mirar hacia adentro. Tal vez otros tengan entendimientos distintos; y no podemos rechazarlos o medirlos con nuestros propios estándares. Con frecuencia, la brecha entre practicantes se debe a diferentes entendimientos. Esto puede ser contraproducente si uno no entiende el asunto y falla en cooperar.

Anteriormente, establecía altos estándares para los practicantes diligentes e instaba a los que no eran diligentes para que se pusieran al día, de tal forma que los llevaba a sentir presión y resistencia en sus mentes. Ahora, cuando enfrento a estas cuestiones, presto atención al ejemplo del Maestro Li y les doy ánimo. Voy a lidiar con los problemas con la actitud de retornar a mi verdadero ser y estar en armonía con lo que quiere el Maestro Li. No me moverán expresiones superficiales y las situaciones presentes en el día a día de la sociedad. Trataré a las personas con una actitud de gratitud y eliminaré mis apegos.