Pancreatitis curada a las pocas semanas de aprender Falun Gong

(Minghui.org) Tenía solo 27 años cuando caí enferma con pancreatitis. Mi esposo me llevó al hospital para que me trataran. Después de varias rondas de medicación, mi condición no mejoró. Traté entonces con medicina de hierbas china, pero no mejoró tampoco.

Falun Gong me devolvió la salud

Era el otoño de 1994. Una mujer de edad, a quien llamo “Ergu” (significa “tía segunda” en chino), vino a visitar a mi familia en nuestro pueblo. Se dio cuenta que una de mis manos sostenía mi estómago, que estaba jorobada y mi tez amarillenta. Por lo que preguntó: “Sobrina, ¿qué te pasó?”.

Le conté sobre mi padecimiento y que estaba demasiado enferma para trabajar en la granja. Me dijo que había aprendido un ejercicio llamado Falun Gong que era muy bueno para la cura de enfermedades y me invitó a ir a la casa de su pariente a aprenderlo.

Ergu había solo aprendido los primeros cuatro ejercicios de una amiga, por lo que sólo aprendí de ella aquellos cuatro. Tan pronto como comencé a hacerlos, sentí que todas mis articulaciones se volvieron regulares y relajadas, como si se les hubiera aplicado aceite. Me sentí aliviada y muy cómoda.

Dado que estaba muy enferma para trabajar, hice los ejercicios diligentemente cada día. Antes del Año Nuevo Chino, mis síntomas desaparecieron aún antes de haber aprendido los cinco ejercicios. Fue como magia.

Después del Año Nuevo Chino, dos aldeanos y yo compramos el libro Zhuan Falun y comenzamos a leerlo juntos. Otros aldeanos vieron los grandes beneficios de Falun Gong y se unieron a nuestro grupo de ejercicios. Al final, casi todas las familias en nuestro pueblo tenían una o más personas que practicaban Falun Gong.

Recuperé completamente mi salud a pocos meses de haber comenzado a practicar Falun Gong. Regresé a la granja a trabajar en la primavera de 1995. Desde entonces, no he tenido ninguna enfermedad y no he visitado un hospital ni siquiera una vez.

Falun Gong también me enseñó a ser compasiva y tolerante y mejoró la relación con mis familiares. Nuestros vecinos a menudo dijeron: “No los escuchamos pelear más después que comenzaron a practicar Falun Gong”.