[Minghui Net] A pesar de haber practicado Falun Gong durante muchos años nunca había sentido que tuviera el apego de la envidia hasta hace poco. Antes pensaba que la envidia provenía de admirar a alguien, y en realidad yo me creía superior a los demás. Por lo tanto, no podía tenerle envidia a otros; según mi punto de vista la otra gente podía sentir envidia de mí. En verdad mi apego a la envidia estaba allí pero estaba profundamente enterrado y era difícil de detectar. Gracias a los arreglos de Shifu mi apego a la envidia quedó expuesto y me dieron la oportunidad de deshacerme de él.

La primera aparición de la envidia - Mi envidia por la elevada jubilación que cobraba la practicante A

Una de las practicantes había sido mi compañera de clase en la escuela primaria, y era amiga de la infancia. Aquí la llamaré A. Fui yo quien le habló acerca de Falun Dafa después de que empecé a practicar.

El marido de A también fue compañero de clase mío, ambos se jubilaron en una empresa del gobierno y sus pensiones eran el doble que la mía, que trabajaba en una empresa privada.

Yo había establecido un centro de producción de materiales casero financiado principalmente por mí. También compré todos los materiales de impresión. Pensé que A podría afrontar algunos de los costos de los CD o DVD para que otros practicantes de las afueras se sintieran menos presionados.

Sin embargo, su marido estaba rotundamente opuesto a gastar dinero en proyectos de Dafa, y monitoreaba de cerca sus gastos. Por ejemplo, ella necesitaba pedirle dinero para viajar en autobús hasta el estudio grupal del Fa, y sólo le daba el dinero justo para ese viaje.

La primera vez que mi envidia sale a la luz

En el otoño de 2011 durante un estudio grupal del Fa, la practicante A compartió su experiencia de cultivación acerca de recibir dinero de su marido. Dijo que su marido había acordado darle 100 yuanes al mes, por lo que tendría 1.200 yuanes por año para colaborar con los gastos de nuestros materiales.

Después de escuchar lo que compartió, dije en tono sarcástico: “Eso es demasiado poco. ¿Por qué no le pides más? Cien yuanes por mes es muy poco, y es demasiado vergonzoso como para siquiera mencionarlo”.

Cuando terminé de hablar un joven practicante no pudo evitar reírse. La practicante A estaba avergonzada, no pudo tolerar lo que yo le había dicho, e inmediatamente se levantó y se fue.

Cuando noté que no vino al siguiente estudio grupal del Fa, fui criticada por los otros practicantes por haber sido hostil con ella. Me di cuenta de mi problema y le hice una visita para disculparme.

El día anterior cuando se retiró del estudio del Fa, A fue a su casa y lloró, lo que la llevó a tener una fiebre alta, persistente durante unos días. Acabó poniéndose una inyección intravenosa para controlar la fiebre.

Luego de que le ofrecí mis disculpas, se sintió mejor y volvió al grupo de estudio del Fa.

Segunda demostración de envidia

Después del Año Nuevo Chino del 2012, A vino al grupo de estudio del Fa y tomó varios DVD de Shen Yun para distribuir. Yo dije: “Los DVD de Shen Yun son de muy alta calidad, y cuesta mucho hacerlos, por favor distribúyanlos cuando hablen con la gente cara a cara”.

Unos días más tarde recibí una llamada telefónica del marido de A. Me dijo: “¡A casi muere por tu culpa!”. De hecho ella se cayó de repente y tuvo un ataque al corazón. La habían enviado al hospital y ahora estaba en su casa recuperándose.

Dos compañeros practicantes y yo fuimos a su casa para verla, pero su marido se negó firmemente a dejarnos entrar. Tuvimos que irnos. Unos días después fui sola y pude hablar con ella cuando su marido no estaba.

Al parecer, A regresó a su casa después del estudio del Fa y lloró nuevamente porque pensó que mi comentario estaba dirigido a ella. Pensó que le estaba pidiendo más dinero para financiar la elaboración de los DVD y para el sitio de materiales. Tuvo ansiedad de nuevo y más tarde le dio un ataque al corazón.

En ese momento no le expliqué que mi comentario había sido tan sólo un recordatorio, y que no tenía ninguna intención de pedir ayuda financiera.

Mientras aún estaba en su casa, su marido regresó. Al verme sentada en el sofá comenzó a blasfemar y me agarró de los brazos para sacarme. Había tres escalones hasta la puerta de entrada, y mi tobillo se quedó atrapado en uno de esos escalones, pero él siguió tironeándome. Finalmente me arrastró por el piso y me dejó del otro lado de la puerta y tiró mis cosas por la ventana.

Me senté allí e intenté resistir el dolor en mi pie. Luego me levanté de a poco y me fui. Vi a alguna gente charlando en el primer piso, y fui a decirles algunas palabras, pero escuché el grito de un hombre que estaba más atrás: “¡Sal de aquí!". Les sonreí, y me fui cojeando hasta la puerta. Tomé un taxi de regreso hasta mi casa.

Dándome cuenta de que tenía un apego a la envidia

Después de llegar a casa vi que mi tobillo derecho estaba hinchado y que se había vuelto de color púrpura y negro. Me dolía tanto que no pude dormir esa noche.

Mientras estaba acostada por el dolor me di cuenta de que mi tribulación podría provenir de algunos apegos humanos. Mirando hacia adentro descubrí que tenía la costumbre de tratar con desprecio a esta pareja. Reconocí que no había usado el tono adecuado al hablar con ella, lo cual era mi culpa, pero realmente yo pensaba que esta era una señal de Shifu usando mi boca para ayudarla a mejorar su xinxing.

En ese momento estaba reacia a mirar hacia dentro más profundamente. De hecho, en el fondo de mi corazón despreciaba a su marido. Él no tenía ninguna habilidad pero era muy solicitado porque había sido profundamente influenciado por el partido comunista chino (PCCh).

Empecé a darme cuenta de que mi propia tribulación estaba causada por mi falta de compasión hacia los demás y por mis pensamientos pendencieros hacia los otros.

Al día siguiente, no hice los ejercicios porque no podía hacer que mi pie derecho se ubicara en la posición de loto. En cambio me centré en estudiar el Fa. Leí el artículo de Shifu: “Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa” (Enseñando el Fa en Washington DC, Julio de 2011).

Descubrí que además de despreciar a esa compañera practicante también le tenía envidia. La pensión de la pareja era el doble de la mía y yo estaba celosa, lo que me llevaba a lanzarle palabras sarcásticas. Había desobedecido por completo los principios de Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Me acordé de lo que otros compañeros practicantes me habían señalado: “No importa cuánto uno contribuya, se trata del corazón de cada persona y nadie tiene derecho a hacer comentarios al respecto. No hay tal cosa como contribuir más si se gana más”.

Entendí que no podemos exigirles a los demás en la cultivación. No podemos obligar a un practicante a que deje de tomar medicamentos cuando tenga una tribulación por enfermedad, y tampoco los podemos forzar a hacer las tres cosas. Obligar a otros sería considerado como socavar el Fa. Le había dicho algo a ella para forzarla, lo cual estaba socavando el Fa.

Cuando descubrí mi apego a la envidia empecé a cuestionarme, pensando que no era yo, “Mírate. ¡Qué tonta eres! ¿Por qué estás tan envidiosa de sus pensiones? Si tuvieras la misma pensión que ellos no habrías tenido la oportunidad de conocer a Dafa. Intercambiaron su virtud para obtener ese dinero. ¿No crees que es mejor tener el dinero suficiente, aunque sea menos y retener más virtud? Debes eliminar la envidia”.

Cuando eliminé la envidia, mi felicidad era indescriptible. En menos de una semana pude volver a hacer los ejercicios. Ahora puedo poner mis piernas en posición de loto durante dos horas para estudiar el Fa sin dolor.