[Minghui.org] Fui encarcelada y perseguida durante varios años por el partido comunista chino (PCCh). Siempre me resistí a la persecución, sin embargo, intentar no reconocer la persecución no ha sido lo tarea más difícil de mi cultivación. Lo más difícil para mí ha sido controlar mi xinxing al entrar en contacto con otros practicantes. Solía usar nociones humanas para observar las brechas de otros practicantes. En este sentido, los asuntos más simples se transformaban en pruebas de xinxing que se me presentaban una tras otra.
Yo no estaba dispuesta a recibir órdenes al hacer las cosas
Después de que salí de la cárcel, establecí en mi casa un sitio de materiales para aclarar la verdad. Era la responsable de imprimir los nuevos artículos de Shifu y el Minghui Semanal, los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista, y otros materiales diversos. También copiaba DVD y publicaba la lista de los nombres de aquellos que renunciaron al PCCh. Por otra parte, era responsable del mantenimiento de varias impresoras y les enseñaba a varios practicantes cómo utilizar los teléfonos móviles para aclararle la verdad acerca de Falun Gong a la gente. A menudo participaba en el rescate de practicantes detenidos. Estaba ocupada todo el día y la noche, y a veces me sentía cansada.
En ese momento había sido despedida de mi trabajo así que me quedaba en casa y tenía horarios más flexibles. Otros practicantes me podían encontrar si necesitaban ayuda. Algunos de ellos decían: “Cuando tenemos una pregunta siempre nos gusta aprender de ti, porque nos explicas las cosas claramente”. La mayoría de ellos eran practicantes de edad avanzada. Me sentía incómoda porque las dificultades que ellos encontraban eran asuntos pequeños para mí; pensaba que deberían ser capaces de manejarlos con facilidad. A veces, parecían entender algunos problemas técnicos después de que les enseñaba pero una vez que me iba me llamaban para decirme que no sabían qué hacer. Algunos practicantes me llamaban diciéndome que necesitaban que fuera a su casa rápidamente. Dejaba lo que estaba haciendo y corría a su casa. Sin embargo, al llegar, me decían: “Lamento haberte hecho perder tu tiempo otra vez, ya se resolvió el problema”.
Aunque no decía nada mi mente estaba inquieta.
Otra cosa que me molestaba era que mi marido, que también era practicante, se apoyara en mí para hacer las cosas. No tenía otra opción, aunque me molestara tenía que hacer las cosas por él.
Hace un tiempo una practicante que estuvo presa terminó su condena. Sin embargo, en lugar de ser liberada fue llevada directamente desde la cárcel a un centro de lavado de cerebro.
Con el fin de exponer el mal de una manera oportuna otro practicante y yo buscamos su foto para ponerla en la página web Minghui. También necesitábamos su foto para los folletos de aclaración de la verdad. Sin embargo, cuando llevé las fotos a la casa de un practicante que estaba preparando los folletos, llamé a la puerta dos veces, y nadie respondió. Así que me fui a casa de otros dos practicantes e inesperadamente tampoco abrieron la puerta. Me volví a casa triste.
Mientras regresaba a mi casa me encontré con una practicante y le conté lo que había sucedido. Ella dijo: “No hay forma de que te abrieran sus puertas. Nuestros practicantes locales son así. Sin una cita, es difícil que te abran las puertas. Tienen un fuerte apego al miedo.”
Camino a casa me sentí molesta. Pero cuando me calmé y miré para adentro me di cuenta de que estos incidentes exponían mis apegos de resentimiento y de búsqueda de comodidad. Recordé la enseñanza de Shifu: "No pongo énfasis en las formalidades. Haré uso de toda clase de medios para exponer sus apegos profundamente encubiertos para que los desechen”. (“Excavando las raíces” Escrituras esenciales para mayor avance) entendí que Shifu usó esto para exponer mis apegos.
Ayudar a los practicantes a escribir cartas para aclarar la verdad
Cuando leí las noticias de la página web Minghui sobre la persecución empecé a escribir cartas a algunos de los perseguidores. Seleccionaba el material de aclaración de la verdad para incluir en la carta de acuerdo a las circunstancias individuales. También escribía cartas de seguimiento. Creé una base de datos con el contenido de cada carta y el nombre del receptor.
Había un practicante anciano que también quería mandar cartas, pero él me pidió que preparara las cartas en nombre suyo; él sólo quería ser responsable de enviarlas. Me sentí incómoda porque noté su apego a la comodidad y dependencia de otros.
Como no mire hacia adentro en el momento indicado me volvió a ocurrir lo mismo. Otra practicante no podía salir a salvar a la gente, ella sólo quería enviar las cartas. Me pidió que imprimiera las cartas y que juntara e imprimiera para ella las direcciones de quienes las iban a recibir.
Este fue un trabajo muy problemático. Tenía que revisar diariamente los artículos del sitio web Minghui y copiar la información pertinente. Para preparar la información de una docena de personas me tomaba por lo menos medio día.
Consideré que tomaba demasiado tiempo. Me preocupa también que a pesar de que requería mucho tiempo quizás no era efectivo. Tenía la esperanza de que la practicante lo hiciera por sí misma.
Cuando me calmé encontré cual era mi problema. Me quejaba de que tomaba demasiado tiempo. Esto expuso mi apego de impaciencia. Por otra parte, sentía que simplemente enviar las cartas era una tarea fácil, sin embargo, recopilar la información era un trabajo difícil. Encontré mi apego al temor de que las cosas sean difíciles.
Después de estos dos incidentes me di cuenta de que faltaba compasión hacia los demás en mi corazón. Los compañeros practicantes tenían el corazón de salvar a los seres conscientes. Esto es lo que debemos valorar de los otros.
Ayudar a los practicantes a salvaguardar los sitios de materiales de aclaración de la verdad
Había una practicante de 70 años que estaba creando un sitio de materiales en su casa cerca de donde yo vivía. Ella era responsable de proporcionar los materiales a otros practicantes. Al principio ella no sabía nada de computación. Así que descargué diferentes archivos en una tarjeta de memoria para ella y ella se los llevó a su casa para imprimirlos. Más tarde fue capaz de encender la computadora y leer Minghui. Luego me pidió que le enseñara algunas cosas básicas de computación.
Le enseñé cómo crear una nueva carpeta, como copiar y pegar, y cómo diseñar e imprimir. Le mostré cómo hacer estas cosas paso a paso y le escribí los pasos para que los siguiera. Ella dijo que había entendido. Sin embargo, al día siguiente me llamó. Le mostré de nuevo cómo hacer estas cosas paso a paso e hice que las practicara hasta que las recordara.
Debido a que su impresora ya estaba muy gastada a menudo se produjeron problemas. Así que iba con frecuencia a su casa a resolverle estos problemas.
Cada pequeño problema hacia emerger mi apego de resentimiento. Cuando estos pensamientos aparecieron encontré mi apego escondido. Me di cuenta de que si había algo que faltaba en el trabajo de otros practicantes yo debía complementarlo en silencio para hacer las cosas más completas y perfectas. Sólo de esta manera puede manifestarse el poder de un solo cuerpo. Cuando tuve este pensamiento me sentí feliz. Decidí ayudar a los practicantes de edad avanzada. Más tarde a menudo los ayudé a imprimir sus materiales y copiar sus DVD. Desde entonces nunca más me he quejado.
Obligados a aprender un software
El último día de Año Nuevo quería escribir una tarjeta de felicitación para Shifu pero no sabía cómo hacerlo. Otra practicante, Xiao Ma, que vivía en otra ciudad también tenía el mismo pensamiento. Ella deseaba enviar una tarjeta de felicitación a Shifu pero no sabía cómo hacerlo. Yo sabía que varios practicantes locales pudieron hacerlo. Mi idea era dejar que Xiao Ma aprendiera primero y que luego me pudiera enseñar. Inesperadamente Xiao Ma quería que yo aprendiera a hacerlo y que luego le enseñara. Me sentí triste y sentí que estaba siendo obligada a hacer algo.
Me opuse durante varios días; yo simplemente no quería aprender a usar el nuevo software. En mi opinión Xiao Ma era más adecuada para aprender a enviar los saludos. ¿Por qué me pidió que lo aprendiera? Pensé en esto después que me calmé. Encontré mi búsqueda de cosas cómodas y fáciles. Después de esto fui a aprender a usar el software gráfico de un practicante local. Aprendí cómo diseñar una tarjeta de felicitación y cómo editar fotos. Finalmente hice una buena tarjeta de felicitación para Shifu como regalo de Año Nuevo.
Yo siempre pensaba que miraba hacia adentro todo el tiempo pero aun así me encontraba con algunos problemas pequeños. Me iluminé a que siempre pensaba que las cosas que hacía eran demasiado insignificantes. Por lo tanto, estaba constantemente rodeada de cosas pequeñas (sólo para que me iluminara), pero no me había dado cuenta de esto ni lo pude eliminar. Siempre pensaba que las cosas pequeñas eran innecesarias y que consumían mi energía para nada. Durante estos años siguiendo a Shifu en la rectificación del Fa, los practicantes a menudo decían que yo pensaba primero en los demás y que podía cooperar, en silencio, con el cuerpo; también dijeron que hice muchas cosas que otros practicantes no podían hacer. Sin embargo, sentía que lo que había hecho era muy sencillo. Ahora, me di cuenta de que lo “grande o pequeño” era sólo una noción mía y que necesitaba eliminarla.
Me gusta ser una hoja verde
Ya sea que cada practicante haya hecho cosas grandes o pequeñas durante su cultivación, no deberíamos juzgar si un practicante estaba bien o mal cultivado en función de si las cosas que hacia eran grandes o pequeñas. Uno no está bien cultivado porque haga un gran trabajo, ni tampoco se cultivaba bien uno porque haga un trabajo pequeño.
Cada practicante de Dafa es una partícula de Dafa. Los practicantes deben cooperar entre sí y complementar y armonizar juntos. Sólo de esta manera pueden ser salvados más seres conscientes y podemos hacer bien las tres cosas que Shifu requiere de nosotros.
Pensé que las pequeñas cosas que hacía sólo podían ser consideradas como una hoja, y que siendo sólo una hoja verde mi mente se sentía desequilibrada.
De hecho, cualquier persona que se convierte en un discípulo de Dafa es afortunada. ¿Por qué me preocupa qué papel juego? Con solo hacer aunque sea un poco, es nuestro gran honor.
Soy sólo una de las partículas entre decenas de millones de discípulos de Dafa. Sin embargo, tengo el mejor sentimiento sobre Dafa y del hecho de ser “una hoja verde”, y de poder disfrutar de la fragancia de mi hoja.
Muchos seres divinos y Fo admiran que tengamos la oportunidad de convertirnos en practicantes de Dafa. Hay siete mil millones de personas en el mundo, ¿cuántos de ellos son practicantes de Dafa? Yo soy uno de ellos. ¡Qué afortunada soy! ¿Cómo no me voy a sentir feliz y orgullosa de ser una hoja verde?
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Categoría: Mejorándose uno mismo