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La Sra. Liu fue secretaria del partido comunista chino en un pueblo en la provincia de Sichuan por más de 20 años. Luego que el partido comenzara la persecución a Falun Gong en 1999, fue engañada por las mentiras del partido y trató a Falun Gong como su enemigo. Se involucró activamente en la persecución y firmó un contrato de diez años con un departamento judicial local para ser líder de un centro de lavado de cerebro. Se volvió un perpetrador de la persecución dedicado a transformar a los practicantes.
Ella era muy cruel con los practicantes de Falun Gong, y los abusaba verbal y físicamente. Inventaba todo tipo de métodos para torturarlos y sus víctimas han sido muchas. Solía decirle a los practicantes frecuentemente: “Si te atreves a practicar de nuevo, te destruiré”.
Como dice un refrán chino antiguo: el bien causa el bien, el mal causa el mal, y te seguirá como una sombra. Pronto la Sra. Liu se encontró con la retribución.
Su esposo se unió al ejército cuando tenía sólo 16 años, pero cuando se retiró de su carrera militar, no le dieron trabajo ni compensación. Fue enviado de vuelta a su aldea y se volvió un campesino. El hijo de Liu era gerente en una agencia local del gobierno. Pero sin razón aparente fue removido de esa posición. Pronto la esposa de su hijo huyó con otro hombre. Un día, la casa de dos pisos de Liu fue impactada por un rayo, todos sus aparatos electrónicos se quemaron, y se formó una grieta enorme (de varios centímetros de ancho) en el muro de carga. La estación de televisión de la localidad reportó este incidente, y todos en el pueblo hablaban sobre la noticia.
Luego que se disolvió la clase de lavado de cerebro, Liu reportaba al departamento de justicia. Para su sorpresa, el departamento se negó a honrar el contrato original y no le asignó trabajo alguno.
Al borde del suicidio aprende la verdad sobre Falun Gong
Estas tragedias hicieron que se desesperara tanto que contempló suicidarse saltando al río varias veces. Luego se encontró con un practicante que le contó la verdad sobre Falun Gong. La conversación cambió completamente su visión sobre los practicantes de Falun Gong. Le pidió ayuda al practicante para que ella y su familia pudieran renunciar a todas las organizaciones del partido y publicar las renuncias en Internet.
Luego, las autoridades locales abrieron de nuevo el centro de lavado de cerebro y el departamento de justicia le pidió que hiciera su antiguo trabajo allí. Tomando el consejo de los practicantes, Liu se negó. También exigió se le diera una nueva asignación. Para sorpresa de todos, el departamento accedió y le dio una nueva posición, y pudo retirarse de ese trabajo. Su hijo también recuperó su trabajo y se casó de nuevo.
La familia de Liu fue recompensada por renunciar al partido. Ella dijo: “Trabajé muchos años para el partido, pero ahora quiero agradecer a Falun Gong por salvarme”.
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