(Minghui.org) La suegra de mi hermano sufría de osteoartritis grave. Probó todo tipo de tratamientos, pero, aún así, acabó quedándose paralítica, incapaz de cuidarse y terminó postrada en la cama durante tres años.

Un día su marido escuchó hablar acerca del asombroso poder curativo de Falun Gong. Entonces, buscó por todos sitios a practicantes de Falun Gong, preguntando a todo el mundo. En cuanto descubrió que un practicante vivía a unos cinco kilómetros, montó a su esposa paralítica en un caballo y se dirigió hacia allí.

El practicante les explicó qué es Falun Gong y por qué tiene esos poderes curativos tan asombrosos. También les explicó que Falun Gong es una vía de cultivación de la escuela Fo; que tenían que estudiar el Fa, y además, practicar los ejercicios, si querían aprenderlo realmente. Tenían que creer sinceramente en el Maestro y en el Fa, y mejorar sus estándares morales. La pareja compró un ejemplar de Zhuan Falun antes de despedirse.

Estaba preocupada porque era analfabeta, y tenía que aprender a leer palabra por palabra. Debido a que era la temporada de cosecha, todos sus familiares estaban muy ocupados en el campo y, no disponían de tiempo suficiente para enseñarle a leer. Se empezó a poner nerviosa, así que les pidió que la pusieran junto al camino. Se sentó allí y preguntaba a cada transeúnte cómo se leían las palabras del libro.

Al día siguiente se sintió tan frustrada que gritó: “¿Seré alguna vez capaz de leer este libro?”. Después, lloró hasta caer dormida.

Mientras dormía soñó que alguien le enseñaba a leer. Cuando despertó, leyó el libro a sus familiares sorprendidos. “¿Cómo has conseguido aprender a leer?”. Llorando de la emoción dijo: “Porque este Dafa es muy bueno ¡Y por fin puedo leerlo!”.

Sus familiares estaban muy impresionados, y hasta alguno de ellos exclamó: “Dafa es milagroso ¡Ha aprendido a leer en solo dos días!”. Desde entonces cada día lee el libro diligentemente.

Diez días después, cuando todavía se encontraba adormecida en la cama, vio cómo un hombre alto y robusto con una bata de médico se le acercaba. Usó unas tenazas para extraer de su cuerpo, algo parecido a espinas, que luego fue apilando una por una hasta formar un pequeño montón. Le dijo: “No necesitas volver a visitar al médico para curarte”. Y luego se fue. No comprendió lo que significaba.

Mi madre me contó la experiencia que tuvo nuestro familiar, y al volver a mi ciudad, ese mismo día, fui a visitar a la suegra de mi hermano y le dije: “El Maestro ha purificado tu cuerpo y ha abierto tu sabiduría, te ha concedido la capacidad de leer. Debes cultivarte diligentemente ¡El Maestro te ha regalado tu nueva vida!”. Estaba muy emocionada y muy agradecida al Maestro.

Estudiábamos juntas el Fa y empezó a conocer muchos de los principios del Fa. También le enseñé los movimientos de los ejercicios. Al principio ni siquiera podía mantenerse en pie y tenía que apoyarse en la pared. Pero, diez días después, empezó a andar por sí sola, e incluso, realizaba algunas tareas del hogar. Varios días después se encontraba totalmente recuperada.

La gente en la aldea estaba muy asombrada con su recuperación. Todos la conocían y sabían que hacía tres años que se había quedado paralítica, sin embargo, ahora no solo era capaz de andar, sino que incluso atendía las labores del hogar. Cuando se acercaban a visitarla, ella les contaba su experiencia milagrosa. Les decía con orgullo: “Falun Gong me ha salvado ¡El Maestro me ha regalado una segunda vida!”.

 

Versión en inglés: http://en.minghui.org/html/articles/2014/12/8/147217.html