[Minghui Net] Vivo en una zona rural. Antes de que comience a practicar Falun Dafa en 1996 sufría de problemas crónicos de salud, como hernia de disco, migrañas, hiperplasia de los huesos de la caja torácica, entre otros. Busqué tratamientos durante mucho tiempo pero nunca encontré una cura. Tres días luego de comenzar a practicar Falun Dafa, el Maestro purificó mi cuerpo y mi rinitis desapareció. Al día siguiente mi hernia de disco se había curado. ¡Tenía las cuentas de salud en blanco en solo un par de meses! Al ver que tantos milagros me estaban ocurriendo, tanto mis amigos como parientes y clientes –varios cientos de ellos– comenzaron a practicar Falun Dafa uno tras otro. Fue así que Falun Dafa se diseminó tan rápidamente en China, de boca en boca, pueblo tras pueblo.
Luego de que el partido comunista chino (PCCh) lanzó su persecución contra Falun Dafa en 1999, los practicantes de Dafa comenzaron a cultivarse dentro del período de la Rectificación del Fa y enfocaron sus esfuerzos en asistir al Maestro en la Rectificación del Fa y salvación de seres conscientes.
Quisiera compartir mis experiencias de aclaración de la verdad a todos los que vienen a mi casa para arrestarme, inclusive a los oficiales del PCCh, policías, personal de la oficina 610 y de los centros de lavado de cerebro.
Visitando y aclarando la verdad a los perpetradores
Luego del comienzo de la persecución, los oficiales de nuestro pueblo enviaron a personal del municipio y del gobierno local a mi casa para hostigarme. Cuando vinieron, les expliqué la verdad a cada uno. Hablé de los milagros sanadores de Dafa y de sus efectos de mejoramiento de la salud y del estándar moral para quienes lo practican. También, cada vez que venía un oficial de mi pueblo a casa, yo iba a su casa a la mañana siguiente. En el instante en que ellos abrían sus puertas yo ingresaba a sus casas para explicarles la verdad acerca de Dafa hasta que entendiesen y reconocieran la bondad de Dafa.
Esta estrategia funcionaba bien, y varios cabecillas del partido del pueblo vinieron a entender la verdad. Luego de eso, cada vez que alguien del personal del municipio intentaba reclutar a oficiales del pueblo para hostigarme, los oficiales del pueblo me llamaban primero para avisarme. Luego, simplemente se desentendían de ello y le decían a las autoridades que vengan ellas mismas porque yo tenía una buena reputación en el pueblo y no querían involucrarse.
A lo largo de los años, los practicantes a nivel local han cooperado unos con otros en los esfuerzos de aclarar la verdad. Hemos ido a los hogares de los oficiales del pueblo y el municipio a explicarles los hechos de la persecución y aconsejarles renunciar al partido y a sus organizaciones afiliadas.
Personal de la oficina 610 se fue con esposas vacías
Cuatro oficiales de la oficina 610 de la ciudad de Baoding vinieron una vez a mi casa con la intención de arrestarme. El líder me pregunto: “¿Aún practicas Falun Gong?”. Les pedí que aguardaran y les dije que estaba cocinando panecillos al vapor y que me había quedado sin agua caliente. Tomé la oportunidad para ir a la casa de una compañera practicante y le pedí que me ayudase a enviar pensamientos rectos. Mientras tanto yo también enviaba pensamientos rectos y le pedía al Maestro que me reforzara. Otro oficial preguntó: “¿Aún practicas?”. Les pedí que esperaran nuevamente para que pueda chequear los panecillos al vapor. Cuando el tercer oficial me preguntó, los panecillos ya estaban listos, y el Maestro desbloqueó mi sabiduría.
Me senté a conversar con ellos, comenzando con: “¡Qué relación predestinada es la que los ha traído a mi casa antes del Año Nuevo!”. La tensión bajó un poquito. Cuando uno de ellos me preguntó nuevamente si yo aún practicaba Dafa, les dije francamente: “Este no es el motivo por el cual han venido hoy aquí”. El preguntó: “Entonces, ¿para qué hemos venido?”. Yo dije: “Un oficial que quiere servir bien al pueblo debería chequear si la gente en su jurisdicción está viviendo bien, ¿no es así?”. Todos respondieron: “Sí, sí”. De esta forma cambié de un rol pasivo a un rol activo. Continué hablando: “Cultivar Falun Dafa no va en contra de la ley. Nuestra constitución garantiza la libertad de creencia”. Los oficiales insistieron con que el gobierno no permite que uno practique Falun Dafa. Yo dije: “No necesitas decirme nada. No iré a Beijing a apelar. Ya sé acerca el Año Nuevo Chino. Tengo que cuidar de dos adolescentes y a un septuagenario. No tienen que preocuparse. El mal no me moverá. En ese momento, todos excepto el conductor se pararon y asumieron una postura tosca. Me preguntaron rudamente: “¿Quién es el mal?”. Sin subir la voz les dije: “Cálmense. Siéntense. Déjenme explicarles quién es el mal. Aquel que pone en riesgo nuestro país es malvado, ¿no es cierto?”. Todos dijeron: “Si, si”.
De esta forma, con la protección del Maestro, se disolvió un episodio de persecución. Los acompañé a la puerta y los observé hasta que subieron al automóvil. Uno de ellos, sosteniendo unas esposas, sonrió y asintió con su cabeza antes de subir al automóvil.
Siempre mantuve en mente la enseñanza del Maestro:
“Hace mucho tiempo les dije que el Dafa dizi, un cultivador, no tiene enemigos. El único rol que tienen ustedes es el de salvar a la gente…” (Exponiendo el Fa en la ciudad de Chicago, 2005).
Nunca trato a la gente con la que me encuentro como una fuerza opositora, porque ellas son personas que el Maestro quiere salvar.
Tratando con más de 20 personas de la oficina 610 de nivel provincial, del distrito, del condado y del municipio
Un oficial del gobierno municipal vino en la mañana del 26 de octubre de 2002 demandándome a que me presente en la casa del gobierno provincial. Entendí que ellos debían haber venido para saber la verdad, así que decidí presentarme. Me puse un bonito vestido y llegué a la oficina gubernamental a eso de las 9:30 a.m. Esperándome había veinte personas de la oficina 610 de varios niveles, incluidas cuatro de nivel provincial, tres del distrito, varios del condado, y el resto del municipio.
Un oficial provincial me preguntó: “¿Por qué practica Falun Gong?”. Sonreí pero no le respondí. Una segunda persona preguntó lo mismo. Me mantuve en silencio. Cuando la tercera me preguntó, su tono era bastante calmo. Entonces sonreí y dije: “Han venido tantos de ustedes desde la ciudad de Shijiazhuang y Baoding a nuestra área como invitados. Creo que debemos haber sido familia o amigos en nuestras vidas pasadas. Estábamos destinados a encontrarnos”. Me miraron fijamente por un rato, y uno de ellos dijo con sorpresa: “¿Destino?”. Yo dije: “Mi Maestro dijo:
“…Relaciones predestinadas de miles de vidas, conectadas todas por el hilo de Dafa” (“El difícil camino hacia el estado divino” de Hong Yin II)
“Si yo no hubiese comenzado a practicar Falun Dafa no nos hubiésemos conocido, ¿no es así?”.
En ese momento tomé el mando de la conversación: “Seguramente ustedes cuentan con una mejor educación que la mía, sin embargo, en mis siete años de cultivación en Falun Dafa obtuve mucho. Pueden hacerme preguntas, pero por favor háganlas uno a uno. Sentémonos y hablemos como una familia, sin tensiones ni susceptibilidades. Soy responsable de cada cosa que diga”. Entonces pregunté: “¿Van a filmar un video? Si lo hacen, no modifiquen mis palabras en la grabación. Emitan exactamente lo que digo”. Ellos respondieron: “Nunca modificamos nuestras grabaciones”. Les recordé: “No me digan eso. He visto lo que han emitido”. Pretendieron no escucharme.
Uno me preguntó: “¿Por qué comenzó a practicar Falun Gong?”. Les dije: “Porque estaba enferma. Quería estar saludable para serle útil a mi familia y a la sociedad”. Otro preguntó: “¿Aún practica Falun Gong?”. Dije: “En este momento no puedo practicar porque ustedes están aquí”. Me preguntó nuevamente: “¿Aún practica en casa?”. Respondí: “Si yo dejase de practicar Falun Gong, me temo que esas enfermedades regresarían y ya no sería capaz de cuidar de mí. ¿Quién cuidará entonces de los mayores y de los niños en mi familia?”. Otra persona dijo: “Debería creer en la ciencia y no en supersticiones”. Dije: “¿Quién dijo que yo no creo en la ciencia? Si no creyera en la ciencia, ¿utilizaría un automóvil? Los automóviles fueron inventados por los científicos, ¿no es así?”. Una persona dijo: “Debería considerar las cosas desde los dos lados”. Dije: “Por supuesto. Si Falun Gong no aporta beneficios, ¿por qué más de 100 millones de personas comenzarían a practicar en los siete años desde que fue presentada al público?”.
Uno de ellos mencionó al Maestro por su nombre directamente. Yo dije: “Seamos respetuosos. No llame a mi Maestro por su nombre. Puede decir: ‘Su Maestro’”. Ellos preguntaron: “¿Cómo evaluaría usted a Falun Dafa y a su Maestro?”. Dije: “No puedo. Estaría sujeta a retribución. Hacer comentarios sobre FOFA no es algo simple e irrelevante”.
Cuando se quedaron sin preguntas para hacer, alguien me preguntó: “¿A qué colegio fue?”. Dije: “Fui a la escuela de Falun Gong”. Al ver que su cara se ponía tensa le dije: “Estoy bromeando”. Y todos se rieron.
Conversamos por más de dos horas, desde cerca de las 9:30 hasta el mediodía. Los líderes del partido del comité del partido de la ciudad y del municipio, así como aquellos del gobierno provincial salieron de la sala. Me pidieron que vaya a comer con ellos a un restaurant. Yo les dije: “Uno nunca puede contar con sus palabras. Si quieren detenerme y perseguirme, correré por la multitud y gritaré que el partido comunista quiere matarme”. El líder de la oficina de la ciudad dijo: “No necesita gritar. Realmente estamos invitándola a comer. Subamos al automóvil”.
Al sentarnos a la mesa en el restaurant, miré la comida y dije: “Yo no comeré. Mi familia es pobre, y la gente de este pueblo son pobres. Solo ganamos 40 yuanes (US$6.60) vendiendo 100 jin de harina (50 kg). ¿Cuánto cuesta esta comida? Esto es el dinero ganado por el pueblo luego de sudor y esfuerzo. ¿Pagan por esta comida con el dinero de sus propios bolsillos? Mi dinero también está en esta comida”. En ese momento me caían las lágrimas por el rostro.
Luego de la cena, el líder de la oficina de la ciudad dijo que podía irme a casa. Le respondí: “Usted puede irse con el automóvil que adquirió con el dinero de los impuestos del pueblo. ¿Cómo me voy yo a casa a más de 30 li de distancia (19 km)?”. Entonces, me condujo hasta la estación de autobuses y me compró un boleto. Regresé a casa alrededor de las tres de la tarde.
Dando lecciones al personal del centro de lavado de cerebro
El 12 de abril de 2003, durante la epidemia del SRAS, un oficial del municipio me pidió que vaya a ver a la oficina 610. Me dijo que el personal de la oficina había cambiado. Yo le dije: “No iré. El cambio de personal no tiene nada que ver conmigo”. Entonces mi hija dijo: “¿Cómo que no tienen nada que ver contigo? ¿Por qué él te dijo que la gente allí había cambiado? Debe haber personas allí esperando que las salves. Deberías ir”. Un pensamiento me vino a la mente, que cada vez que ellos venían a hostigarme, mis hijos siempre se oponían a que vaya con ellos, pero esta vez me estaban pidiendo que vaya a salvar personas y me estaban ayudando a prepararme para salir.
Cuando llegué me enteré que la oficina 610 acababa de instalar un centro de lavado de cerebro y quería llevar a cabo sesiones desde abril hasta enero del año siguiente. Esa noche, personal del gobierno del municipio y de la oficina 610 vinieron a hablar conmigo. Les dije que nuestra constitución nos garantiza la libertad de religión. Desde el punto de vista de la curación de enfermedades hasta el trato con las personas, les expliqué que no hay nada de malo con practicar Falun Gong. El líder de la oficina 610 me preguntó: “¿Qué es la ‘puerta sin vida’?”. Le pregunté donde había escuchado ese término. Dijo que su tío también practicaba Falun Gong. Le dije que ese era el título de un poema del Maestro, y luego le expliqué: “Mi entendimiento es que una vez que una vida entra en la ‘puerta sin vida’ nunca más logrará salir”. Recité el poema de memoria para él:
"Montado sobre un tigre, difícil es bajarse del mismo
Los humanos intentan desafiar a los dioses
Y los seres perversos hacen todo tipo de cosas
Arruinando por completo su oportunidad de sobrevivir”
(“Entrando en la puerta sin vida” de Hong Yin II)
Al día siguiente le pedí al Maestro fortaleza y envié pensamientos rectos para desintegrar las sesiones de lavado de cerebro y que dejen de hacer el mal. Con el esfuerzo coordinado con practicantes locales para enviar pensamientos rectos, el campo dimensional se puso mejor y mejor. El director de la oficina 610 me dijo: “Venga, hablemos de algo que usted quiere tratar. Usted podría darle lecciones a los jóvenes que trabajan aquí”. Me levanté inmediatamente y vi que él había preparado asientos para la gente. Les recité “Lunyu” de Zhuan Falun y también todo lo que pude recordar de Hong Yin y de Escrituras esenciales para mayor avance. Me llevó mas de dos horas.
El director entonces me dijo: “El alcalde está viniendo mañana. ¿Quisiera decirle algo? Él no es como yo, él es bastante malo”. Envié un pensamiento recto poderoso y le pedí al Maestro que me fortaleciera. Al día siguiente, el alcalde vino pero no se atrevía a verme.
En el centro de lavado de cerebros vi a un practicante que no se estaba cultivando diligentemente. A menudo bebía, comía, y jugaba al póker con el personal del establecimiento. Él me dijo: “Veo que tienes un problema. No te van a soltar sin antes ‘transformarte’.” Le pregunté: “Si tenemos una mancha de tinta en nuestra camisa blanca, ¿deberíamos limpiarla? ¿Deberíamos dejarla? ¿o deberíamos hacer que el manchón de tinta crezca?”. Se quedó mudo.
En el centro de lavado de cerebros, además de explicar los hechos de Dafa, recité el Fa de memoria y envié pensamientos rectos. Le pedí al Maestro que fortaleciera mi mente: “Quiero regresar a mi hogar con dignidad, y quiero desintegrar las sesiones de lavado de cerebros. No les voy a permitir que persigan a compañeros practicantes”.
Tres días después, comencé a tener síntomas como no poder comer, alta presión sanguínea, una temperatura corporal no habitual, y demás. Esto fue durante la epidemia del SRAS. El centro le tomaba la temperatura corporal y presión sanguínea a cada detenido tres veces al día. Cuando la médica vino a tomarme la temperatura, tuve un pensamiento de elevar la presión de mi sangre. Como resultado, la presión medida era de 90 mmHg diastólica y 240 mmHg sistólica. Ella me miró sorprendida y me pregunto: “Luces como una buena persona. ¿Por qué estás aquí?”. Le dije: “Tengo una expresión de bondad en mi rostro porque practico Falun Gong. Me arrestaron ilegalmente y me tienen detenida aquí. Por favor, no me haga cooperar con su tratamiento, ayúdeme a salir de aquí”. Me miró calmadamente, asintió con la cabeza, y me dijo: “Les hablaré con mayor seriedad”. Regresó a la oficina y grito: “Esta persona no puede seguir quedándose aquí. Su presión sanguínea está que estalla. Si uno de sus vasos sanguíneos se rompe es probable que muera”.
El personal del centro de lavado de cerebros se puso ansioso y pidió asistencia inmediata de la oficina municipal. El director de la oficina 610 me ofreció una de sus píldoras para la presión. Le dije que desde niña vomito si tomo píldoras. Sin embargo, el sostuvo la píldora en su mano y le pidió a un colega que trajera agua para mí. Comencé a vomitar en el instante en que vi la píldora, y eso lo asustó. La médica dijo: “No la ponga más ansiosa. Esto no va a funcionar. Déjala que se vaya a casa”. Fue tal cual dijo el Maestro:
“Aún más, con pensamientos rectos en la mente, muchos discípulos son capaces de usarlas a voluntad; lo que quiera que deseen usar, casi siempre lo tienen”. (“Qué son las capacidades de gong” de Escrituras esenciales para mayor avance (II))
En momentos críticos, siempre y cuando un practicante se atenga a los principios de Falun Dafa, el Maestro ayudará.
En el instante en que los oficiales del municipio vieron mi estado, llamaron a mi hijo inmediatamente para que me lleve a casa. Cuando me fui del centro, dos miembros del personal me ayudaron a salir. En el momento en que ingresé al automóvil, todos los síntomas desaparecieron. Les aclaré la verdad todo el camino hasta casa.
En tres días, salí incondicionalmente del centro de lavado de cerebros. El 16 de abril, un día después que me fui, el centro se cerró, y en poco tiempo el cabecilla de la oficina 610 también se fue.
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Categoría: Aclarando la verdad