[Minghui Net] Varios años atrás trabajé con algunos compañeros practicantes en un proyecto. Tenía fuertes apegos a la fama, la ganancia, y estaba extremadamente apegado a mi ego. Quería probar cuán importante era y quería que mi trabajo sea reconocido. Como resultado, al trabajar juntos, teníamos muchos conflictos constantemente, que eran difíciles de conciliar. Las críticas frecuentes de mis compañeros practicantes también hacían surgir mi apego a la reputación, espíritu de competencia, y una mentalidad sospechosa. En consecuencia, me volví aún más arrogante y frío, y miraba con desdén a otros practicantes. Al final, tuve que abandonar el proyecto.
La cultivación es así: mientras más quieres algo, más lo vas a perder, y más fuerte vas a caer.
Luego de dejar ese proyecto, albergué un fuerte resentimiento hacia los practicantes que me lastimaron y me excluyeron. Junto con ese profundo resentimiento, había también una fuerte envidia que no lograba superar. Aunque participé de otras iniciativas y proyectos después, aún no podía olvidar completamente lo que pasó con ese proyecto.
Al principio, pensé que era a causa de mi envidia. Examinar la envidia y el resentimiento luego trajo otras mentalidades egoístas, como el espíritu competitivo y el no permitir a otros que me culpen de algo. Al buscar con mayor profundidad, encontré otro apego. Siempre había sentido que ese proyecto era importante y que uno podía sumar más poderosa virtud. También descubrí que tenía el pensamiento “volverme famoso” por la cultivación en Dafa. Por lo tanto, sin saberlo, trataba a todos los proyectos en los que participaba como lugares para pelear por fama y ganancias. Todos mis apegos y malos deseos quedaban completamente expuestos. Para decirlo sin vueltas, esos apegos eran aún más sucios que aquellos de la gente común.
Desde el comienzo, cuando surgían conflictos, realmente intentaba eliminar los malos pensamientos que podía reconocer. No obstante, había tantas dificultades y obstáculos, que parecía como si todas mis malas costumbres explotaran. Estas nociones negativas se apoderaban de mí y con frecuencia me perdía y peleaba mientras que enterraba mis sentimientos en estos apegos, no lograba superarlos.
Nuestro misericordioso Shifu vio en mi corazón el deseo de mejorar y vio que era capaz de persistir en el estudio del Fa a pesar de las tribulaciones. Así que muchas veces en mis sueños, veía a Shifu animándome y purificando mi mente. Muchas veces soñaba que cosas malas se limpiaban y descargaban por mi nariz. Como coágulos negros, carne podrida, y cosas en movimiento, bichos largos y delgados de varios centímetros de largo. Otra vez mientras estaba despierto, vi a varias personas vestidas como doctores que me hacían una cirugía cerebral. Esto duró poco más de un año y al final quedé liberado de las interferencias de esas nociones malignas. La sensación correspondiente en mi cuerpo era que me estaba sacando una funda de metal lentamente, poco a poco. Esta funda de metal tenía la misma forma que un cuerpo humano y me rodeaba. A veces incluso podía experimentar las dificultades que tenía en despegarse.
Durante ese período, sufría día a día, una ronda tras otra de ataques de locura mentales por las nociones malignas. No lograba recordar muchos detalles en el proceso, pero la cultivación de la mente se sentía, de hecho, como si cosas estuvieran apuñalando mi corazón y mis huesos.
Seis meses atrás, mediante los arreglos de nuestro compasivo Shifu, me sumé a otro proyecto. Al recibir la tarea, mi primer pensamiento fue: debo asumir mis responsabilidades incesante y cuidadosamente y hacer mi trabajo bien: debo cooperar bien con mis compañeros practicantes y no permitiré que malos pensamientos interfieran al cooperar con ellos.
Pero después de días y días de trabajo, llegó un momento en que nuevamente tuve pensamientos malos. Sentía que las cosas que estaba haciendo eran muy pequeñas y triviales, y no podía ver ningún resultado importante. Sentía que mi tarea no tenía tanta poderosa virtud como distribuir volantes en la calle. Aún no lograba eliminar mi apego a la fama y la ganancia, y el deseo de la poderosa virtud.
Un día, cuando tuve nuevamente este pensamiento, me dije: ya que es Shifu quien ha arreglado todo, entonces no importa cuán grande o pequeña parezcan las cosas, las tomaré con seriedad y las haré con atención. Me pregunté: Si Shifu me pidiera que junte un grano de arena de una montaña y hubiera sólo uno, ¿lo haría y lo haría bien? Luego respondí con firmeza: ¡Lo haría! Mientras sea algo arreglado por Shifu, no importa cuánto tiempo dure, lo seguiré haciendo. Simplemente así, logré superar el pensamiento negativo.
Cuando comenzó la persecución, fui a Beijing a validar el Fa. Estaba solo y no llevé nada conmigo. Antes de irme, enfrenté los rostros llenos de lágrimas y las palabras llenas de ansiedad de compañeros practicantes, diciendo firmemente: “Incluso si hubiera una montaña de cuchillas, océanos de fuego, o un abismo sin final, ¡aún así saltaría!”. En ese momento recién había egresado de la escuela secundaria, y solo había practicado la cultivación por un año, pero no dejé espacio para volver atrás.
Mientras el tiempo avanzaba, no pude volver a encontrar el estado de pureza mental que una vez supe tener. Con frecuencia estaba ligado al qing y a los apegos de fama y ganancia.
Un tiempo atrás, quería desesperadamente un aumento en mi salario. Mi apego al dinero se había vuelto muy fuerte. Por el dolor de no superar ese apego, mi verdadero ser se debilitó nuevamente. Me pregunté: Si esta fuera una tribulación de vida o muerte, que determinara si mi cultivación fuera posible o no, entonces, ¿Cómo lo manejaría? Mi mente respondió: ¡Atraviesa la tribulación eliminando las preocupaciones de vida o muerte! En ese momento, sentí que esa tribulación era tan pequeña. Un aumento, cuanto dinero tenía, todo parecía que no tenía nada que ver conmigo.
En adelante, encontré de nuevo los pensamientos rectos que estaban profundamente enterrados: miraré cada tribulación y la pasaré como si fuera una prueba de vida o muerte. Entonces sentí que todas estas tribulaciones que parecían tan difícil de superar se habían vuelto muy fáciles. El sentimiento de inseguridad que tenía en la cultivación se había ido, y me sentía libre de cargas y sólido.
Me pregunto con frecuencia: si un practicante puede verdaderamente ignorar la vida y la muerte en cualquier momento, entonces ¿qué habrá que no logre superar?
¡Estaré agradecido por siempre con el misericordioso Shifu! Seguiré con atención sus enseñanzas, haré bien las tres cosas y haré un buen trabajo a cada paso de mi camino en la cultivación.
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Categoría: Mejorándose uno mismo