[Minghui Net] Tuve la oportunidad de ser testigo de que a veces la gente se enfrenta con la decisión de elegir entre la vida y la muerte. Estas elecciones pueden terminar en diferentes resultados: Un caso involucra a un hombre de 80 años que ahora se siente cada vez más joven; el otro a un hombre de edad mediana que murió debido a una enfermedad.

El anciano mencionado arriba era hermano de un amigo de toda la vida. Tiene 81 años de edad, nunca fue a la escuela y vive en el campo. Hace tres años le diagnosticaron cáncer de pulmón en estado avanzado. Los médicos no podían tratarlo; el hospital le dio de alta y le dijeron a su familia que sería un milagro si vivía un año más. Le sugirieron que le dieran todos sus gustos. En ese momento, el anciano no podía comer y tenía dificultad para respirar. Mi amigo le pidió a su hermano que recitara “Falun Dafa hao”, “Zhen-Shan-Ren hao”. Prestó atención y repitió las palabras sinceramente. Luego toda la familia hizo lo mismo. Una semana después, recibí una llamada de mi amigo diciéndome que su hermano se estaba recuperando: se podía sentar y recuperó el apetito. Un mes después, podía andar en bicicleta y hacer las tareas de la casa y algunos trabajos fuera de la casa. Ahora puede hacer casi cualquier cosa. Todos los días recita “Falun Dafa hao” y “Zhen-Shan-Ren hao”. Toda la gente de su aldea conoce su historia.

Por otro lado, tenía un colega de cuarenta años, que era gerente ejecutivo de una compañía extranjera. Era apuesto, soberbio y solía gozar de buena salud. Solía hacerse revisiones físicas todos los años en la compañía, y todo salía normal, hasta fines del 2011. Comenzó a tener una fiebre crónica, y no mejoraba incluso después de tomar medicamentos. Durante de los feriados del año nuevo chino, hizo un viaje especial al hospital de Guangzhou para hacerse unas pruebas y le diagnosticaron cáncer de hígado. Los médicos le recomendaron hacerse un trasplante inmediato de hígado para extender su vida una decena de años.

Quise invitar al hermano de mi amigo para que compartiera con él su maravillosa experiencia de recuperarse de la muerte. Pero mi colega se negó y dijo: “Solo creo en la ciencia”.

Después del año nuevo, nos dijeron que su trasplante de hígado fue un éxito. Todos se preguntaban cómo había encontrado en solo dos semanas un hígado compatible. Con frecuencia uso un programa para romper el bloqueo informático del PCCh y leer las noticias de otros medios fuera de China. Sabía de la sustracción de órganos y me pareció que su hígado podría provenir de un practicante de Falun Gong. Mi colega también nos comentó que el día que él se operó, había cinco o seis trasplantes más en el mismo hospital. Cuando le pregunté sobre el donante no quiso hablar y me dijo que lo habían hecho firmar un acuerdo de confidencialidad. Aunque las circunstancias no eran normales, se recuperó rápidamente, así que decidimos no decir nada más.

Después de la operación, se quedó a descansar en casa, recuperó algo de peso e hizo ejercicios en el parque. Según los expertos que lo vieron, un sobreviviente a un trasplante de hígado podía vivir hasta una decena de años. Esto lo llenó de confianza. Mientras tanto, otro colega mío intentó darle un DVD de Shen Yun, pero lo rechazó y dijo: “No voy a mirar o leer cosas de Falun Gong”.

El 5 de diciembre, me informaron que su estado había dado un giro para peor. Lo transfirieron del hospital de Guangzhou a nuestro hospital local. Lucía totalmente diferente de lo que era 6 meses atrás, reducido a huesos y piel y usando una máscara de oxígeno. Lucía horrible y completamente desamparado. Un colega le sugirió: “Deberías aprender Falun Gong. Olvídate del PCCh. Salvar tu vida es más importante”. En ese momento, él siguió diciendo que solo creía en la ciencia. Murió tres días después.

Pensando en la causa fundamental de su tragedia, concluí que él fue una víctima del ateísmo del PCCh.