[Minghui Net] Había reemplazado ya cuatro veces mi impresora. La primera era una impresora de segunda mano. El sistema del depósito de tinta externa falló al abastecer a la impresora con tinta negra después de unos días. Adrián, seudónimo de un técnico de informática voluntario que ayuda a los compañeros practicantes, no lograba solucionar el problema.
Más problemas con la impresora
Decidí comprar una impresora nueva, pero el depósito de tinta externa volvía a fallar al abastecer a la impresora con tinta otra vez. Entonces me iluminé, debía tener algo que ver con mi cultivación. Debía tener muchos apegos menores, pero no pensaba que tenía alguna fisura mayor. ¿Qué estaba sucediendo? Adrián me envió otra impresora de segunda mano, pero nuevamente el depósito externo empezó a fallar a los pocos días.
Adrián sugirió: “Deberías mirar hacia adentro, no es coincidencia que sólo tu sigas teniendo el mismo problema”.
No estaba de acuerdo.
Había mirado hacia adentro, pero no había identificado ninguna fisura importante. Estaba completamente perdido, no tenía la más pálida idea de cuál podía ser mi problema. Él sugirió: “¿Podría ser posible que estés albergando un apego desde hace mucho tiempo, aunque no te has dado cuenta de eso?”. Me sentí humillado y movido. “¿Porqué me sigues enviando impresoras usadas que nadie más quiere?”. A pesar de esto, en lo profundo de mi mente, sabía que debía estar albergando algunos apegos desde un largo tiempo.
Había empezado a practicar Falun Gong por más de tres años, y aún así sufría de rinitis. Era evidente que no sabía cuál era mi apego principal. Me sentía abatido. Frecuentemente le rogaba a Shifu desde mi corazón: “Maestro, ¿Cuál es mi obstáculo? Por favor, deme una pista, ¡porque realmente me gustaría cultivarme mejor!”.
Mejorando el estudio del Fa
Quizás Shifu vio que quería mejorarme genuinamente, porque al poco tiempo tuve la oportunidad de estudiar el Fa con Beatriz (seudónimo) en su casa todos los días. Cuando comenzamos, ya sabía que estaba distraído cuando estudiaba el Fa solo. Por eso atesoraba la oportunidad de estudiar el Fa con ella. Me aseguraba que nadie pudiera contactarme ni interrumpirme mientras estudiaba el Fa. Cada noche viajaba hasta la casa de Beatriz para estudiar el Fa, sin importar cómo estuviera el clima. La calidad del estudio del Fa se elevó significativamente.
Arrogancia constante
Unos días después, compré una impresora nueva, directa de fábrica. Era varias veces más costosa que la primer impresora. Esta vez, obligué a Carlos, un seudónimo de otro técnico voluntario que ayuda a compañeros practicantes, para que conectara el depósito externo de tinta a la impresora. Lo amenacé: “Si no me instalas el tanque de tinta, devolveré la impresora y dejaré de imprimir de una vez todos los materiales de Falun Gong sobre la clarificación de la verdad. Y sólo me concentraré en cultivarme”. En retrospectiva, me había desviado lejos del Fa al formular dicha amenaza.
Una vez que el depósito de tinta externo estuvo instalado, el cartucho de tinta roja empezó a perder. No tenía otra opción más que llamar a Adrián y pedirle ayuda. Intentó arreglarlo una y otra vez, pero solo empeoraba todo. Estaba mudo frente a la razón de esta serie de problemas.
Escuchando pero sin oír
Finalmente, Adrián hizo comentarios directos muy incómodos sobre mi estado de cultivación. Aunque la mayoría de esos comentarios cayeron en oídos sordos, sí recordé que me llamó egoísta. Nuevamente, estaba en desacuerdo con él. Siempre me consideraba bastante autosuficiente y considerado. Era simplemente imposible para mí sufrir consecuencias tan graves por ser egoísta.
Shifu dijo:
“Cuando alguien hace maldades y tú le dices que está haciendo cosas malas, él ni siquiera te cree, él realmente no cree que él mismo está haciendo maldades; hay algunos que aún se juzgan a sí mismos con el estándar moral caído y se consideran mejores que otros; esto es porque incluso el criterio para evaluar ha sufrido cambios” (Primera lección, Zhuan Falun).
Hasta el día de hoy, me siento avergonzado cuando pienso en ese día.
Intentándolo yo mismo
Intenté imprimir algo al día siguiente, pero esta vez la impresora no recibió nada de tinta. Ahora me daba cuenta de lo grave del problema, y de que debía tener una fisura significativa que no había percatado, por mucho tiempo. ¿Qué debía hacer? Me daba vergüenza llamar a Adrián o a Carlos nuevamente para que me ayuden. Decidí seguir el manual de instrucciones y llamé al servicio de atención al cliente, me di cuenta que al cartucho rojo de tinta le podía faltar la base porque empezó a gotear enseguida.
Finalmente, no pude solucionar nada.
Empecé a llorar y a sollozar. Luego le confesé a Shifu que era yo quien estaba equivocado. “Shifu, ¿Qué debo hacer? Estaba equivocado, soy muy egoísta. ¿Por qué me compré esta impresora tan cara? Me convencí de que necesitaba esta impresora porque era más silenciosa, pero la verdad era que prefiero impresoras nuevas. No volveré a rechazar las impresoras de segunda mano. Debo eliminar mi apego al egoísmo”.
Quizás Shifu vio que era sincero cuando admití mi equivocación, porque el cartucho de tinta roja dejó de gotear al agregarle tinta. Sin embargo, la impresora aún fallaba al tener tinta del depósito externo. Le hablé a la impresora, en un intento por convencerla de que funcionara, pero aun así no lo hizo.
Decidí dejar el problema técnico a un lado, y enfocarme en mirar hacia adentro, pero aún así, no lograba encontrar la raíz del problema.
Adrián me visitó unos días más tarde para ver como iba todo, y le comenté los enfoques que había intentado en los últimos días. Encendió la impresora y comenzó a localizar el problema. Al mirarlo trabajar, le hacía comentarios sobre sus métodos e incluso discutía con él, porque pensaba que yo tenía más experiencia con esta impresora. De hecho, siempre había pensado que él no era un buen técnico. Él concluyó que podía ser que me habían vendido una impresora de marca falsificada, o quizás que había un defecto en el depósito externo de tinta. Había comprado la impresora y el depósito externo contra sus consejos, así que era muy inquietante saber que había realizado una mala compra. Le dije que compraría un nuevo sistema externo de abastecimiento de tinta y devolvería todo si eso no solucionaba el problema.
Encontrando mis apegos
Esa noche Beatriz sugirió que estudiemos “Qué es un Dafa dizi”. Después de estudiar el artículo, le pregunté qué pensaba que Shifu nos estaba queriendo decir. Mientras estaba compartiendo su entendimiento dijo dos cosas que llamaron mi atención -“mirar hacia adentro” y “trabajar unos con otros”. ¡Me iluminé en que esas eran exactamente las dos cosas que había fallado en ver últimamente!
Comencé a mirar hacia adentro delante de Beatriz.
“Las impresoras fallan al intentar obtener tinta del depósito de tinta. No es porque la impresora no funcione con el tanque de tinta, sino porque yo fallé al trabajar con Adrián.
“¿Por qué tienes problemas para trabajar con Adrián?” me preguntó.
“Siento mucho resentimiento hacia Adrián. Abrigo resentimiento contra él porque es descuidado, y la calidad de su trabajo no está a la altura de mis expectativas. Además, pienso que él se cree superior. Me mira con desprecio, porque cree que memoriza mejor el Fa. No confío en él, porque no es lo suficientemente técnico y se niega a perfeccionar sus habilidades técnicas.
En cuanto hice estos comentarios descubrí que yo tenía exactamente los mismos apegos por los que sentía resentimiento contra Adrián. De hecho, probablemente era peor que Adrián. Envié de inmediato pensamientos rectos para erradicar por completo mi resentimiento hacia él, mi arrogancia, mi desconfianza hacia otros, y mi sentimiento de superioridad. También agregué un pensamiento para eliminar todos los seres degenerados en mi campo de energía. Sentí calor de pies a cabeza. Sabía que había identificado mis apegos.
Adrián me visitó tres días después y se ofreció a cambiar el sistema externo de depósito de tinta. Le pedí que no lo hiciera, y le expliqué que había identificado mis apegos y que estaba decidido a resolver el problema mediante la cultivación.
Todavía no quería encender la impresora, porque necesitaba más tiempo para eliminar esos pensamientos en mi mente.
Un recordatorio a tiempo
Encendí mi PC por la tarde y encontré el artículo de un compañero practicante titulado: “El poder ilimitado de los pensamientos rectos”. Me recordaba que debía enviar pensamientos rectos. Inmediatamente envié un pensamiento para eliminar completamente todos los elementos que habían evitado que trabajara bien con Adrián, o que habían evitado que la impresora y el sistema de tinta funcionaran juntos. Debía eliminar todos los elementos malignos en otras dimensiones que nos obstruían salvar a las personas de este mundo.
Cuando encendí la impresora de nuevo, los cinco cartuchos de tinta se llenaron de tinta por completo enseguida. Estaba tan emocionado que caían lágrimas de mis ojos. Le agradecí a Shifu por su guía.
Una compañera practicante una vez dijo que ella no lograba identificar sus apegos porque no estudiaba bien el Fa.
Shifu dijo:
“Por eso estudiar el Fa es aun lo más importante, lo más importante, esa es la garantía más básica de todas las cosas que quieres hacer. Si no puedes alcanzar el estándar en el estudio del Fa, entonces todo estará acabado” (“Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa” – 2011, Washington DC).
Si no hubiese estudiado el Fa diligentemente con Beatriz, nunca habría sido capaz de superar este obstáculo.
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