[Minghui Net] ¡Saludos compasivo y grandioso Shifu! ¡Saludos compañeros practicantes!

Nuevamente llegó la fecha de celebración del Fahui de China, y sé que debo participar en esta oportunidad preciosa. Quisiera informarle a nuestro compasivo Shifu y compartir con los practicantes mi viaje de 18 años de cultivación.

1. Buscando a Shifu y al Dao

Mi tianmu ha estado abierto desde la infancia, y he podido ver pabellones en otras dimensiones. Mi abuela materna era budista. Ella veneraba a Buda y recitaba todos los días, y yo meditaba y recitaba con ella.

Un día me llamó para que esté a su lado y me dijo que estaba regresando a su reino celestial, pero que mi Shifu estaba en este mundo. Poco tiempo después falleció con una sonrisa en el rostro, a los 89 años de edad.

En el verano del 1984 sufrí una extraña enfermedad. Fui a muchos hospitales principales, pero no logré curarme. Al final, me diagnosticaron histeria. Un día descubrí a una anciana vidente y le supliqué que me salvase. Ella sonrió y dijo: “No estás enferma; tu predestinación con el Fo ha llegado”.

Tarde en una noche a fines de 1984, me desperté estupefacta por el ruido de un fuerte trueno que explotó por encima de mi cabeza, y me senté en la cama. Toda la habitación brillaba de luz, y un resplandeciente Fo enorme apareció frente a mí, pero todo desapareció cuando parpadeé. Me recompuse media hora después y comencé a llorar. Estaba decidida a cultivarme en un Fo en esta vida y esperaba encontrar a mi Shifu en este mundo pronto.

2. Bendecida con un destino sagrado

En los siguientes 10 años, sufrí mucho mientras buscaba a Shifu. En julio de 1994 un practicante me presentó Falun Gong y me prestó el libro Falun Gong.

Un par de días después, un budista laico se topó conmigo tres veces seguidas y me dejó ver los videos de Falun Gong. Cuando vi el Fo dorado en la grabación haciendo las grandes señales de mano, de repente recordé que ya lo había visto hace más de 12 años. En un instante sentí el Falun rotando en mi abdomen inferior. Sentí que mi cuerpo levitaba por encima del suelo, y vi muchos niños por encima de mi cabeza y hombros. Tres días después, aprendí los cinco ejercicios, y a menudo veía a Shifu con la vestimenta amarilla de la práctica practicando frente a mí.

El 5 de agosto de 1994 participé del seminario de Shifu enseñando el Fa en la ciudad de Harbin. Vi que los Fashen de Shifu son solemnes e incomparables. Se me caían las lágrimas al recordar aquella noche más de 10 años atrás cuando vi aquel gran Buda. Pensé: “Este es el Shifu que estado buscando incansablemente todos estos años!”.

3. Validando el Fa en prisión

El 20 de julio de 1999, el régimen de Jiang comenzó a perseguir a Falun Gong. Fui al gobierno provincial para hacer una petición y luego fui a Beijing tres veces. Me consideraron una “figura clave” y me despidieron de mi trabajo. Me detuvieron tres veces en un campo de trabajo forzado por un total de tres años y me sentenciaron a tres años en prisión.

En diciembre de 1999 me dieron tres años de trabajo forzado y me detuvieron ilegalmente en el campo de trabajos forzados de Masanjia. Mis pensamientos rectos no fueron lo suficientemente fuertes, y mi apego al miedo fue muy fuerte. Asediada de ex practicantes que se habían “iluminado” en un camino desviado, empecé a desarrollar un odio en mi corazón hacia la policía malvada y hacia los ex practicantes.

Un día soñé que el Fashen de Shifu venía a mí. Dije inmediatamente: “Por favor sácame rápidamente de aquí, Shifu”. El Fashen de Shifu negó con su cabeza y dijo: “Esta es otra capa dimensional en el cosmos, y las personas aquí son todos parientes tuyos. ¿Cómo podrías olvidar la prioridad de salvar a seres consientes?”. Me desperté del sueño y finalmente me iluminé: “No he venido aquí a ser perseguida. Estoy aquí para salvar seres consientes”.

Ayudando a compañeros practicantes a iluminarse y retornar

Tomé la iniciativa de contactar a los ex practicantes que se habían “iluminado” a un camino desviado. Intercambié con ellos respecto de los principios del Fa y los ayudé a iluminarse y regresar a Dafa. Les canté. Se me caían las lágrimas mientras cantaba, y algunos también lloraban. Algunos buscaron a los guardias y les dijeron que ellos continuarían cultivando Dafa firmemente.

Un día, un ex practicante que se había “iluminado” a un camino desviado me reportó ante los oficiales. La jefa política del equipo estaba totalmente atónita, me llamó a su oficina y me dijo: “No nos es fácil ‘reformar’ a una persona, y ahora ellos se han recuperado desde que usted comenzó a cantar. Usted ciertamente es una persona muy peligrosa”. Cargó sus dos picanas eléctricas y estaba preparada para darme una descarga. Yo grité: “¡No he asesinado, provocado incendios, ni robado! Solo canto; ¡puede dejar de pensar en darme descargas eléctricas!”. La señalé y le dije: “Tú quieres darme descargas eléctricas, ¿no tienes miedo a la retribución?”. Ella respondió rápidamente: “Nadie te va a dar descargas eléctricas, pero no tienes permitido cantar nunca más”, y se retiró enojada.

Aclarando la verdad a los presos y guardias

Traté a los presos benevolentemente y les conté de la belleza de Dafa. Escribí “Ser un humano” de Hong Yin, y lo distribuí. Ellos memorizaron el poema, y luego de esto casi ni sucedían incidentes de golpizas o groserías entre sí.

Un par de días después, la guardia Wang me habló y me dijo: “Falun Gong es tan poderoso, puede transformar a un lobo en una oveja”, y siguió diciendo, “De hecho, yo soy budista. Por favor dígame exactamente qué es Falun Gong”. Le conté de toda mi experiencia desde que comencé a cultivarme en Dafa. Le dije que leyera el libro celestial Zhuan Falun. Me prometió que encontraría Zhuan Falun.

Un día, el jefe del campo de trabajo forzado me habló y me dijo que quería escuchar porqué yo no había sido “reformada”. Le hablé desde las 7 p.m. hasta la medianoche. Me dijo: “Tengo un pariente que también practica Falun Gong. Pensaré una forma para que puedas regresar a casa”.

El 23 de marzo de 2001, repentinamente tuve síntomas de enfermedad. Bajo la protección de los Fashen de Shifu, me retiré del campo de trabajo forzado bajo libertad condicional médica. 

Cuando regresé a casa, busqué a los cuatro guardias que habían entendido la verdad, y les envié copias de Zhuan Falun. Dos de ellos comenzaron a cultivarse en Dafa.

Aclarando la verdad en la prisión

En el Día Mundial de Falun Dafa en 2002, cuando salí a colgar pancartas de aclaración de la verdad, fui arrestada nuevamente y sentenciada a seis años en la Prisión de Liaoning.

Los guardias les ordenaron a las prisioneras a que me amenacen. Sin embargo, encontré oportunidades para aclarar la verdad todos los días. Algunas prisioneras se interesaron en practicar Falun Gong. La mayoría estaban de acuerdo con Dafa, y una hasta fue a la puerta de la oficina de las guardias y gritó: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad, benevolencia y tolerancia son buenos!”. La guardia la pateó dos veces. Ella regresó y me dijo: “Estoy muy feliz hoy porque grité:´¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad, benevolencia y tolerancia son buenos!”.

Las cosas se calmaron y pude andar sin obstáculos. Descubrí oportunidades para aclararles la verdad a las reclusas y distribuir nuevos artículos a los practicantes de Dafa. La líder del equipo a menudo arreglaba las cosas para que yo la ayude con las reclusas problemáticas. Yo utilizaba esa oportunidad para aclararles la verdad, y ellas cambiaban completamente.

Desplegando milagros en prisión

A mediados de marzo de 2004 me empezó a salir una pústula del tamaño de un huevo en mi mano derecha, y el dolor era insoportable. Los guardias me persuadían para que me opere, pero yo me rehusé. Un día una presa me preguntó: “¿Por qué continuas con este problema siendo que tienes una creencia firme en Dafa? Yo creeré en Falun Gong si puedes hacer que esa pústula desaparezca”. Yo le dije: “Esta pústula habrá desaparecido para mañana”. Esa noche, le envié pensamientos rectos a la pústula para que desaparezca inmediatamente. La observé, aún estaba allí, pero no le presté atención. Al mediodía del día siguiente, la prisionera vino y me preguntó: “¿Desapareció la pústula?”. Le dije indiferentemente “se fue”. Toqué el lugar donde había estado la pústula ¡y descubrí que había desaparecido! Estaba maravillada. No podía creer que sea cierto. Me conmoví hasta las lágrimas, y me llevó un tiempo largo recuperarme. ¡Agradezco a Shifu por su enorme compasión!

El 8 de abril de 2005, el poder judicial provincial ordenó que el “índice de reformas” de practicantes tenía que alcanzar el 90 por ciento, y yo fui clasificada como prioridad para ser “reformada”. Se les obligó a las prisioneras a leerme los materiales malvados y a forzarme a dejar Dafa. Seguí aclarando la verdad en tiempos duros esos tres meses.

Un día les tocó a las señoras Li y Yu leerme los materiales malvados. Yu leía sin parar, porque quería que se le redujera su sentencia. Yo estaba aturdida del cansancio. De repente se oyó un fuerte trueno por todas partes, y escuché alguien lamentándose. Abrí mis ojos y vi que las manos de Yu temblaban, y decía una y otra vez: “Perdón, Maestro Li Hongzhi. Por favor no me culpe. Yo no quise leer este libro viejo, pero los guardias me forzaron”. La otra prisionera, Li, dijo: “Continuaste leyendo aunque no debías, esto es retribución”. En ese momento otra ronda de truenos ingresaron por la ventana y dieron tres vueltas alrededor nuestro antes de desaparecer. Estábamos estupefactas. Pensé que estaba lloviendo y rápidamente abrí la ventana para ver.

Vi a dos grandes dragones y rápidamente le grité a Yu para que venga a ver. Ella solo vio la cola de uno de los dragones y dijo: “¡Esto es demasiado milagroso! ¡Todo lo que ha dicho Falun Gong es cierto!”. Entonces me dijo lo que había ocurrido recién: “Estaba leyendo este libro y de repente una bola de luz ingresó rodando desde la ventana. Golpeó mi cabeza con un ruido fuertísimo y derribó al libro. Una voz dijo: ‘¿Aún te atreves a leer?’. De ahora en más, jamás leeré este libro malvado. Si lo hago moriré”. Al día siguiente, ella se acercó a la guardia y le contó acerca de las maravillas que habían ocurrido la noche anterior. La guardia no le creyó y me buscó: “Oí que ustedes vieron dos dragones, ¿es eso cierto?”, y yo le dije: “absolutamente cierto”.

Recuerdo que de niña vi a dos grandes dragones dorados con mi tianmu. Ahora entiendo que estos son mis dioses guardianes, y han estado conmigo todo el tiempo.

Resistiendo la persecución

Con el paso del tiempo, me cansé de sufrir en prisión, y le pedí a Shifu que acabe con estos días rápidamente. Una vez que emergieron mis apegos fui explotada por el mal. En menos de tres días, la persecución se incrementó.

La prisión transfirió a una guardia malvada. Esta guardia era despiadada, y una practicante de Dafa fue perseguida hasta la muerte un par de días después de que esta guardia ingresó. Ella diseñó un esquema de persecución para mí y escogió a dos de las presas más malvadas para llevarla a cabo.

Yo pensé: “Con Shifu aquí y con el Fa aquí, yo podré vencer al mal”. Las dos prisioneras me hicieron pararme y me forzaron a escuchar su lectura de valores torcidos y doctrinas malvadas. Me senté y recité Lunyu. Canté las canciones de Dafa cuando me insultaban con groserías. Estaban furiosas y dijeron: “Nunca hemos visto a nadie como tú. ¿Cómo puedes tolerarlo?”. Yo les dije: “Ustedes dos han hecho muchas cosas malas. Es la retribución lo que las ha aprisionado. ¿Qué calificaciones tienen ustedes para darme una lección? ¿Gente mala dándole una lección a gente buena? ¡Los principios del Cielo no lo permitirán!”.

Pasaron tres meses, y aún yo no era “reformada”. Las guardias malvadas les gritaban por ser incompetentes y las golpeaban. Entonces, conspiraron para golpearme y forzarme a ser “reformada”. Recordé la enseñanza de Shifu:

 “Si tú verdaderamente te cultivas y refinas, nuestro Falun te protege. Mis raíces están todas atadas al universo, y si alguien puede tocarte, entonces puede tocarme a mí; hablando claramente, puede tocar a este universo” (“Lección Primera”, Zhuan Falun).

Inmediatamente sentí que yo tenía un enorme poder divino y grité: “¿Quién se atreve a dañarme?”. Agarré a una de las prisioneras del hombro y la señalé: “¿Tú te atreves a dañarme? ¿Sabes quién soy yo?”. Tembló de miedo. La solté y le dije indiferentemente: “¡Ve a trepar esa pared!”. Y realmente ella fue a trepar esa pared. Sus dos pies estaban en el aire, pero se resbaló y quedó tumbada en el piso. Una y otra vez dijo: “¡No me atrevo a leer más!”. Cuando se recuperó, le dije lo que había ocurrido. Ella no me creyó y dijo que estaba diciendo disparates. Otra prisionera dijo: “No digas nada más. Todo fue real. Lo vi con mis propios ojos. ¡Eso fue tan escalofriante!”.

Desde aquel entonces ya no se atrevieron a hacerme más maldades. En cambio, me protegían y estaban atentas a mi todos los días.

4. Soltando la vida y la muerte durante la enfermedad

Un día mi apego emergió nuevamente, y le pedía a Shifu que me ayude a dejar este lugar pronto. Dije que hasta podría ser en el formato de una libertad condicional por seria enfermedad. Pronto, caí en un serio estado de enfermedad; me diagnosticaron masa anoxia, cirrosis, ascitis de hígado, e hipertrofia del bazo. Hasta tenía dificultad para respirar. Me desperté del sueño: “Estoy equivocada Shifu. Fue mi apego humano que me condujo a esta tribulación de vida y muerte”. Mi estado empeoró, y la noche del 30 de noviembre de 2006 las guardias me enviaron a casa con una “libertad condicional médica”. A la mañana siguiente mi familia me llevó forzadamente al hospital para operarme. El médico le dijo a mi hija: “No ganaremos nada operándola. Solo puede vivir tres meses más”. Luego de que mi hija le suplicara, el médico decidió operarme en una semana.

En la prueba de vida y muerte, me iluminé a que el pensamiento de un cultivador es extremadamente importante. El pensamiento de un cultivador es la elección entre ser un ser divino o un humano. Cualquier problema que le ocurra a mi cuerpo se debe a que el cosmos de mi cuerpo no alcanza el estándar del Fa. Ya que la vida y la muerte son decididas por Shifu, me fui del hospital, a pesar de las objeciones de mi familia.

Con la ayuda de otros practicantes, aprendí a usar una computadora y una impresora. Cargando mi abdomen inflado por la ascitis, le entregué materiales de aclaración de la verdad a cientos de familias cada día. Sin que me dé cuenta, la hinchazón desapareció paulatinamente luego de caerme y levantarme incontables veces. Shifu me otorgó una nueva vida.

5. Pidiendo a la gente que renuncie al PCCh frente a la prisión y dentro de la fiscalía

Con gratitud hacia el milagroso Dafa, los guardias de prisión renuncian al PCCh

En mayo de 2007, las autoridades de la prisión me dijeron que vaya al hospital para hacerle seguimiento a mi enfermedad. Cuando el médico me vio no pudo controlar su sorpresa: “Aún estas viva”. Le aclaré la verdad y le dije que Falun Dafa me había salvado y me había otorgado una segunda vida. Él escuchó y asintió, “Tengo que entender Falun Gong en el futuro”. Aceptó los materiales de aclaración de la verdad que le di. Al final, él dijo: “Dada tu condición actual, te devolverán a la prisión. De todos modos, debo hacer una buena obra por Falun Gong. Pondré un sello aquí, y continuarás con libertad condicional médica”.

Al dejar el hospital, fui a la prisión para aclarar la verdad. La jefa del equipo se emocionó mucho al verme y dijo: “¿Eres tú realmente? ¡Esto es increíble!”. Dije: “El motivo por el cual vine a la prisión es para que ustedes sean testigos con sus propios ojos de la milagrosa naturaleza de Dafa. También espero que renuncie al malvado partido y elija un futuro mejor”. Ella asintió con la cabeza. Yo dije: “Espero que trate benevolentemente a los practicantes”. Respondió: “Verte me hace comprender que Falun Gong no es una práctica común”.

Y entonces salieron cuatro guardias de la prisión. No me reconocieron así que dije: “Estoy aquí para visitarlos”. Entonces me reconocieron y dijeron entusiasmados: “¡Aún estás con vida! Es difícil creerlo”. Comencé a aclararles la verdad y les dije que Falun Dafa me había salvado y que se me había otorgado una nueva vida: “Espero que ustedes no persigan más a los practicantes bondadosos”. Ellos asintieron con la cabeza.

Antes de irme les dije: “Dejen que los ayude a renunciar al partido comunista chino (PCCh)”. Y asintieron nuevamente.

Los fiscales consienten que Dafa está siendo tratado injustamente y renuncian al PCCh

Me arrestaron el 28 de junio de 2008 durante las Olimpiadas de Beijing. La policía se llevó una computadora, dos impresoras, una grabadora de CDs, libros de Falun Gong, y una gran cantidad de materiales. Intentaron sentenciarme nuevamente.

Me iluminé que esta era otra prueba de vida y muerte. Supe que no podría perder la oportunidad de salvar a la gente. Entonces, fui a la fiscalía.

El fiscal preparó té, sacó un banco, y me invitó a sentarme. Yo dije: “Quisiera contarle sinceramente la verdad acerca de Falun Dafa”. Y saqué los cuadernillos que había preparado y se los entregué a los fiscales.

Hablé cerca de tres horas. Un fiscal suspiró y dijo: “El partido comunista realmente está acabado. Para gente como tú, es una cuestión de fe, y se los envía a campos de trabajo forzado y se los sentencia a prisión. Eso realmente está mal”. Dije rápidamente,: “El día del juicio final del partido está frente a nosotros. Déjenme ayudarlos a renunciar al malvado PCCh. Si pueden recitar seguido:´Falun Dafa es bueno; Verdad, Benevolencia, Tolerancia son buenos`, estarán a salvo cuando lleguen las catástrofes”.

El fiscal dijo: “Lo recitaremos”. Hizo un breve informe y escribió en el papel que estaba de acuerdo en renunciar al partido. Dijo: “Por favor váyase a casa. Sabemos qué hacer con su caso”. Mi caso luego fue cerrado.

Todo lo que tengo se originó de Dafa. Devolveré todo a los seres conscientes. Debo estudiar más el Fa, enviar más pensamientos rectos, y salvar a más personas.

¡Gracias Shifu! ¡Gracias compañeros practicantes!