[Minghui Net] El énfasis de la disciplina y mostrar respeto hacia el maestro de uno, son valores tradicionales que se encuentran en la cultura tradicional china, y dichos como: “Un maestro al estudiantes es como un padre a un hijo”, y “Un maestro incluso por un día debería ser respetado como un padre para siempre”, eran comunes. Un estudiante se parece a su maestro como una persona profunda se parece a su padre, por eso le llaman “gentil profesor” o “maestro”. Los maestros imparten ética, conocimiento y valores a sus estudiantes. Enseñan a la gente maneras adecuadas para interactuar unos con otros, y para manejar las cosas en la sociedad en general. Mientras se aprende del maestro, un estudiante no debe sólo entender con claridad el principio de servir respetuosamente al maestro desde su corazón, sino también realizar fielmente lo que el maestro le imparte. A continuación se muestran varios ejemplos de cómo la gente de la antigüedad respetaba a sus maestros. 

Los emperadores Yao y Shun honraban a Xu You

Xu You era un noble estudioso en la antigua China con elevados estándares morales. Consideraba a los principios morales más importantes que la ganancia personal y según al libro “Zhuangzi” fue el maestro del Emperador Yao. “Crónicas de la primavera y otoño de Lu” indica que también fue maestro del Emperador Shun. Los tres fueron considerados sabios.

La tierra de China era pacífica y próspera durante el reinado del Emperador Yao. Aunque dicho emperador nombraba a muchas personas prudentes para asistir con la gobernabilidad del país, todavía estaba preocupado sobre pasarse por alto a muchas personas cualificadas. Para descubrir a dichas personas, el Emperador Yao a menudo buscaba por todos los rincones, incluyendo aldeas periféricas y montañas remotas. Cuando el emperador escuchó hablar de un hombre llamado Xu You que era virtuoso y tenía morales elevadas, viajó un largo camino para visitarle. Después de una conversación Xu se dio cuenta de que el emperador era de hecho el Emperador. El Emperador Yao admiraba a Xu por su conocimiento profundo de los principios del universo y le pidió que fuera su maestro.

Después de volver al palacio, el Emperador Yao pensó en traspasar el poder de su reino a Xu. Por tanto le pidió al Secretario de Agricultura que cuidara de los negocios de la nación y que invitara a Xu al palacio. Cuando conoció a Xu en la zona de tierra baja, el emperador fue muy respetuoso con él y le trató como su maestro. Dijo: “Yo, vuestro estudiante, soy pobre en virtud y débil en capacidad. Cuando me hice cargo del país, hice un voto que lo gobernaría temporalmente. Dije que visitaría a todos los sabios e invitaría a uno a que liderara el país. Creo rigurosamente que vuestras capacidades y virtudes son tan brillantes como el sol y la luna y no hay ningún sabio que le pueda eclipsar. Quiero entregarte el país. Será bueno para el pueblo si acepta esta oferta sin vacilación”. Xu respondió: “Has liderado al país hacia la paz y prosperidad y has hecho a la gente rica y feliz. Este mérito es tuyo. Si asumo el mérito y tu trabajo, ¿No significaría que lo estoy haciendo para obtener fama?” El emperador trató de forma persistente convencer a Xu para que tomara su cargo, pero Xu declinó firmemente. Cuando el emperador visitó a Xu al día siguiente, se había marchado, y nadie supo a dónde se había ido.

El Emperado Yao buscó continuamente a Xu y finalmente lo localizó un año después, labrando las laderas de la montaña de Songshan. Mientras un día estaba trabajando la tierra, Xu escuchó a alguien aproximarse y gritar “Maestro”. Xu miró y vio al Emperador Yao. Estaba sorprendido y le preguntó: “¿Qué hace aquí el emperador? ¿Hay algo en lo que le pueda ayudar?” El emperador dijo: “La última vez planeé que te hicieras cargo del país porque temía que mi pobre capacidad y mi virtud pudieran confundir al pueblo. Fue algo inesperado que el Maestro declinara el cargo y se marchara. Ahora he estado pidiendo sinceramente a alguien con virtudes sublimes para asistirme en gobernar al país. Después, pensando detenidamente, nadie es mejor para hacer esto que el Maestro. Por lo tanto he venido de nuevo para pedirle sinceramente que se convierta en el líder de los Nueve Estados (estas eran las divisiones territoriales de la nación en aquel momento). Será afortunado no solo para mí sino para todos en el país si aceptas el cargo”. Al escuchar esto, Xu comentó: “No entiendo lo que dices. Nunca he escuchado de nadie ser el líder de los Nueve Estados, solo al Emperador, y ese eres tú”. El emperador explicó: “Originalmente no estaba ese título. Lo creé para ti para mostrarle mi sinceridad. Por favor, acéptelo”. Xu lo rechazó de nuevo, y se mudó a vivir como un ermitaño en un lugar solitario, y ya no le pudieron encontrar. La gente conocía esta historia y elogió al Emperador Yao por su generosidad y humildad, y a Xu You por su virtud.

Cuando el Emperador Shun estaba labrando en Lishan, a menudo regalaba tierras fértiles a otros por su virtud recta. En seis meses, los agricultores estaban tomando cortésmente tierras estériles y también dejaban las tierras fértiles a otros. El emperador era respetado en Lishan, tanto es así que, en lugar del gobierno, a veces le pedían que juzgara y resolviera las discusiones. Por él muchas personas se mudaron a vivir a Lishan, causando que esta área periférica creciera gradualmente en una región próspera. Todo el mundo le llamaba, Emperador Shun el Sabio, añadiendo: “Todo el mundo que conoce al Sabio será integrado. El Sabio nos enseña justicia y generosidad, en lugar de recaudación y corrupción”.

Una vez, al volver de Chishan después de la labranza, el Emperador Shun vio a un anciano caminando hacia él. El hombre de repente tropezó con una piedra y cayó al suelo. El emperador se apresuró a ayudarle y le acopló para que se sentara y descansara. El Emperador Shun le preguntó al hombre su nombre y dónde vivía. El hombre contestó: “¿Por qué lo preguntas? No le he dicho mi nombre a la gente en años”. Entonces el anciano le dijo su nombre. Cuando el emperador le dijo su nombre, el anciano sonrió y dijo: “¡Oh! Eres tú. He escuchado muchas historias sobre ti”.

 “Esta bién, te diré mi nombre, pero que quede entre nosotros”. Después de que el emperador le prometiera varias veces que no diría nada, el anciano dijo: “Mi nombre es Xu You”. Inmediatamente el emperador se arrodilló en el suelo y agachó la cabeza como respeto. Le dijo a Xu: “¿Dónde vives? ¿Vas andando a casa?” Xu sonrió: “Eso es muy amable por tu parte. Gracias. Vivo al otro lado de Chishan”. El emperador contestó: “El honor es mío”. Después de hablar con el emperador en su casa aceptó ser su maestro. El día siguiente el emperador presentó muchos regalos a Xu por aceptarle como su estudiante. El emperador aprendió muchos principios de Xu You, el cual aceptó guiarle para convertirse en un emperador benevolente inspirado por el cielo.

Zeng Shen sinceramente cumplió con las enseñanzas

Zeng Shen se convirtió en estudiante de Confucio a la edad de 16 años. Era estudioso y cumplía sinceramente con las enseñanzas del maestro, y se volvió el principal sucesor y difusor del confucionismo, jugando un importante papel de unión entre las generaciones en la cultura de Confucio. Su lema, “multiples autoreflexiones diarias”, significaba que continuamente se examinaba cada día para determinar si lo había hecho lo mejor que había podido para los demás, había sido honesto con sus amigos, o había revisado las tareas del maestro diligentemente.

Hay una historia clásica llamada “Zeng Shen mostrando su respeto”, en la que Confucio le preguntó a Zeng una vez que estaba sentado junto a él: “Ex reyes tenían virtudes sublimes y profundas teorías que usaban para enseñar a su pueblo. ¿Sabes por qué la gente podía vivir en armonía y no había insatisfacción entre los reyes y sus subordinados?” Sabiendo que Confucio le iba a enseñar profundos principios, Zeng inmediatamente se levantó y se puso más allá de la alfombra. Entonces contestó respetuosamente: “No soy lo suficientemente sabio para saber la razón. Por favor enséñeme”. Esto era una demostración de un gran respeto por el maestro. La gente posteriormente ha aprendido este protocolo de Zeng Shen.

Después de volver al Estado de Lu, de Chu, con Confucio, Zeng labraba durante el día y estudiaba hasta medianoche cada día. Era pobre porque no tenía ningún cargo oficial. El rey de Lu escuchó las buenas virtudes de Zeng, y decidió concederle un trozo de tierra. Zeng declinó la oferta, citando que no podía aceptar la tierra sin hacer ningún trabajo para ganarla. El enviado del  rey le avisó: “¿Por qué no lo aceptas, ya que no lo has pedido?” Zeng contestó sinceramente: “A menudo he oído que una persona generosa tiene orgullo mientras que el receptor es modesto. Aunque el que dá no esté orgulloso, ¿Cómo no ser modesto?” Sabiendo eso, Confucio le elogió: “Las palabras de Zeng han demostrado su integridad”.

 Al fallecer Confucio, Zeng y otros estudiante como Zi Xia, Zi Zhang, Zi You y You Ru, entraron en un periodo de luto por tres años. Al final del luto, hicieron una reverencia a la vez a la tumba de Confucio y luego se marcharon llorando. Zi Xia, Zi Zhang y Zi You propusieron: “Puesto que You Ruo se parece al maestro podemos hacer que él es Confuncio y servile tan sinceramente y cortésmente como lo haríamos con Confucio. Haciendo eso mostraríamos nuestro respeto por el maestro”. Zeng se enfadó mucho y se opuso a la idea. Dijo con firmeza: “No deberíamos hacer esto. La virtud del maestro era tan clara, como lavarse con al agua clara del río, y tan brillante, como ser iluminado por los rayos de sol del otoño. Su virtud también era tan gloriosa como el vasto universo. ¿Cómo se le puede comparar con alguien que se parece?” Se quedaron atónitos por lo que dijo, y se conmovieron profundamente por su sinceridad hacia el maestro y su protocolo meticuloso.