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Usando pensamientos rectos para negar mi encarcelamiento ilegal y persecución física

Fui sentenciada ilegalmente a tres años de trabajo forzado en 2004, pero mi corazón se mantuvo inconmovible. En el momento en que ingresé al campo de trabajos esclavos, los guardias me forzaron a sentarme en cuclillas por siete días y siete noches. Como resultado de esta tortura, mis manos y pies se paralizaron, y mi cuerpo entero comenzó a temblar. Un compañero practicante me acercó la última conferencia “Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional del Oeste de los Estados Unidos”, donde Shifu dice:

“Así que, como cultivador, lo que es realmente extraordinario es cuando puedes ser firme y tener pensamientos rectos tan firmes que nada puede hacerte vacilar. Sé sólido y firme como diamante, o granito, y entonces nada podrá afectarte; la maldad te temerá con sólo verte. Si después de encontrarte con circunstancias difíciles, tus pensamientos pueden ser realmente rectos, entonces, cuando te enfrentes con la malvada persecución y cuando te enfrentes con interferencias, una sola frase tuya reforzada con pensamientos firmes y rectos podrá instantáneamente hacer que el mal se desintegre, (aplausos) y hará que quienes estén siendo usados por la maldad se den media vuelta y huyan, hará que la persecución perversa hacia ti se disuelva, y hará que la interferencia maligna hacia ti desaparezca sin dejar huellas. Un pensamiento nacido de la fe recta es todo lo que se necesita. Y el que pueda sostener firmemente esos pensamientos rectos y perdurar hasta el final, se volverá un magnífico dios forjado por Dafa”.

Recordé claramente la frase que Shifu dijo: “…una sola frase tuya reforzada con pensamientos firmes y rectos…”. Me pregunté que debería decirle a las fuerzas del mal. En ese momento, Shifu reflejó una frase en mi mente: “Sacrifica todo por la verdad”. Un día los guardias me preguntaron si yo podía recitar las reglas del campo de trabajos, y respondí: “yo puedo sacrificar todo por la verdad”; al escuchar esto, se marcharon. Cuando el médico del campo de trabajos esclavos me hizo un chequeo físico, me dio una bofetada. Le dije: “yo puedo sacrificarme por la verdad”. También él se dio la vuelta y se fue rápidamente.

A lo largo de los dos años en el campo de trabajos, me torturaron hasta dejarme inválida, y mi esposo sufrió un colapso mental. Debido a dificultades familiares, fueron personas de mi unidad laboral y de la asociación de mi barrio los que me llevaron a mi casa. Alguien preguntó quien me cuidaría. Yo les dije que estaría bien siempre y cuando permanezca en casa. En el campo de trabajo vomitaba cada vez que comía, pero en casa no vomitaba en absoluto. El día que dejé el campo de trabajos estaba en una silla de ruedas. Al llegar a casa, repentinamente me vino una fuerte angina y tuve la sensación de que ya no podría aguantar mas. Le pedí a mi marido que compre medicina para mí. Simplemente balbuceo algo, y en ese momento de repente me iluminé a la verdad de la situación; que todo era una ilusión y que yo no estaba enferma. Luego de darme cuenta de esto, pasé con éxito la tribulación. Desde ese momento, sin importar cómo me sentía, sin importar el dolor, hacía todo lo posible por cumplir mis tareas hogareñas. Mi cuerpo físico mejoró rápidamente, y supe entonces que cada pensamiento mío era crucial. Era tal cual dijo Shifu: “Con la elevación de tu xinxing, a tu cuerpo le ocurre un gran cambio; al elevar tu xinxing, está garantizado que ocurre una transformación en la materia de tu cuerpo”. (Zhuan Falun).

Mis pies habían sido tan torturados que ni siquiera podía ponerme pantuflos. Recordé aquel practicante al que le habían disparado en África. Su herida sanó en tres meses. Yo sabía que me recuperaría. Un día, un auto pasó por encima de mi pie. Me dije repetidamente: “voy a estar bien”, aunque en ese momento sufrí un dolor extenuante. El conductor quedó estupefacto, y el oficial de tránsito también se asustó. Sin embargo, pude irme caminando. Luego ocurrió un milagro y mi pie se sanó completamente.

No desperdiciar un segundo para salvar seres concientes

Hace dos años viví un tiempo en Shanghái para ayudar a cuidar de mi nieto. Durante la Exposición Internacional de Shanghái en 2009, el partido comunista chino (PCCh) contrató a muchas personas como personal de seguridad pública en las calles. Había más de una veintena de oficiales de policía afuera de mi residencia, y me era difícil salvar a personas. Sabía que era mi obligación salvar a más personas, sin importar mi ambiente. Me di cuenta de que si yo salía más temprano de casa podría evitar al personal de seguridad. Entonces, salía de casa a las 5 a.m. Aunque era muy temprano, de igual modo había muchas personas afuera. Para darme ánimos, Shifu me guió para que pueda ayudar a seis personas a renunciar al partido y a sus organizaciones afiliadas. Desde entonces, a menudo clarificaba la verdad a las personas temprano en la mañana.

Hasta mi pequeño nieto sabe como ofrecerles salvación a las personas. Un día, cuando él lloraba, le pregunté: “¿Qué tal si salimos a salvar a personas?”. Al escuchar eso, dejó de llorar inmediatamente y dijo: “Bien”. Era cierto que cada vez que lo sacaba a jugar, el realmente intentaba ayudarme a encontrar personas con relación predestinada. Un día, él se topó con dos personas jóvenes, así que lo seguí. Comencé a hablar, y los ayudé a renunciar al partido. Otro día, apenas salimos afuera, me dijo que la persona frente nuestro tenía una relación predestinada con nosotros: “Abuela, él está predestinado con nosotros. ¡Alcánzalo!”. Miré a la dirección que me apuntó, alcancé a la persona, y le aclaré la verdad.

Juntos hemos vivido muchos milagros, así como algunos peligros. Un día, apenas salimos de casa, mi nieto se separó de mí porque yo estaba tan enfocada en salvar seres concientes. Le pedí a Shifu que haga que mi nieto me espere en un sitio designado, y cuando regresé, el estaba allí, esperando por mí. Un día, lo saqué a pasear, pero un niño mayor lo insultó y le arrojó arena en la cara. Yo le dije: “Di que está bien; esta bien”. Con lágrimas en sus ojos, el dijo: “Está bien, está bien, está bien”. En ese instante, ocurrió un milagro. Me di cuenta que solo quedaba un poquito de arena debajo de sus ojos, pero todo el resto estaba limpio, y no había sufrido ningún daño.

Aclarar la verdad para salvar seres concientes se ha convertido en una parte principal de mi vida. Siento pesado el corazón si pasa un día y no le aclaré la verdad a la gente. Un día de lluvia, le dije a Shifu: “Shifu, quiero salir a salvar seres concientes”. Luego de eso, me fui, y salvé a algunas personas. Otro día, cuando esperábamos cruzar la calle con mi nieto, una persona a nuestro lado también estaba esperando a que la luz se ponga verde. Le dije un par de palabras, pero la luz se puso verde, y salió andando en su bicicleta. En ese momento, envié pensamientos rectos: “No terminé de aclararte la verdad, así que espera por mí allí mismo”. Entonces caminé y vi que el hombre estaba hablando por teléfono con alguien. Así tuve una segunda oportunidad de aclararle la verdad, y también lo ayudé a renunciar al partido.

Porque tengo el deseo de salvar seres concientes, Shifu dispone las cosas para que conozca a las personas que tienen relación predestinada conmigo. Estuve pensando en una excompañera de clase, y un día me topé con ella en la calle. Me dijo que casi nunca iba a esa parte de la ciudad, pero por algún motivo tomó la ruta que la llevó hasta allí. La ayudé a renunciar al partido y luego ella me llevó a un reencuentro de clase donde ayudé a once excompañeros a renunciar al partido.

También cometí errores. Si lo hago bien o mal, todo depende de mis pensamientos. La primera vez que vine a Shanghái, conocí a una persona cuyo tío era practicante. A través de él encontré a otros practicantes. Un día, él me dijo: “Por favor, llévame a aclarar la verdad a la gente, por más que no tengamos éxito”. Ese simple pensamiento interfirió y no dejó que salvemos a nadie ese día. A partir de ese incidente, los dos nos dimos cuenta que los buenos o malos resultados se originan de nuestras nociones humanas comunes.

Fui gravemente torturada en el centro de detención. Por consiguiente, cuando estaba en Shanghái un día, de repente sentí un fuerte miedo desproporcionado. Recordé que un practicante había hablado de su experiencia de cómo se enfocó en eliminar sus propios problemas. Luego de eso, me enfoqué en eliminar mi apego al miedo por cuarenta minutos y vi que una sustancia había desaparecido. Lucía como un gusano largo. De repente sentí que mi ambiente se había depurado. Sin embargo, de regreso a mi ciudad, el apego al miedo resurgió. Envié pensamientos rectos por tres horas para eliminar completamente este miedo. Una vez más, sentí que el cielo se había limpiado y que mi cuerpo estaba transparente. En el tren de regreso a casa ese día, ayude a nueve personas a renunciar al partido.

Controlando cada pensamiento —cultivándome bien para eliminar pensamientos negativos

Un día ni bien salí, el excremento de un pájaro cayó encima mío. Tiempo atrás, yo simplemente me hubiera rendido y hubiese vuelto a casa. Recordé que Shifu nos enseñó a aprender de lo positivo de las experiencias, no de lo negativo, y cuando logré hacer eso mis pensamientos influenciaron mi ambiente. Perseveré y ayudé a siete personas a renunciar al partido ese día. Dos días después, me tropecé con un perro grande y me caí. Inmediatamente, negué los pensamientos negativos y en cambio me aferré a un pensamiento recto. Desde ese mismo día, comencé a cultivarme de forma honrada. El camino de mi vida se transformó en un camino de cultivación, y Shifu arregló todo para mí.

En un momento dado, comencé a sentir dolor en el disco vertebral lumbar, y caí en cama. Luego de utilizar pensamientos rectos para negarlo, el dolor desapareció. También recordé que una vez que intenté estirar mis manos para sostener a mi nieto, mis pies se paralizaron. Sabía que las viejas fuerzas lo habían arreglado, así que lo negué. Luego de eso pisé fuerte con mi pie y logré caminar nuevamente. Por consiguiente, en momentos críticos, debemos cuidar de cada pensamiento.

Shifu ha estado protegiendo todo mi camino de cultivación. Cada paso que tomo es el resultado de mi confianza y fe genuina en Dafa. Es por eso que doy gracias a Shifu por darme tanto, y le agradezco a los practicantes por ayudarme. Seré más diligente en el futuro y le ofreceré salvación a más seres concientes.