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La visión de un contable
La directora de contabilidad ha estado en este cargo durante más de diez años. Actualmente la gente normalmente cree que dan más de lo que obtienen. Un día, esta contable, una cajera, algunos otros trabajadores, y yo, estábamos charlando. Esta contable decía: “Fíjense, nuestro supervisor (refiriéndose a mí) nunca ha devuelto un informe de gastos que no fuera honesto y correcto en los diez años que lleva aquí. Este tipo de supervisor, nunca se ha visto antes. Ha pagado todos sus gastos de su bolsillo, nunca se aprovecha de los demás. Sentía que yo siempre estaba en desventaja, y que yo no pagaba suficiente. Me solía enfadar fácilmente y me costaba dejarlo estar. Ahora, gracias al ejemplo de este supervisor, ya no me enfado más. Por él, ahora no le doy tanta importancia a las injusticias. Mírenlo: cuantas desventajas tiene, pero siempre está feliz durante todo el día. En realidad es un buen cultivador de Dafa”.
Al escuchar esto, otros también dijeron: “Definitivamente para aquellos que cultivan Dafa es diferente. Hacen su trabajo sin pedir nada. Nunca ostentan y nunca ponen excusas. Si solo la mitad de los funcionarios del gobierno cultivaran Dafa, cómo mejoraría el ambiente. Ya no existirían los regalos para sobornos, y no se necesitarían funcionarios que los revisaran”.
El sentimiento de mi supervisor
Nuestro supervisor jefe tiene un doctorado en educación, y ha publicado libros profesionales.
Destaca por su lógica y asuntos complejos. Debido al ambiente corrupto, tiende a ser egoísta. En el trabajo está interesado en las ganancias a toda costa, y por ello algunos trabajadores no tienen buena opinión de él. Nos comparan diciendo: “Nuestro segundo jefe cultiva Dafa y es muy honesto; mientras que el jefe no se cultiva y es muy codicioso”. Puesto que hablaban mucho, él se enteró. No le caía bien la gente que hablaba mal de él, y siempre que podía les hacía la vida en el trabajo más difícil. Ponía excusas para atrasar las cosas que se supone que debía hacer él. Aunque yo no hablaba en contra de él, también se enfadó conmigo. Pensaba que era mi culpa que tuviera una mala reputación. Cuando pasó esto, me enfrenté a ello calmadamente sin enfadarme. Nunca ponía excusas; en lugar de ello le escuchaba con toda mi atención. Cuando era necesario, me disculpaba y encontraba mis defectos. Y me decidía a hacer mejor el trabajo en el futuro.
Gradualmente, este jefe cambió su actitud hacia mí. Me hablaba muy calmadamente. Si había cualquier cosa difícil que se tuviera que hacer, siempre me lo decía a mi. Me pedía mi opinión y la respetaba mucho. Seguía cualquier sugerencia que le hacía. Comentaba: “Las sugerencias que das son efectivas, sin ningún efecto posterior negativo”.
Hace dos años este supervisor perdió su trabajo. Su jefe dijo que había alcanzado la edad máxima y era muy mayor para su cargo. Después de abandonar su trabajo, se sentía indigno y caminaba por la calle con la cabeza gacha, evitando a la gente siempre que podía. Creía que la gente trataba a los demás dependiendo de si tenían éxito o no, y ahora se sentía que era un fracasado. Cuando todo el mundo le ignoraba, yo seguía tratándole de la misma manera que siempre lo había hecho. Cuando su hijo y su hija se casaron le ayudé en cuanto pude. Este antiguo jefe agarró mi mano, la presionó y dijo: “La distancia pone a prueba la fortaleza de un caballo, así revela el tiempo el corazón de una persona. Después de dejar mi trabajo, me trataste como de la familia. Después de docena de años en este trabajo, al final lo dejo en tus manos. Mirando atrás, no admiro a nadie, pero tu temperamento y personalidad sí lo admiro”.
Los pensamientos de los empleados
Después de cultivar Dafa por más de diez años, los cambios que experimenté fueron tremendos. Puesto que los trabajadores se relacionan mucho conmigo, también tienen una opinión de mi diferente. Un empleado le decía a su colega en la oficina: “Se ha cultivado en Dafa y por ello ahora es diferente. Nos ha hecho sentir que es una persona recta en todo lo que hace. Siempre es honesto y honrado”.
Algunos empleados comentan que ahora soy muy sincero, cuando escucho, hablo y en la manera en que ayudo a los demás. Cuando me escuchan hablar, saben que les estoy diciendo la verdad y que no exagero lo más mínimo. Cuando necesito corregirlos, saben que es de forma sincera, y solo por su beneficio. Cuando les ayudo a resolver sus problemas, no pido nada a cambio. Soy feliz de poder ayudar, y también lo sienten honestamente.
Otros trabajadores comentan que soy amable, siempre ofrezco mi ayuda a los demás, incluso antes de pedirla. Cuando llueve, hay un conductor que se supone que me tiene que recoger y llevarme a casa. Siempre ofrezco el viaje a las trabajadoras, especialmente a aquellas con niños, así pueden llevarles a casa. Luego monto en mi bici y uso mi paraguas. Siempre me responsabilizo cuando hay un error en el trabajo. Los empleados que trabajan para mí dicen que la atmósfera es relajada, es un ambiente pacífico y nadie es deshonesto.
Mi superior y todos los empleados han atestiguado la belleza de Dafa. Estoy seguro que hay comentarios inmerecidos en sus palabras. Lo que dije o cómo me comporté, comparado con el estándar puro de Verdad, Benevolencia, Tolerancia de Dafa, es más que polos opuestos. Sin embargo, estoy determinado y seguro de superar mis fallos, constantemente rectificarme y purificarme, así puedo traer la felicidad de Dafa a todo el mundo con el que tengo contacto. Mi esperanza es que todo el mundo tenga un futuro precioso.
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Categoría: Mejorándose uno mismo