[Minghui Net] En marzo del 2012 durante el período en que el partido malévolo realizaba “Dos congresos”, necesitaba llamar al teléfono de un colega, y no podía encontrar su número. Había escrito en un papelito los números de teléfono de mi familia, parientes y amistades y este papelito siempre lo mantenía guardado en un lugar fijo de una gaveta. Al no poder encontrarlo, supuse que alguien había andado rebuscando en mi gaveta. Nada más faltaba a excepción de este papelito. Sabía que durante los “Dos congresos” que se estaban realizando, el partido malévolo había expedido órdenes. Los líderes de nuestra compañía me tenían en la mira secretamente. Pensé que ellos me habían robado la lista de teléfonos.
Deduje que alguien de mi oficina había tomado mi papelito. Externamente, seguí hablándoles a mis colegas sobre Falun Gong de manera calmada (les había hablado extensamente sobre Falun Gong en el pasado), pero mi mente no estaba tranquila en absoluto. Tras dos días de hacer observaciones, pude darme cuenta quién se había llevado mi papelito. Era la segunda vez que ella cooperaba con el partido malvado. Me sentía molesta y defraudada. Después de haber cooperado con el partido, la primera vez, conversé mucho con ella. Normalmente nos llevábamos muy bien, como hermanas, pero me traicionó a cambio de fama y fortuna. ¿Qué tipo de comportamiento se suponía que era éste? Mientras más lo pensaba, más me molestaba. Al final cada vez que la veía sentía irritación.
Sabía que mi estado mental no estaba bien. Calmadamente pensé: “Un luohan no se conmovería ante nada. Pero yo sí me molesté”. Comencé a enviar pensamientos rectos para eliminar este mal apego humano. Me calmé por un rato pero de nuevo volví a sentirme molesta. Inmediatamente volví a enviar pensamientos rectos y de nuevo logré calmarme otro rato. Así pasó una y otra vez. Con el propósito de evitar que esta colega volviera a cometer el mismo error contra Dafa, decidí escribir una carta para aclarar la verdad a todos los líderes de nuestra compañía. Cuando acabé la carta fui a visitar a mi madre, quien también es practicante. Quería pedirle que revisara la carta.
Llegando a la casa de mi madre, recordé algo del Fa de Shifu. Me sorprendí y de repente mi mente se aclaró. Comencé a pensar y concluí que tal vez yo tenía unos apegos humanos muy fuertes por lo que las viejas fuerzas se aprovecharon de estas brechas y manipularon a otros para cometer crímenes bajo el pretexto de quitar mis apegos. Con este pensamiento mi mente se calmó. Después de llegar a la casa de mi madre, algunos practicantes me ayudaron a encontrar muchos de mis apegos humanos, como por ejemplo, mis sentimientos hacia esa colega. No lo había percibido en lo absoluto pero los demás practicantes lo vieron inmediatamente y me lo señalaron. ¡Gracias, practicantes!
Después de entregarles la carta a los gerentes de la compañía, creí que ya había pasado mi prueba. Una noche, soñé que mi madre y otros parientes trataban muy bien a una de mis amigas, pero esta me ignoraba a mí. Yo me enojé muchísimo y la reprendí. Mi madre me dijo: “No importa lo que suceda, debes salvarla”. Después de esto me vi saltando barreras. Al saltar la segunda barrera me desperté. Pensé sobre esto, pero no podía encontrar el significado de mi sueño.
Tal vez Shifu vio que aún no me iluminaba del todo a esta cuestión y me fijó las siguientes palabras en la mente:
“Una persona malvada es dominada por el corazón de la envidia. A raíz de su egoísmo y despecho personal, se queja que no le tratan justamente”. (“Grado de conciencia” en Escrituras esenciales para mayor avance)
Finalmente comprendí que lo que estaba ocurriendo se dio debido a mi apego a la envidia. Yo trataba bien a los demás pero los demás no me trataban bien a mí. La envidia hizo que me sintiera molesta, que algo injusto se hacía contra mí. Jamás había considerado que mi apego en tal situación estuviera relacionado con la envidia. Le agradezco a Shifu esta pista, ya que gracias a esto he logrado reconocer otra manifestación del apego a la envidia. Pensé, además, que si el apego a la lucha es malévolo, el apego a sentir injusticia también es malévolo.
Tras leer algunos artículos escritos por practicantes donde decían que el apego a ver a los demás como inferiores es una manifestación de la envidia, me di cuenta de que también tenía un fuerte apego a ver a los demás como inferiores a mí. En mi mente, albergaba una especie de “orgullo”. Respetaba a quienes eran honestos, sinceros y hacían su trabajo. Despreciaba a los ricos y poderosos, y a los que minimizaban y denigraban a los pobres. Desde la perspectiva humana, pienso que está bien tener agallas. Esto está bien para el mundo humano. Sin embargo, para los cultivadores, esto es un apego. La gente puede hacer maldades porque está dentro de un laberinto y no sabe la verdad. Además está envenenada por el ateísmo del partido malvado. Ciertamente son dignos de tenerles pena. ¿No es acaso un tipo de envidia el sentir desprecio y ver a otros como seres inferiores? Pude ver que detrás de estas “agallas” se escondían los apegos de presumir y luchar. Francamente, esto también es un apego a la envidia.
En el pasado siempre me preocupaba que tenía un fuerte apego a la lucha pero no podía deshacerme de ello. Desde que alcancé este nuevo entendimiento he podido eliminar gran parte. A esto me he iluminado hasta el momento. Compañeros practicantes, por favor señalen cualquier cosa que sea inapropiada.
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Categoría: Mejorándose uno mismo