[Minghui Net] Comencé a practicar Falun Dafa en 1996. Durante la primera lectura del Fa que asistí, Shifu purificó mi cuerpo y me dio un Falun. Antes de eso, siempre me sentía incómoda con mi cuerpo. Luego de las nueve lecturas del Fa, me sentía muy cómoda y relajada, todas las enfermedades que tenía, habían desaparecido. Después, comencé a dar los primeros pasos en mi camino de cultivación. 

Leía el Fa todos los días y me comportaba de acuerdo a las enseñanzas de Shifu en Zhuan Falun. Mi mal carácter cambiaba gradualmente, se tornaba más suave, y ya no peleaba más con mi esposo. Además comencé a considerarlo a él antes que a mí. El carácter de mi marido también cambió; a medida que yo cambiaba, mi familia se hacía más armoniosa. Dafa me cambió. 

Luego de que me despidieran de mi trabajo en 1998, abrí una lavandería. Alquilé un local de una agencia de gobierno. Mi pequeño negocio se convertía en un buen negocio, y tenía una muy buena relación con quienes trabajaban en la agencia. Todos tenían una muy buena impresión de mí y de mi familia. Un día, mi marido invitó al electricista de la agencia a compartir una comida. Al día siguiente, el electricista apagó nuestro medidor de electricidad, esto nos permitía ahorrar 100 o 200 yuanes por mes. 

Cuando me enteré de esto, le dije a mi esposo, basada en el Fa, sobre el principio de “si no hay pérdida, no hay ganancia” (Zhuan Falun). Esperaba así que él hablara con el electricista y le dijera que nosotros preferíamos no tomar ventaja. Mi esposo me dijo que entendía este principio. Sin embargo, para evitar confusiones, no quería hablar con el electricista. Yo tampoco sabía cómo hablarle, pero cuando pensé que yo, como practicante de Falun Dafa, no estaba siguiendo las enseñanzas de Shifu, me sentí muy preocupada. 

Hablé sobre esta situación con algunos compañeros practicantes. Todos me alentaron para que le hablara al electricista. Cuando hablé con él, se conmovió profundamente. Dijo: “Yo estoy de acuerdo. Arreglaré el medidor lo más pronto posible”.

Algo más ocurrió en 1998. En los bolsillos de algunas prendas de vestir que un cliente había dejado para lavar, encontré 2400 yuanes. Cuando el cliente vino a retirar su ropa dos días después, me preguntó: “¿Encontraste algo de dinero en la ropa?”. Yo le pregunté: “¿Cuánto dinero?”. Y ella dijo con una sonrisa: “2000 yuanes”. Le dije: “Te has equivocado, y no te daré el dinero a menos que me digas la cantidad correcta de dinero”. Ella dijo: “Tenía temor de que no me lo dieras, por eso dije a propósito una cantidad menor”. Le hablé sobre la belleza de Dafa. Ella se conmovió y quería darme 400 yuanes, pero lo rechacé. Pocos días después vino a mi negocio y me trajo algunos regalos. Acepté sus regalos porque no quería hacerla sentir mal. 

Calculé mentalmente el gasto que ella había hecho para comprarme esos regalos, alrededor de 250 yuanes. Conversé con mi esposo sobre devolverle los 250 yuanes. En ese momento, recordé situaciones similares que menciona Shifu en Zhuan Falun: un practicante que devuelve a la fábrica textil las toallas que se había llevado antes de empezar a practicar Falun Dafa, y otro practicante que dona dinero a su lugar de trabajo luego de que su hijo ganara en un sorteo una bicicleta de lujo. Puse 250 yuanes en un bolsillo de su ropa que tenía que venir a retirar. 

Por validar el Dafa en mi área y por ir a Beijing, fui detenida ilegalmente cuatro veces y enviada a varios centros de detención, campos de trabajo forzado y centros de lavado de cerebro. Por la persecución, tuve que entregar mi lavandería.

En 2005 abrí otra lavandería. Muchos de mis clientes volvieron. Me decían que me habían estado buscando por todos lados, y algunos iban a cada lavandería para ver si yo seguía trabajando en otro lugar. Me dijeron que sólo confiaban en mí. Algunos también me decían que me habían estado buscando durante años. Todos sabían que me cultivaba en Falun Dafa y que era una buena persona; todos escucharon mi clarificación de la verdad, y sabían que había sido perseguida. 

Un día, el electricista que mencioné antes, encontró mi nueva lavandería. Comencé a hablarle sobre las renuncias al partido comunista chino y sus organizaciones. Antes de que terminara de decir algunas frases, me dijo: “Yo sé que el PCCh es corrupto. Vi la rectitud de Dafa a través de su comportamiento. Por favor, ayúdame a renunciar al PCCh”. 

Otro día, una clienta vino a retirar cinco prendas de ropa que su esposo había dejado. Sin embargo, no tenía el ticket para retirar las prendas. Le dije que sólo podía darle las prendas luego de ver el ticket. Me gritó diciendo que yo era muy exigente, que en otras lavanderías nunca le habían reclamado ningún ticket. Le expliqué que tenía que ser responsable por sus prendas, pero no parecía entender. En cambio, insistía en llevarse las prendas. Me gritaba, y decía que no iba a volver más a mi lavandería. Yo tenía en mi mente las palabras de Shifu y recordé que no tenía que ser alterada por su comportamiento; la quería salvar. Envié fuertes pensamientos rectos silenciosamente. En unos minutos, se calmó. Me dijo que si no le creía, llamaría por teléfono a su marido para comprobarlo. Con la llamada telefónica comprobé su identidad. Así que le di sus prendas. Luego de prepararle las prendas para que se las llevara, tomé 400 yuanes que había encontrado entre su ropa antes de lavarla, y se los di. Ella no quería aceptar el dinero, no podía creer que hubiera tanto en uno de sus bolsillos. Puse el dinero en su mano. Me dijo, ruborizada: “Estoy realmente avergonzada. Eres una buena persona. Gracias”. Le dije: “Estoy haciendo lo que me enseñó mi Shifu. Practico Falun Dafa”. Ella se sonrió y me saludó. Desde ese momento, vino a mi negocio más frecuentemente. 

Cuando encontraba dinero en los bolsillos de la ropa que tenía que lavar, devolvía el dinero a mis clientes, y les clarificaba la verdad sobre Falun Dafa. Como resultado, muchos de ellos recordaban que “Falun Dafa es bueno”. Algunos de ellos gritaban “Dafa es bueno” cuando entraban mi negocio. 

Una vez, di un vuelto con un recibo que tenía información sobre aclaración de la verdad a un cliente. Le pedí que se lo pasara a otras personas así recibiría buena fortuna. Él aceptó felizmente, y dijo que escribiría “Falun Dafa es bueno” en sus billetes. A fin de año, estaba colocando algunas frases para aclarar la verdad en mi negocio, y este cliente y otros más se llevaron algunas para colocarlas en sus puertas.

Un día, un mendigo de 70 años vino a mi negocio. Le hablé sobre la belleza de Dafa y sobre la verdad de la persecución. También le expliqué por qué las personas necesitan renunciar al PCCh y a sus organizaciones. Me dijo que había sido un soldado y que era un veterano miembro del PCCh. Escuchó sinceramente mi aclaración de la verdad y entonces renunció al PCCh. Decía todo el tiempo “¡Falun Dafa es bueno!”, también que quería decirle a su hijo que renunciara al PCCh. Antes de que se fuera, le dije que recitara sinceramente “¡Falun Dafa es bueno!”. Un tiempo después, regresó. Le pregunté si necesitaba algo más. Me dijo que quería agradecerme nuevamente, entonces se inclinó ante mí, y me dijo “Gracias”. Me conmoví hasta las lágrimas. 

Otra vez me encontré a un hombre en Guizhou que había venido a trabajar. Vino a mi negocio con la mano vendada. Le pregunté qué le había pasado. Me dijo que como no había sido cuidadoso en el trabajo, una de las máquinas le cortó un dedo y que tenía que ir a una segunda cirugía al día siguiente. Le di un amuleto con información para aclarar la verdad y le dije: “Si lees lo que dice de forma sincera, tu dolor disminuirá”. Tomó el amuleto y luego de mirarlo, dijo sorprendido: “¿Practicas Falun Dafa? Es difícil de creer para mí”. Le hablé sobre la belleza de Falun Dafa y sobre la persecución del PCCh. 

El joven dijo entonces: “¡Guau! Lo que está en la TV son todas mentiras contra ustedes. Puedo decir que eres una buena persona con sólo mirarte”. Le expliqué por qué la gente necesita renunciar al PCCh. Luego de escuchar, renunció al partido sin dudar. Tres o cuatro días después, luego de su cirugía, trajo a cinco o seis amigos a mi negocio. Les expliqué los hechos y los ayudé a que renunciaran al PCCh.

En abril de 2008 vendí  mi lavandería. Cuando me encontraba con mis viejos clientes, muchos me pedían que abriera otra lavandería. Me decían que sólo confiaban en mí. Cuando estuve al frente de mi negocio, tuve que contratar a ocho empleados. Ellos no sólo entendían la verdad sobre Falun Dafa, sino que también ayudaron a sus familiares a que renunciaran al PCCh. Algunos se llevaron una copia de Zhuan Falun para leer en casa. Todos decían que yo los trataba realmente bien, y que no importaba qué tipo de negocio pudiera tener en el futuro, ellos estarían encantados en ayudarme nuevamente.