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El partido comunista chino (PCCh) comenzó la persecución a Falun Gong el 20 de julio del 1999 y, junto con mis compañeros practicantes, iniciamos el camino de cultivación en el periodo de la rectificación del Fa.

Sin miedo

El 25 de septiembre de 2002, la cabeza de la "Oficina 610" en Jinzhou junto a un grupo grande de policías nos arrestaron con mi marido y nos llevaron a la estación de policía local. Me dije a mí misma: "Ésta es una gran oportunidad para difundir el Fa.", así que les conté que, anteriormente a su práctica de Falun Gong, mi marido había sufrido de un tumor cerebral. El médico había descrito su situación como muy grave y le recomendó una operación costosa como la única cura. Después, mi esposo comenzó a practicar Falun Gong y evitó cualquier forma de medicación, visitas al hospital o procedimientos médicos. Su tumor cerebral desapareció milagrosamente y hoy está completamente sano y libre de enfermedad. Cuando el subdirector de la estación de policía preguntó: "¿No estás tratando de difundir la práctica de Falun Gong?", le respondí: "Yo sólo estoy diciendo la verdad." 

En el centro de detención, describí la bondad y los milagros de Falun Gong a todos los que me rodeaban y les dije que los que creen en Falun Gong podrían recibir muchas bendiciones. Algunos presos incluso expresaron su deseo de comenzar a practicar Falun Dafa después de su liberación. A pesar de que nos encontrábamos en detención, persistimos en la práctica de las cinco tablas de ejercicios a las 3 am cada mañana, continuando por la noche después de que los detenidos se retiraban. Un día, cuando estaba haciendo la segunda tabla de ejercicios y estaba sosteniendo la rueda del Fa, abrí los ojos y vi un oficial de policía escrutándome con atención. No vacilé en mi corazón y pensé: "Tú sigue investigando y yo sólo voy a concentrarme en hacer mis ejercicios". Además del oficial, el centro tenía también una encargada de mantener la disciplina, que intentó en vano varias tácticas para que dejara de hacer los ejercicios. Un día, ella me preguntó: "¿Podrías dejar de practicar durante mis horarios de patrulla?" Ella quería que practicara después de que se hubiera salido del lugar de detención. Le dije: "Ya sabes que mis tiempos de práctica son fijos, ¿por qué no vuelves después de que haya terminado de hacer mis ejercicios?”

Durante los interrogatorios, los policías querían que cooperara con ellos, pero me negué, porque cooperar era lo mismo que obedecer los deseos del mal. Un policía me dijo: "Ya que no somos capaces de cambiar tu mente, vamos a hacer que tu hijo te convenza." Mi respuesta les frustró: les sonreí y les dije "Es inútil, no importa a quién llamen."

Los practicantes somos un solo cuerpo 

En el momento en que entró en el centro de detención, la compañera practicante Zhang Limei se iluminó de inmediato al hecho de que no deberíamos estar usando el chaleco de prisión. En ese momento yo aún tenía que entender este concepto. Un día, Jin, la encargada con la disciplina, empezó a pegarle a Limei Zhang, debido a que no llevaba el chaleco de prisión y no estaba sentada en la mesa. En ese momento, comprendí de pronto que somos un solo cuerpo y que la persecución de un compañero practicante sería equivalente a que me persiguieran a mí, por lo cual me quité el chaleco y lo arrojé a un lado, mirando a Jin que se marchó en silencio. Nunca más nos pusimos los chalecos de prisión.

Una practicante de apellido Zhou fue llevada a la prisión. Ella se resistía mientras los guardias trataban de tomar su foto, así que los policías malos le ataron las manos detrás de su espalda. Les dije: "A partir de ahora, voy a hacer una huelga de hambre hasta que le liberen las manos." Jin, la encargada de la disciplina, le quitó las esposas esa noche.

El compañero practicante He Tao, de otra célula, también fue castigado de manera similar por el jefe del centro de detención. En ese momento yo compartía la celda con otros 9 practicantes y les dije: "Debemos hacer lo que podamos para apoyar a nuestros compañeros practicantes. A partir de ahora, vamos a hacer una huelga de hambre. No comeremos hasta que dejen de torturar a nuestro compañero practicante." Hemos ayunado durante 3 días y, al final, el centro de detención detuvo la tortura de aquel practicante.

La dignidad de los practicantes de Dafa 

Tras ser retenida en el Centro de Detención Jinzhou durante diez meses, me dieron una sentencia de tres años y me trasladaron a la prisión de Dabei. En un principio, los guardias me encadenaron a una tubería de la calefacción y me pegaron con bastones eléctricos. Más tarde me entregaron a una prisionera llamada An Xiaoping. A pesar de su juventud, se había ganado la reputación de tener el vicio de golpear. Yo sabía que ésta era una prueba y me mantuve en calma. An Xiaoping me llevó a un pequeño almacén y comenzó a golpearme inmediatamente que me senté. 

A lo largo de esta paliza, la miré en silencio y me negué a ceder. Después de un tiempo se detuvo y más tarde me enteré de que le había dicho al jefe de la división: "Es inútil golpear a ésta". 

Hice una huelga de hambre en un esfuerzo de detener la persecución. Los oficiales me llevaron por la fuerza al hospital de la prisión donde me ataron a una cama. Un recluso fue asignado para supervisarme y torturarme. Como una forma de tortura, dejaron un tubo de alimentación insertado en mí durante un mes. Durante ese tiempo, mi cuerpo y mi mente sufrieron una gran presión. Por otra parte, era verano y había muchos mosquitos. Tendida allí, sin poder moverme, me picaron hasta que mi cuerpo estaba cubierto de pequeñas protuberancias rojas que picaban.

Una vez, mientras estaba atada a la cama, vi el Fashen de Shifu diciéndome que permaneciera firme en el Fa y que Él se encargaría del resto. Tomé las palabras de Shifu en serio y me esforcé por seguir el Fa en todo momento, impidiendo que mis pensamientos se desvíen, enviando pensamientos rectos y recitando de memoria el Fa.

Rechazando los trabajos forzados 

En la cárcel, nos vimos obligados a levantarnos cada mañana a las 5am. El trabajo comenzaba a las 6 de la mañana y, si teníamos suerte, terminaba temprano a las 9pm. Este horario de 15-16 horas de trabajo diario nos llevó a todos al agotamiento. Lo rechacé fuertemente, razonando que, en primer lugar, mi encarcelamiento ilegal era una forma de persecución y el trabajo forzoso no era más que otra forma de persecución. 

Un viernes después del trabajo, regresé a mi estancia y descubrí que mi cama estaba vacía y que habían quitado todas mis pertenencias. En este momento, se acercó An Xiaoping y me dijo: " No plegó la cobija de su cama según los estándares aceptables y fue arrojada al inodoro. Vaya por ella si la quiere de vuelta." Le respondí: "La persona que la tiró es responsable de traérmela de vuelta." Se fue contrariada y enfadada. En ese momento, se me ocurrió que ésta era también una forma de persecución. Debido a que los sábados y domingos eran días de descanso para los guardias de la prisión, cualquier problema podría abordarse sólo el lunes. 

Estos 2 días, cuando no había autoridades supervisoras, eran el momento ideal para perseguirme y aislarme. La ignoré y me acosté en mi cama hecha de tablas para descansar. Al ver mi falta de reacción, An Xiaoping se acercó para tratar de provocarme otra vez. Le repetí firmemente: "Dígale a la persona que se la llevó, que la traiga de vuelta." En este momento, otro preso, Yang Shufen, me trajo una manta pequeña. Sin embargo, An Xiaoping se acercó y arrojó la manta en el suelo. Entonces, los otros prisioneros Yu Yanfeng y Yang Shufen le pidieron al jefe de la división Wang Yin y al líder Miao que expliquen la situación. Miao Xiaoping le ordenó a An Xiaoping que regrese la manta, pero ella se negó a hacerlo. Al final, Yu Yanfeng, Shufen Yang, Yin Wang y los otros recuperaron mi manta y me la llevaron de regreso, por lo que su intento de perseguirme falló. 

Usando la ley para contrarrestar la persecución

Mientras lavaba mi ropa, los agentes confiscaron un par de mis pantalones. Durante ese tiempo, los presos del campo de trabajo forzado se vieron obligados a memorizar reglas de la prisión. Me negué a memorizarlas, pero algunos presos analfabetos en mi grupo vinieron a pedirme ayuda. Descubrí una regla que daba instrucciones sobre cómo proteger los derechos de una persona, que era perfecta para mi uso. Hice un escrito que describía cómo me habían quitado la ropa y explicaba cómo este incidente infringía mis derechos y cómo este caso debería ser resuelto. Dirigí mi carta al jefe del campo de prisioneros y él se lo dio al líder de mi grupo, diciéndole: "Por favor, encárgate de esto a todos los niveles." A partir de entonces, las dificultades que sufrí fueron mucho menores. 

En 2005, fui liberada de la cárcel y volví a mi casa. Un oficial de seguridad interna me convocó a una reunión en la estación de policía y me dijo que escribiera una carta de garantía que dijera que iba a dejar de practicar Falun Dafa. También me preguntó si todavía iba a la práctica. Le respondí firmemente: "Voy a seguir practicando" y le dije que no iba a escribir nada. Al final, él respondió: "Es casi el Año Nuevo, vuelva a su casa." De esta manera, regresé al camino de la validación de Dafa. 

Durante mis 3 años de prisión, he experimentado numerosas tribulaciones que he logrado superar con la ayuda de Shifu. Estoy muy agradecida con Shifu, con los compañeros practicantes y los seres conscientes que me tendieron una mano durante esta terrible experiencia.