La vida de una practicante se encontraba en grave peligro en la ciudad donde vivo. Le habían diagnosticado cáncer de cervicouterino en su etapa terminal. Ésta era una interferencia y una ilusión que se presentaba como yeli de enfermedad. Fui a su casa en cuanto me enteré de la noticia. Quería ayudarla a superar esta prueba y lo hice lo mejor que pude. Los síntomas de su enfermedad desaparecieron en poco más de un mes. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que esta experiencia fue el fruto del trabajo diligente de todos los practicantes de nuestra área, bajo la guía de Shifu y Dafa. Rechazamos por completo a las viejas fuerzas. Realmente nos cultivamos y nos elevamos como un solo cuerpo.

Anteriormente, en nuestra ciudad, las viejas fuerzas se habían llevado a una practicante de edad avanzada, bajo la apariencia del yeli de enfermedad. Entonces, me sentí abatido. Lamenté no haber hecho mejor las cosas. Presencié, sin poder hacer nada, cómo las viejas fuerzas llevaban a cabo sus arreglos y se llevaban a esta practicante. No fue capaz de cumplir sus votos prehistóricos.

Shifu dijo:

“Nada de lo que encuentras es simple, accidental o común. Debe tener que ver con tu cultivación y tu mejoramiento” (“Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles”, 2006)

Aprendimos nuestra lección de esto. Leíamos Zhuan Falun juntos todos los días con esta practicante y luego compartíamos experiencias y enviábamos pensamientos rectos. Los primeros días que estudiamos juntos el Fa hubo mucha interferencia. Sangraba tanto que me preguntaba si aún le quedaba sangre. Su corazón parecía saltar fuera de su cuerpo. No podía dormir ni moverse. Los síntomas de su “enfermedad” eran muy graves. No podía dejar de gritar: “¡Shifu, sálvame!” Continuamente la ayudamos a fortalecer sus pensamientos rectos. Los síntomas de su “enfermedad” eran ilusiones y no reconocimos a ninguno de ellos.

Las viejas fuerzas, obviamente, la estaban poniendo a prueba. También estaban poniendo a prueba nuestros apegos frente a la vida y la muerte, así como si realmente creíamos en Shifu y en el Fa. Teníamos muy claro en nuestras mentes lo que estaba pasando y lo que debíamos hacer. Shifu no reconoce a las viejas fuerzas y ellas no tienen ningún derecho a llevar a cabo esta llamada “prueba” en nuestra contra. Tenemos que negar por completo la persecución de las viejas fuerzas a los practicantes de Falun Dafa y eliminarlos verdaderamente. Así es como superamos esta prueba.

Las viejas fuerzas continuamente interferían con nuestro estudio del Fa. Por ejemplo, le impedían que leyera Zhuan Falun. No podía ver claramente los caracteres y solía saltearse las líneas. Una vez, le dije con impaciencia: “¡Entonces, deberías leer despacio, tú sola!”. Luego me fui. En ese momento, sentí algo malo en mi corazón. Pensé: “¿No estoy siendo egoísta al hacer que lea sola? ¿No son estos los seres perversos y los factores de la maldad interfiriendo y persiguiendo a esta practicante? ¿Acaso el irme no significa evitar y escapar de la maldad en medio de la batalla? ¿Acaso mi forma de pensar y mi comportamiento están animando al mal? Nuestros campos dimensionales están interconectados. ¿Cómo puedo permitir que me impidan cultivarme y que interfieran a otros practicantes?”. Inmediatamente después de pensar eso, regresé a estudiar el Fa con ella.

A menudo veo mis nociones reflejadas en otros practicantes. Los practicantes actúan como espejos de mí. Vi en mi los mismos apegos que vi en ella. Así que cada noche reflexionaba sobre los pensamientos que había tenido ese día y veía las cosas que había hecho que no estaban alineadas con el Fa. Al día siguiente le contaba los pensamientos y las cosas que había hecho que no estaban del todo correctas. Asimismo, le señalaba compasivamente sus errores. De esta manera los dos nos elevamos juntos basándonos en los principios del Fa. Teníamos que corregirnos y prevenir que las viejas fuerzas tomen ventajas de nuestras brechas.

Shifu escribió:

“Al rectificar los pensamientos,  
los perversos se derrumban”

(“Por qué temer”, de Hong Yin II)

Asimismo, Shifu escribió:

Los pensamientos verdaderos cambian todo,
el Cielo entero es claro.

(“Conmovido”, 29 de junio de 2010)

En poco más de un mes, los síntomas de su “cáncer” desaparecieron. Lo presencié personalmente, ayudándola a través de esta prueba, cultivándome yo mismo en el proceso.

Aprendí que debemos negar por completo los arreglos de las viejas fuerzas y cultivarnos  diligentemente cuando ayudamos a otros practicantes. No sólo debemos indicar dónde el otro practicante se queda corto cuando se producen los problemas. Debemos mirar hacia dentro y encontrar nuestros propios apegos. Debemos tener buenas intenciones y compasivamente señalar las deficiencias de la otra persona. No debemos hablar de los defectos de otro practicante a sus espaldas, ya que esto amplía y fortalece el avance de las viejas fuerzas hacia el lado negativo de otro practicante.