[Minghui Net] Gracias a la recomendación de un amigo, comencé a practicar Falun Gong en 1998. No mucho después, mi dolor de espalda desapareció y ya no me dolían las piernas. Mi felicidad no duró mucho, ya que el partido comunista chino (PCCh) comenzó su persecución a Falun Gong en julio de 1999. A pesar de la presión por mi encarcelamiento, estaba decidida a compartir mis experiencias personales y que más gente supiera sobre lo maravilloso de Dafa. A través de aclararles la verdad, algunas personas entraron por la puerta de la cultivación y sus enfermedades se curaron. Estaba también muy contenta de ver a una pareja que había estado legalmente separada por más de 20 años volver a unirse y comenzar a disfrutar nuevamente de un matrimonio feliz.
Atada y esposada durante siete días en el campo de trabajo forzado de Wangcun, en la provincia de Shandong
Un día de invierno en 2005 el líder del cuarto equipo, Wang Huiying, ordenó al guardia Li Ying y a otros que me llevaran a su oficina donde me ataron la mano izquierda a una tubería de calefacción y esposaron mi mano derecha a los barrotes de una ventana. Li apretó la cuerda hasta que toda mi mano izquierda se puso negra y morada. El dolor era tan fuerte que casi me desmayo. Otros guardias me tenían simpatía y aflojaban las esposas y la cuerda cuando Wang y Li no estaban allí.
A pesar de la tortura un día sentí un soplo de aire caliente en cada una de mis palmas. La insensibilidad y el dolor en mi cuerpo desaparecieron de repente, y me sentí extremadamente bien. Más tarde me di cuenta de que era nuestro compasivo Shifu quien me estaba protegiendo. Cuando los guardias me quitaron finalmente las esposas y la cuerda siete días después, tenía los pies hinchados como barras de pan y no me entraban en los zapatos. Tenía las uñas de los pulgares negras y moradas.
“¡Necesito hablar con los fiscales!”
Más tarde fui transferida a la prisión para mujeres de la provincia de Shandong, donde permanecí retenida en el equipo de dirección intensiva. Puesto que me negaba a hacer trabajo duro, los guardias me recluyeron muchas veces en una celda de aislamiento. La puerta y la ventana de la celda se mantenían cerradas, así que en verano hacía muchísimo calor en la habitación. Sufrí varias veces golpes de calor.
Un día, el guardia Xue Yanqin ordenó a la reclusa criminal Zhu Huifen que nos agarrara del pelo a mí y a otra practicante de apellido Cui, para intentar forzarnos a ver videos que difamaban a Dafa. Me negué a cooperar y Xue ordenó a Qiao Ruimei y a una persona de apellido Du que me estrangularan. Qiao apretó sus rodillas contra mi espalda y tiraba de mi collar hacia atrás. Mientras intentaba recuperar la respiración, de repente vi la cámara de vigilancia y me di cuenta de que debía haber guardias mirando en la sala de control. Dije a la cámara: “¡Necesito hablar con los fiscales!” Poco después, dos fiscales llegaron y me aconsejaron que abandonara mi huelga de hambre. Me entrevistaron y tomaron notas de su investigación.
Con el fin de “reformar” practicantes, el campo de trabajo ponía numerosos avisos en tablones que difamaban a Falun Gong. Reunían a todos los practicantes detenidos y les ordenaban leer los avisos y después escribir sus pensamientos. Me preocupaba que algunas practicantes cedieran ante la presión, así que mientras pasaba caminando frente a los tablones, les recordaba a la gente que no cooperaran con el mal. Resultó que muchas practicantes en verdad no escribieron nada y se mantuvieron firmes en su creencia. Es más, no mucho después quitaron los tablones.
La compasión de Shifu y el poder de Dafa hizo que un profesor y muchas reclusas vieran la maravilla de Dafa
La prisión para mujeres de la provincia de Shandong invitó a un profesor de psicología apellidado Xu, de Beijing, a dar conferencias en el invierno de 2007. El profesor Xu comenzó preguntando las siguientes cuestiones a todos los presentes: “¿Qué libro quieres leer más? ¿Qué es lo que más quieres hacer?”. Cuando me llegó el turno, contesté sin dudar: “Quiero leer Zhuan Falun y quiero ser un ser divino defendiendo la justicia”.
El profesor Xu no estaba en contra de Falun Gong, pero tenía dudas sobre los seres humanos cultivándose en el reino de los Fo. Le conté una historia sobre Sakya Muni: “Uno de los discípulos de Sakya Muni preguntó 'no puedo ver el paraíso occidental. ¿Cómo puedo creer en su existencia?' Sakya Muni le llevó a una habitación oscura y le dijo que había un martillo adentro. Este no podía ver el martillo. Luego, Sakya Muni encendió una vela y entonces pudo ver el martillo”. Pregunté al profesor Xu: “¿Así que usted no cree en lo que no puede ver?”. El contestó: “Sí, creo que hay cosas que no puedo ver y aún pueden existir. Tengo una copia de Zhuan Falun en casa y la estudiaré cuidadosamente antes de volver”.
Puesto que yo gritaba a menudo “Falun Dafa es bueno” y “la transformación es mala”, el profesor Xu pensaba que yo estaba deprimida. Él me enseñó cómo golpear la funda de la cama para aliviar la ansiedad. Yo contesté con una sonrisa: “Yo cultivo Verdad-Benevolencia-Tolerancia y no puedo hacer esto”. El profesor Xu luego pidió a los guardias que reunieran a todas las practicantes y me ordenó que gritara “Falun Dafa es bueno” en frente de todo el mundo. Luego me señaló para que me adelantara al frente y hablara sobre mis creencias.
Caminé hacia el frente calmadamente y comencé a compartir con todo el mundo lo que tenía en mi mente. A pesar de los ojos vigilantes de los guardias, hablé sobre cómo todos nos beneficiamos de Dafa y cómo dimos un paso adelante para aclarar los hechos y nos persiguieron por ello. Noté que algunas practicantes afirmaban con la cabeza. Cuando terminé, el profesor Xu pidió a otra practicante que repitiera lo que yo acababa de decir. Esta practicante no solo habló de todo lo que yo había dicho, sino que también sacó temas que yo no había mencionado, justo como Shifu dijo en Enseñando el Fa en la Conferencia de Nueva York 2008”:
“Shifu afirma lo que hacen los Dafa dizi, mientras estén haciendo las cosas con el deseo de validar el Fa y salvar seres conscientes yo afirmo todo lo que hagan. Además, sean mis Fashen o dioses, si lo haces, amplifican este asunto, aun más magnífico, aun más extraordinario, y les asistirán”.
Para resistirme a la persecución, seguí memorizando el Fa, enviando pensamientos rectos y mirando en mi interior cada día que estuve en prisión. Más tarde también inicié una huelga de hambre durante ocho días. Incluso aunque no bebía agua ni comía nada, no sentí sed ni hambre. Solo perdí un poco de peso, pero aún estaba llena de energía. Debido a mis pensamientos rectos, los guardias no me alimentaron a la fuerza.
Mientras estaba detenida en 2005 en el campo de trabajo forzado de Wangcun, conocí a una practicante que cedió ante la presión y ayudó a los guardias a “reformar” a otros practicantes. Poco después de abandonar su creencia en Falun Gong, comenzó a sentirse mareada y con náuseas. También perdió el apetito y estaba extremadamente pálida. Necesitaba ayuda para andar e incluso tenía que agacharse cada pocos pasos para tomar aliento. Si no había nadie cerca para echarle una mano, tenía que apoyarse en la pared para avanzar. Continuó así durante casi un año y sus síntomas no mejoraron nada, a pesar de gastar varios miles de yuanes en su cuidado médico.
Tenía simpatía hacia ella, así que le recordé que no traicionara a Dafa, diciendo: “Solo Dafa puede salvarte”. Le aconsejé que estudiara el Fa y enviara pensamientos rectos. Recité algunos artículos de Shifu y le pedí que intentara memorizarlos. En respuesta, ella afirmó con su cabeza gentilmente. La segunda mañana sucedió un milagro: se levantó como una persona completamente distinta, con el rostro rosado y energía robusta, caminando fácilmente y todo el mundo podía sentir su alegría.
Había una mujer de mediana edad, de casi 50 años, en la prisión para mujeres de la provincia de Shandong, que sufrió algún trauma en el pasado y como resultado siempre tenía un semblante inexpresivo y se movía muy lentamente. Después de observarla por un tiempo, llegué a la conclusión de que incluso aunque no tenía expresiones faciales, parecía ser una persona de buen corazón. Quise decirle varias veces que Dafa era bueno, pero no estaba segura de que reaccionaría a ello.
Una mañana, de repente sentí una gran compasión hacia las reclusas que estaban muy ocupadas haciendo sus trabajos asignados en el taller, así que les grité: “¡Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”. La mujer que mencioné antes levantó la cabeza y me miró fijamente. Por la tardé oí que la persona a cargo de su cuidado gritó con excitación “¡Ahora está bien!” Me corrieron lágrimas por la cara y estaba realmente asombrada del poder de Dafa.
Shifu dijo: “La cultivación depende de uno mismo, y el gong depende del shifu; si tienes este deseo, ya está bien. Pero el que realmente hace esto es el shifu, tú no puedes hacerlo en absoluto”. (Zhuan Falun)
Había una mujer joven, de 20 años, en la prisión que siempre se quejaba de dolor de estómago antes de cada comida. Yo tenía el pensamiento de ayudarle también. Para mi sorpresa, el equipó arregló que trabajara junto a mí. Me acerqué preguntando: “¿Has oído hablar de Falun Gong?”. Ella dijo que una mujer mayor le habló una vez sobre la práctica mientras ella estaba encarcelada en un centro de detención. Me ofrecí a ayudarle a aprender los artículos de Shifu, y ella me siguió frase por frase mientras recitaba los artículos. Más tarde, escribió todos los artículos en trozos de papel para que pudiera memorizarlos mientras hacía los trabajos asignados. No mucho después, noté que ya no tenía que tocarse el estómago antes de comer. Entonces ya pudo disfrutar realmente de la comida. Cuando le pregunté si ya se había curado su estómago, afirmó con la cabeza y sonrió.
También conocí a otra reclusa que había perdido a su madre siendo muy joven y se había casado tres veces, pero todos los matrimonios habían terminado en divorcio. Como consecuencia, había desarrollado problemas de corazón y neurastenia. Molestaba a todas sus compañeras de celda, porque tenía problemas para quedarse dormida y se revolvía en la cama toda la noche. Un día apareció por mi celda con sus sábanas, diciendo: “He venido aquí solo a buscarte”. Dándome cuenta de que se trataba de otro ser consciente con una relación predestinada con Dafa, le hablé de lo bueno que es Falun Gong y le enseñé a memorizar artículos de Dafa. Era muy sincera y seguía aprendiendo los artículos. A pesar de sufrir insomnio durante 20 años, durmió profundamente esa noche. Poco después, me dijo que normalmente olía un tipo especial de esencia en el taller, pero nadie más podía olerla. Un día se pinchó con una aguja el pulgar mientras manejaba una máquina de coser, pero la punta de la aguja no atravesó la carne. Yo sabía que el compasivo Shifu ya había empezado a cuidar de ella, alguien que ya había sufrido tanto en su vida.
Cuando se enteró de la brutal persecución a los practicantes de Falun Gong (incluida yo misma), estaba tan triste que se cubrió con una falda y lloró. También le contaba a menudo historias sobre las maravillas de Dafa. Cuando yo practicaba los ejercicios y enviaba pensamientos rectos, les recordaba a otras que se mantuvieran en silencio. Un día, al volver de utilizar el lavabo, dijo con sorpresa: “¿Por qué me ha vuelto el periodo? Me quitaron el útero hace seis años”. Le dije que había recibido buena fortuna por apoyar a Dafa. Otra gente también comentó que su aspecto parecía mucho mejor. Desde ese día en adelante, tuvo el periodo regularmente cada mes.
Mientras estaba detenida, me aseguré de memorizar el Fa, enviar pensamientos rectos, practicar los ejercicios y mirar en mi interior cada día. El resto del tiempo lo pasé aclarando la verdad a todo el que me encontraba, especialmente a las reclusas nuevas que llegaban. Gracias a mis esfuerzos de aclaración de la verdad, algunas reclusas me ayudaban a mí y a mis compañeras practicantes a pasarnos artículos de Dafa. Muchas expresaron el deseo de empezar a practicar Falun Gong cuando fueran liberadas.
Puesto que me negaba a ser “reformada”, la prisión me consideraba como objetivo de “dirección intensiva”. Me pusieron en una celda junto a la oficina de los guardias. A todas las demás detenidas se les permitía cambiar de celda, pero yo siempre tenía que quedarme en la misma. Incluso muchas personas pidieron cambiarse a mi calabozo, pero mis compañeras no querían irse, diciendo que se sentían felices a mi lado. Más de la mitad de mis compañeras de cuarto comenzaron a aprender Dafa a través de mí, incluyendo aquellas a las que les habían asignado vigilarme.
La noche antes de mi liberación, mucha gente vino a mi celda y me deseó buen viaje. Decían: “Debido a la presión, no nos atrevimos a acercarnos a ti, pero todas sabemos que eres buena persona y nos gustas a todas”. Algunas me pidieron el número de teléfono para encontrarme y aprender Falun Gong cuando fueran liberadas. Otras decían: “Eres la persona que más admiro”.
Shifu dijo en Exponiendo el Fa en el Fahui de Boston, 2002: “Ustedes son cultivadores, cuya conducta [debe ser] pura y recta. Hay tanta gente que piensa que ustedes son extraordinarios tan sólo al ver cómo actúan”.
“¡Enviemos todos buenos deseos al compasivo Shifu!”
Recuerdo que era el 13 de mayo de 2010. Durante la hora de la cena, decoré toda la mesa con comida deliciosa que había guardado para ocasiones especiales y dije a mis compañeras de celda: “Es mi regalo hoy”. Ellas preguntaron con curiosidad: “¿Qué hay de especial hoy?”. Yo contesté: “Hoy es un día sagrado, el día que Falun Dafa comenzó a difundirse. Recordemos todas este día y pidamos por favor que Falun Dafa nos bendiga”. Me dieron un cálido aplauso. Una practicante me pasó una nota: “Hoy es el día de Falun Dafa. ¡Enviemos todas buenos deseos al compasivo Shifu!”.
Versión en inglés: http://clearwisdom.net/html/articles/2011/10/17/128818.html
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Categoría: Aclarando la verdad