[Minghui Net] Los padres de mi primo murieron cuando era joven, por lo que mi padre lo llevó a vivir con nosotros. Antes de su jubilación, mi primo trabajó como médico en un centro de detención de una gran ciudad. Después del inicio de la persecución, el 20 de julio de 1999, hubo un flujo constante de practicantes enviados al centro de detención donde trabajaba.

Él estaba a cargo del examen físico. Aunque no practica Falun Gong, sabe que los practicantes son buenas personas, ya que tres o cuatro de sus familiares practicaban antes de que empezara la persecución. Por eso, siempre trató de ayudar a los que conocía en el centro de detención. Le preguntaba a cada uno si tenían alguna enfermedad. Todos decían que no. Luego les preguntaba si habían padecido enfermedades en el pasado. Todos decían que solían tener diferentes enfermedades, pero afortunadamente todas desaparecieron al practicar Falun Gong. Lo colocó en una situación difícil y también estaba confundido por la situación. A veces, se arriesgó a diagnosticar a alguno con presión alta o un mal cardiaco, así esos practicantes saldrían del centro de detención. En realidad, así logró que unos pocos practicantes fueran enviados a sus casas.

Una vez mi primo me dijo: “Ustedes son tan tontos. Cuando se les pregunta por su salud, por qué  no exageran sus problemas y prometen nunca más practicar Falun Gong, cuando los liberen, pueden practicar lo que quieran”.  Le dije: “Seguimos los principios del universo, Verdad-Benevolencia-Tolerancia. No podemos decir mentiras”. También le dije que lo que hacía por los practicantes era muy valioso y acumularía mucha virtud. Dijo que lo hacía porque no quería que gente buena como nosotros sufriera más en el centro de detención.

Mi primo era el médico en jefe del centro. No le gustaba alimentar a la fuerza a los practicantes que estaban en huelga de hambre. Si lo hacían, les pedía a los familiares que vinieran y se los llevaran a casa. Cuando los veía leyendo las conferencias de Dafa, haciendo los ejercicios, y recitando en voz alta, fingía no verlos ni oírlos. Decía que los otros presos se devanaban los sesos por encontrar la manera de sobornarlo, para que los pusieran en libertad bajo fianza por razones de salud. Sin embargo, se dio cuenta que los practicantes no lo hacían. Los presos que estaban en la cárcel por corrupción no soportaban las dificultades en el centro de detención. No importaba cuán presumidos eran en su trabajo, una vez encarcelados se sentían humillados.

Un invierno, un funcionario corrupto vino al centro de detención con zapatos nuevos, mientras los nuevos practicantes encarcelados estaban descalzos. Mi primo le pidió  al funcionario que se quitara los zapatos y estuviera descalzo como los practicantes. Al ver a un practicante vestido sólo con una camiseta y pantalones cortos, se quitó su abrigo y se lo puso al practicante. El funcionario corrupto comenzó a quejarse de que los zapatos eran suyos. Mi primo dijo: “Los funcionarios corruptos toman más de lo que merecen. La gente los odia mucho. ¿Cómo pueden compararse con los practicantes de Falun Gong? Ellos estudian la ciencia de más alto nivel, que incluye el universo, toda la vida y los seres humanos. Cuántos expertos, eruditos y académicos están practicando Falun Gong. Todos son gente buena. Están salvando a la raza humana. Mi nivel es bajo, pero realmente los respeto”.

Como la persecución se intensificó, ni primo se negó a participar y se jubiló antes. Encontró  otro trabajo en un hospital local. Había un practicante que era médico y fue encarcelado por ocho años. Su esposa e hijos lo abandonaron y no podía encontrar trabajo. Todas sus identificaciones fueron confiscadas, vivía en casa de otro practicante. Mi primo le consiguió trabajo en el hospital donde trabajaba, y se convirtió en garante del practicante. Cuando este practicante les dijo a los jefes y al personal del hospital sobre la persecución de Falun Gong, algunos le preguntaron a mi primo qué pasaba. Mi primo simplemente respondió: “¿no es verdad lo que dijo?” Protegido por mi primo, este practicante trabajó en el hospital durante todo un año.

Durante este tiempo, una practicante llegó con su hijo. Había estado encarcelada en un campo de trabajos forzados por tres años, y su identificación confiscada por la policía. Sin una identificación, ni siquiera podía rentar un lugar para vivir. El practicante que era médico le dio su casa (que el hospital había rentado para él). Mi primo solicitó otro lugar. Debido a que ella no tenía mucha educación, a menudo la despedían del trabajo, porque no tenía identidad ni educación adecuada. Al principio, el médico y yo le dimos dinero. Mi primo encontró algunos amigos y envió a su hijo a la escuela. Después de que el médico se fue, mi primo se convirtió en su garante y se aseguró que le ofrecieran un domicilio lo más barato posible. Incluso la ayudó a encontrar un trabajo dentro de sus medios, donde sólo trabajara de dos a tres horas al día. De esta manera, pudo tener un ingreso constante, y tenía tiempo para hacer las tres cosas. La practicante y su hijo volvieron a tener una vida estable.

Siempre que había una fiesta, mi primo los invitaba a casa, tratándolos como si fueran sus hermanos menores y les daba lo que podía. Un día le dije a un amigo de mi primo que eran nuestros amigos de mucho tiempo. Mi primo se enojó conmigo y me dijo: “Ellos son nuevos en este lugar; para evitar que los intimiden, yo siempre les digo a los demás que son mis parientes”.

¡Muchas gracias primo! ¡Tienes todo mi respeto! Espero que siempre estés lleno de rectitud y bondad. Como practicante de Falun Gong, tener gente como ustedes, despiertos a la verdad, son nuestro orgullo y alegría. Tu manera de ser es tan pura, amable, desinteresada y eres digno de ser salvado por Dafa.

 

Fecha de publicación: 25/11/2010

Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/html/articles/2010/11/25/121599.html