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(CIFD) Mi nombre es Xu Yushan. Soy practicante de Falun Dafa de la ciudad de Shuangcheng, provincia de Heilongjiang.
El 27 de junio de 2006, cuando subí a un tren en la ciudad de Jiamusi para volver a la ciudad de Shuangcheng, los agentes de policía del ferrocarril me detuvieron en un punto de comprobación de seguridad porque encontraron un libro y cinco artículos sobre Falun Dafa en mi poder. Inmediatamente fui enviado al centro de detenciones de Jiamusi y retenido allí durante un mes. Entonces fui condenado a un año y medio de trabajos forzados el 27 de julio de 2006 e inmediatamente enviado al Campo de Trabajos Forzados de Jiamusi. El 10 de octubre de 2006, fui trasladado al Campo de Trabajos Forzados de Suihua. Fui liberado el 9 de noviembre de 2007.
El Partido Comunista Chino (PCCh) siempre engaña a la gente usando mentiras como "se utiliza una gestión correcta en las prisiones; no hay ni palizas ni altercados, ni tampoco ninguna persecución a practicantes de Falun Gong en la detención. "Aquí compartiré lo que sufrí en el campo de trabajo forzado y expondré las malvadas acciones detrás de esta supuesta "gestión correcta."
En el campo de trabajo, estaba decidido a contar a la gente sobre mi inocencia y la de Falun Dafa. Durante el desayuno en la mañana del 20 de noviembre de 2006, dije en voz alta, "Guardias y empleados, por favor no se dejen engañar. Falun Dafa es una vía recta. Hay practicantes en más de 80 países por todo el mundo. Miles practican libremente en Taiwán y Hong Kong. ¡Falun Dafa es bueno!"
Los guardias saltaron sobre mí. Inmediatamente me dieron patadas y puñetazos, y más tarde me dieron otra paliza en la oficina de la división. Cuando intentaron colgarme de la barandilla superior de una litera de la celda, luché para no cooperar con ellos. El líder de equipo, Diao Xuesong, me dio una patada en el abdomen inferior con tanta ferocidad que inmediatamente me caí al suelo, bañado en sudor. No sé cuánto tiempo tardé finalmente en recuperarme. Ellos me colgaron entre dos camas. Más tarde, Diao Xuesong me acusó falsamente de haber intentado practicar los ejercicios de Falun Gong y me envió a una celda de confinamiento solitario durante siete días.
El confinamiento solitario era un cuarto de menos de cuatro metros cuadrados, con una silla metálica en el medio. Había una placa metálica de tres pulgadas bajo la silla. El cuarto era sombrío. Me obligaron a sentarme en la silla, esposado y con grilletes. Un cinturón sobre mi pecho me impidió hacer cualquier movimiento o bajar la cabeza.
Un reproductor de cinta magnética con rebobinado automático y función de replay sonaba las veinticuatro horas del día. Me pusieron unos auriculares y me obligaron a escuchar a la cinta sin parar. Pusieron el contenido anti-Falun Gong a un volumen muy alto. Después de varias tentativas finalmente me quité uno de los auriculares. Cuando las guardias lo descubrieron, me ataron las manos fuertemente con cinta, provocando que se hincharan con severidad. También me ataron el pecho con tiras de tela tan fuerte que era incapaz de moverme. Mis pies se hincharon exageradamente.
Dos días más tarde, las manos y los pies comenzaron a sangrar. Los torturadores todavía me ataban fuertemente las manos. La silla metálica era muy fría para sentarse, y las manos atadas sobre los brazos de la silla estaban entumecidas y frías. Sentí un dolor extremo y una gran incomodidad. Tres días más tarde, ya que todavía me negaba a ceder, los guardias incitaron a los vigilantes para que me torturaran. Ellos vertieron un bolso de pelo que había sido cortado de otras personas en mi ropa interior, contra mi piel, y luego me pusieron un sombrero especial de algodón pesado sobre la cabeza. Me cubría los ojos. Era tan caluroso que comencé a sudar. El pelo me picaba insoportablemente. Yo quería rascarme o frotar mi cuerpo, pero era incapaz de mover las manos, los pies o el pecho.
El segundo día en la celda de confinamiento solitario, durante una pausa para ir al servicio, los vigilantes dijeron no tener la llave para liberarme de la silla pero que podrían traerme una escupidera para orinar. Sentí un poco de vergüenza y dije que no, que tenía que ir al servicio. Sin embargo, comenzaron a desabrocharme los pantalones. Me sacaron los genitales y me frotaron algo sobre ellos. No me dejaron orinar, sino solamente me abrocharon los pantalones y se fueron.
Aproximadamente diez minutos más tarde sentí un dolor insoportable en los genitales y casi perdí la conciencia. Pasé la noche entera con espasmos dolorosos. Al día siguiente volvieron a hacer la misma cosa. Entonces vi claramente lo que estaban poniéndome en los genitales. Era el polvo de tabaco que se usa en las pipas de tubo largo chinas.
Cuando la condena de siete días [en el confinamiento solitario] terminó y yo todavía no cedía, el ayudante del director de la división, Liu Wei, dijo que era hora de tratarme con la fibra de vidrio. La fibra de vidrio es usada para forrar el exterior de los cables eléctricos y también para hacer azulejos o placas de asbesto. Aquella noche, el monitor Song Xiaojun vació una bolsa de fibra de vidrio sobre todo mi cuerpo. Mis manos, pies y pecho estaban atados. No podía sentarme; si lo hacía, parecía que me sentaba sobre un cojín de agujas. Sentí un dolor y un picor extremos, tan insoportables que incluso la muerte parecía ser el menor de los males.
Me puse en huelga de hambre y estaba débil y parecía un esqueleto. Me dieron medicinas y leche en polvo para recuperarme más rápido. Sin embargo, sólo era una artimaña. El 24 de julio de 2007, cuando mi salud acababa de mejorarse un poquito, no podían esperar más y me volvieron a torturar.
El encargado de la sección, Bai Jiuyi, trajo a cuatro personas de la división Nº 2 para torturarme. Ellos eran el encargado político de la división, Gao Zhonghai; el ayudante de la división, Liu Wei; el líder de equipo, Diao Xuesong; y el líder de equipo, Li Chengcun. Alrededor de las 8:00 de la mañana de aquel día acudieron a mi cama.
Después de confirmar mi postura hacia Falun Gong [y que no renunciaría], ellos dijeron, "Parece que usted no tiene miedo a la muerte. No le dejaremos morir, pero le haremos vivir en un estado peor que la muerte. Solamente queremos jugar con usted. Cuando estemos hartos de jugar, le dejaremos completamente inválido. Entonces le permitiremos irse y morir en su casa varios días más tarde. Los funcionarios más altos en la oficina del campo de trabajo le conocen y los de las otras divisiones también. Todos ellos apoyan nuestro juego para con usted. Ellos asumirán la responsabilidad. Ya que otros se responsabilizan, vamos a jugar. ¡Nosotros le hemos alimentado bien para ayudarle a recuperarse, porque queremos jugar bien con usted!"
Ordenaron al vigilante arrastrarme a la otra celda. Cuatro hombres sin camisa me esperaban dentro, listos para torturarme. Ataron un trapo sobre mi boca para impedirme gritar, lo que me hizo perder los dos dientes delanteros. Ellos sujetaron un reproductor de cintas a mi cuerpo y me insertaron los auriculares en las orejas. [El reproductor de cintas] hacía sonar a todo volumen propaganda [anti-Falun Gong] de lavado de cerebro. Entonces fui esposado [con los brazos] detrás de la espalda y me colgaron del pasamano superior de una litera. Mis pies apenas tocaban el suelo. El encargado de sección de la administración llegó para comprobar mi estado. No estaba satisfecho y dijo, "Si insertan un bloque en el pasamano superior, sus pies no podrán tocar el suelo. Repetidamente decía, "¡Este castigo no es suficiente!".
Me regañaban constantemente. A veces me tiraron hacia arriba por el cabello; a veces me daban patadas en las partes privadas y me torcían los brazos. Me metían repetidamente un cigarrillo encendido en la nariz, quemándome gravemente las ventanas de la nariz, dejando cicatrices. Todavía siento el dolor en mi nariz. El humo del cigarrillo seguía entrando en mis pulmones. Dijeron que era para poner mis pulmones negros y hacerme contraer la tuberculosis pulmonar o incluso un cáncer pulmonar. Incluso hoy en día toso mucho. Continuaron untándome guindilla picante sobre los ojos, oídos, el ano, y los genitales. No pararon ni siquiera cuando mis genitales comenzaron a sangrar. Cuando perdía la conciencia debido a la tortura, me lanzaban agua fría por encima para despertarme. Usaban cigarrillos para quemarme las uñas de las manos y los pies. Todavía siento dolor en el meñique derecho.
También me cubrían la cabeza con dos capas de bolsas de plástico y las llenaban del humo. Cuando el aire y el humo fueron absorbidos, yo goteaba de sudor. Quitaban las bolsas después de ver que era incapaz de seguir más y me permitían respirar otra vez. Entonces repetían la misma tortura.
Fui torturado así durante seis horas al día. De noche me esposaban a una cama con sólo las tablas de la cama desnudas, sin ropa de cama. Me ataban los pies con tiras de paño, que me hacían incapaz de moverme. Yo estaba en los huesos, y era muy doloroso acostarme en esa cama de tablas.
Éste es el supuesto "trato humano" en el campo de trabajo forzado; tal tortura pasaba abiertamente y sin escrúpulos en el campo de trabajo forzado de Siuhua. Todos los vigilantes y guardias de la prisión sabían de ello. Espero que al exponer estos delitos pueda ayudar a la gente a darse cuenta: la persecución a practicantes de Falun Gong es real.
24 de diciembre de 2007
Xu Yushan
NOTICIAS - 14 de febrero de 2008
Centro de Información de Falun Dafa, http://www.faluninfo.net/sp/
Fecha del artículo original: 14/2/2008
Versión en inglés: http://www.faluninfo.net/displayAnArticle.asp?ID=9514
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