[Minghui Net]Mirando atrás a mis nueve años de cultivación, he aprendido y experimentado mucho. La experiencia más difícil y conmovedora sucedió en los últimos años, después de que mi hijo viniera a Suecia desde China. Me gustaría compartir algunas de mis experiencias y lecciones aprendidas, como punto de partida para mi futura cultivación.
Mi hijo tenía sólo 13 años cuando abandoné China en 2001. Era simpático, inteligente y me quería mucho. Cuando volvimos a encontrarnos en Suecia cuatro años después, me impactó mucho descubrir que se había vuelto egoísta y que la cultura del Partido Comunista Chino (PCCh) le había lavado el cerebro. Me miraba de manera fría. Sabía que tenía muchos entendimientos incorrectos hacia Falun Gong, y que me odiaba por haberlo dejado solo todos estos años. Entendía que se sintiera dolido cuando lo dejé, él quería estar conmigo, y no quería que su madre fuera alguien a quien no le importa su marido y su hijo, de lo cual los medios del régimen comunista acusan a Falun Gong.
Mi cultivación se enfrentaba ahora a una nueva y difícil fase. Sabía que mi hijo se esforzó mucho en conseguir la firma de su padre para venir a vivir conmigo; tal vez esto sucedió porque su auténtica naturaleza amable deseaba ser rescatada, y debido a nuestra relación predestinada. Al principio él estaba en contra de Dafa, y se negaba a escuchar la verdad. Temeroso de que sus amigos de China pudieran verlo a través de video conferencia, quitó el retrato del Shifu de la pared y la decoración de loto de la ventana de mi habitación. En aquella época vivíamos con otro practicante. Tenía que compartir mi habitación con mi hijo de 17 años hasta que pudiéramos encontrar un piso para nosotros. No me preocupaba en absoluto. Pensé que debía ser parte de mi cultivación ahora que el Shifu había arreglado que mi hijo viniera conmigo. Pensaba que el resultado sería bueno mientras mantuviera mis pensamientos rectos. Sabía que cultivarme bien y salvar a la gente es lo más importante para mí.
Continué practicando los ejercicios y estudiando como habitualmente, además de seguir haciendo mucho trabajo para una web de Dafa y quedarme despierta hasta muy tarde. Después de un tiempo, mi hijo aún no podía acostumbrarse al nuevo entorno. Protestaba por no tener su propia habitación; la comida no era buena, y no había nada de diversión. Nos era muy difícil comunicarnos. Una vez lo regañé, y se fue de casa toda una noche. Era una noche muy fría. Lloré y miré dentro de mí, como dice el Fa, dándome cuenta de que mi impaciencia le había hecho daño una vez más.
Agradezco mucho que la compañera practicante estuviera a mi lado durante aquella época. Ella ayudó enormemente a mi hijo, con el desinterés de un cultivador. Para proporcionarnos mejores condiciones de vida, nos las arreglamos para mudarnos a un sitio más grande. En aquella época, el estudio en grupo del Fa era en nuestra casa; no fue accidental que mi hijo tuviera la oportunidad de conocer a tantos practicantes occidentales. Tres meses después, mi hijo aprendió mucho sobre los cultivadores y quería aprender más sobre Dafa. Una vez, en uno de sus escritos llamó a la practicante que vivía con nosotros "una amiga inolvidable". Para aclararle la verdad, los compañeros practicantes contactaron con un joven practicante en Dinamarca llamado Liu Xiaotian, para que chateara con mi hijo por Internet. Xiaotian pasó dos noches contando su historia a mi hijo, y cómo sus padres murieron a causa de la persecución. Otros dos jóvenes practicantes también colaboraron con Xiaotian para aclarar la verdad; gradualmente sus esfuerzos positivos eliminaron las fuerzas malvadas que había sobre mi hijo.
Este proceso fue una experiencia de cultivación muy difícil para mí. Reveló muchos de mis apegos y me costó muchas lágrimas, mientras los apegos eran eliminados. Un día, mientras mi hijo ojeaba un folleto de Falun Gong, él me dijo entre lágrimas, "Ustedes (los practicantes de Dafa) son tan buenos. Me siento mal por no haberlos ayudado mucho. Tengo buena salud, y podría donar mi sangre para ustedes". Entonces renunció por Internet a las organizaciones del PCCh con su nombre real. Una vida estaba finalmente a salvo.
Después de vivir con una compañera practicante durante 100 días, conseguí mi propia casa. Mirando atrás a esas experiencias durante aquellos 100 días, sentí profundamente la protección compasiva del Shifu y la ayuda desinteresada de los compañeros practicantes. Entiendo realmente el significado de "compañero practicante" a través de mi experiencia de solicitar el estatus de refugiada, y la experiencia de salvar a mi hijo.
En julio de 2006, mi marido pidió venir a Suecia para visitarme. Ésta era una gran oportunidad para rescatarlo, aunque tenía pensamientos complicados al respecto. Aunque habíamos estado casados por muchos años, habíamos elegido caminos diferentes; el de un cultivador, y el de un seguidor del PCCh a cambio de beneficios personales. No es difícil imaginar cómo un funcionario del PCCh soltero y rico viviría en una sociedad con bajos valores éticos como la China. Habíamos vivido separados por más de cinco años, y no podía decidirme respecto a cómo tratarlo cuando volviera a verlo. Por un lado quería aclararle la verdad y salvarlo; aunque, mi lado egoísta se preocupaba de que no debía dejar que su sucio cuerpo me manchara y bajara mi nivel, incluso si no podía ser capaz de salvarlo. ¿Cómo podía, con un apego tan egoísta, rescatar a alguien ? Como resultado, no importaba cuánto lo intentara, discutía con él con un apego de ganar. Le explicaba las cosas con el apego de conseguir un resultado. Cuando se negó a ver el DVD de aclaración de la verdad y a leer La Gran Época, dejé completamente de rescatarlo. Entonces dejé de trabajar para la web de Dafa por razones de seguridad, y me fui con mi familia de vacaciones a la costa de Noruega. Durante aquella época, no estudié el Fa, ni envié pensamientos rectos, ni practiqué los ejercicios; mis nociones humanas emergieron. Mi marido estaba muy decepcionado porque no sentía ningún calor familiar después de su visita a Suecia. Volvió a China antes de lo planeado, después de dos semanas. Incluso se quedó con mis ahorros personales que tenía en China, por valor de 40.000 yuanes. Estaba emocionalmente enfadada por haber perdido el afecto y los beneficios personales.
Después que mi marido se fue, me sentí muy mal. Podría haberle llevado miles de años de relaciones predestinadas tener una oportunidad como esta de ser salvado, y aún así lo rechacé por mi ego. Si no tenía pensamientos rectos, no importa cuánto intentara eliminar mis apegos, éstos continuaban emergiendo. Todo lo que el Shifu arregla sirve a nuestro propósito de volver a nuestro hogar verdadero; nada es accidental. Antes del Año Nuevo Chino mi marido me llamó para decirme que mi suegro se encontraba en condiciones críticas y quería ver a su nieto cuanto antes. Mi marido sabía que tengo dificultades económicas, y aún así no ofreció ninguna ayuda para los gastos del viaje de mi hijo. Entendí que ésta era otra oportunidad que el Shifu había arreglado para mí. Reservé un billete de avión para mi hijo inmediatamente y compré regalos para mis familiares. Sabía que el Fa me había ayudado a abandonar mi apego a los sentimientos personales y a los beneficios económicos; en su lugar, sentía compasión y perdón hacia ellos. Cuando mi hijo volvió, descubrí accidentalmente que me había traído una maleta llena de todo tipo de regalos de mi marido y de su familia.
Al aclarar la verdad, normalmente sentía que era muy difícil comunicarme con los hombres de negocios chinos en Suecia, con la percepción de que no tenían la voluntad de tratar con practicantes de Falun Gong, porque sólo les importaba hacer dinero, y tenían negocios con China. Pensaba que el supermercado chino de aquí cerca había accedido a distribuir La Gran Época solo para proporcionar un servicio adicional a sus clientes. Aunque he entregado el diario al supermercado durante años, no hice un buen trabajo aclarando la verdad allí. Cuando me di cuenta de este problema, envié pensamientos rectos durante un tiempo y les mostré el DVD de aclaración de la verdad, y también hablé con el propietario del mercado sobre la sustracción de órganos a practicantes de Falun Gong por parte del PCCh, y de las renuncias al PCCh. Para mi sorpresa, ellos fueron muy positivos. El jefe y todos los empleados renunciaron al PCCh rápidamente. Me di cuenta de que su auténtico ser estaba esperando a ser rescatado. Más tarde el jefe habló conmigo y me dijo que todos me creían y me preguntaron si me gustaría trabajar allí. Este incidente me impactó y se abrió paso entre muchas de mis nociones humanas. En lo profundo de mi corazón aún era una cuestión de si tenía auténtica fe en Dafa, de si verdaderamente sentía la urgencia de rescatar a la gente. Comparado con la salvación de la gente, ¿por qué me preocupaba por mi ego? En este período de rectificación del Fa, mucha gente puede aceptar la verdad; eran mis propios apegos y nociones humanas lo que me impedía salvar a la gente. Mucha gente perderá la oportunidad de ser salvada si no tenemos un sentido de urgencia.
No hace mucho tiempo, una amiga tuvo un sueño sobre mí, que me describió con detalle. En su sueño yo estaba de pie frente a un edificio en llamas. Mi casa estaba en ese edificio, pero yo miraba el fuego sin hacer nada. En el sueño ella me preguntaba, "Tu casa está en llamas, ¿cómo es que no intentas apagar el fuego?" Yo contestaba que el fuego continuaría por un tiempo; no había prisa. Me di cuenta de que se trataba del Shifu recordándome que salvara a mis familiares. Están en grave peligro. Sabía que se refería a mis padres. Mi madre era católica desde pequeña, y se negaba a aprender nada que fuera distinto a su religión; mi padre es un profesor de medicina y ateo. Hablé con ellos muchas veces sobre Dafa, y ellos se negaron a conversar conmigo. Ésta es una barrera que necesito atravesar. Aunque hay muchas cosas que necesito mejorar, cada día es una oportunidad mientras no termine la rectificación del Fa.
4 de mayo de 2007
Fecha del artículo original:28/5/2007
Versión en inglés:http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2007/5/28/86192.html
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Categoría: Aclarando la verdad