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Soy un campesino de 56 años y vivo en el pueblo de Xinghe, distrito de Xinli, cuidad de Yushu, en la provincia de Jilin. Antes del año 2006, gozaba de buena salud, pero a principios del año 2006 me enfermé tan seriamente que no podía comer nada ni tomar líquidos. Vomitaba todo lo que caía en mi estómago, por lo tanto perdía peso cada día. Viajé a la cuidad de Changchun para buscar un tratamiento y los especialistas me diagnosticaron cáncer en el recto. Fui admitido en el hospital provincial de oncología donde se decidió llevar a cabo una cirugía para salvar mi vida. Pero cuando estaban operando, en la misma mesa de operaciones se descubrió que el cáncer se había extendido a la arteria, por lo tanto no se prosiguió con la cirugía porque era muy riesgosa. El hospital no podía hacer nada para salvar mi vida, entonces me mudé con mi hija mayor a la cuidad de Chanchung para esperar que llegara mi hora. Mientras tanto, adelgazaba cada día porque no podía comer nada y estaba muriéndome de hambre. Finalmente decidí regresar a mi casa, a la cuidad de Yushu para esperar la muerte.
Yacía en cama, sin poder moverme ni dormir debido al dolor. La inflamación cancerígena se podía ver y tocar desde el exterior. Pensando que no iba a sobrevivir más de tres días, los miembros de mi familia se pudieron a coser un traje para mi entierro. Cuando estaba esperando mis últimos momentos, mi hija, que me cuidaba, tomó un montón de materiales de "clarificación de la verdad" de practicantes de Falun Dafa que incluían los "Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista Chino" y otros folletos. Ya que no sabía leer, le pedí a mi hija que me leyera el libro de los Nueve Comentarios. Después que terminé de escuchar, me sentí mucho mejor y me quedé dormido. Tuve sueños en los que alguien me decía que el área cancerosa estaba desinflamándose. Cuando desperté, toqué el área para descubrir que ya se había reducido y que estaba más suave. En pocos días, empecé a sentirme mucho mejor.
Durante este tiempo, uno de mis parientes, una practicante de Falun Dafa vino a visitarme. Ella me dijo que si no tenía obstáculos en mi fe, debería recitar sinceramente: "Falun Dafa es bueno", y que seguro ocurriría un milagro. Supe que lo que decía era por mi propio bien, y como no tenía otra opción empecé a recitar "Falun Dafa es bueno" en cada momento que tenía tiempo y cuando no me quedaba dormido. Realmente surtió efecto. Empecé a sentir que tenía más energía y que mi estómago y vejiga estaban empezando a funcionar como antes. Comencé a comer tres veces al día y finalmente pude sentarme. Unos días después, hasta pude levantarme de la cama. Mi familia estaba sorprendida y feliz de ver el cambio. Para ellos, había resucitado. Después que salí a caminar al patio, mis vecinos no podían creer lo que estaban viendo. Más aún, cuando mi hija llamó a mi hijo, que estaba en otra cuidad, y le contó sobre mí, él pensó que ella estaba inventando una historia y no podía creerlo.
Lo que me sucedió es un hecho irrefutable. He presenciado el poder sobrenatural de Dafa y su magia. Dafa salvó mi vida y me dio una segunda vida. Todos mis parientes y buenos amigos creen ahora en Dafa y están muy agradecidos.
Hoy en día soy un Dafa dizi y estoy empezando a escuchar las lecturas y a hacer los ejercicios. Antes era un ateo total, pero ahora soy un verdadero creyente en Falun Dafa. Quiero decirles a todos en mi pueblo y a toda la gente buena de China: "Shifu Li está aquí para salvar a la gente. Dafa enseña a la gente a ser benevolente. Dafa es recto".
Fecha original del artículo: 22/3/2007
Versión en chino disponible en: http://minghui.ca/mh/articles/2007/3/9/150417.html
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