Mi nombre es Sissel, y vivo en Stavanger, una ciudad en la costa sudeste de Noruega. Comencé a practicar Falun Gong hace unos cuatro años, unas semanas después de hacer un curso en Stavanger.

En ese momento, muchas cosas a mi alrededor eran caóticas. Me habían diagnosticado una rara forma de reumatismo. Todos los tejidos cartilaginosos de mi cuerpo, incluyendo mi corazón, podrían verse afectados, así que tomé cortisona durante más de un año. Cuando le pregunté al doctor en el hospital qué podría hacer para evitar las píldoras, la respuesta fue brutal: estaba condenada a tomar píldoras por el resto de mi vida. Él creía que nada, ni cambiar el estilo de vida ni la dieta, podrían curarme.

Después de sólo dos meses practicando Falun Gong y leyendo, sentí que mi cuerpo era más liviano, se me redujo el dolor y tenía más energía. Mi médico incluso me redujo la dosis de medicación, y para resumir, me curé. El dolor desapareció, estoy llena de energía y tiré las píldoras hace más de tres años porque mi cuerpo se purificó.

Durante los tres últimos años, apenas tomé algunas licencias de enfermedad en el trabajo. Antes, tomaba esas licencias muy seguido. Podía soportar el dolor cotidiano, pero el cansancio me evitaba ir a trabajar. Ahora mis colegas me miran y dicen "Sissel, ¡nunca te enfermas!"

Estaba lista para salir y aclarar la verdad. Participé en ferias de salud, exhibiciones anti-tortura, distribuí volantes y practiqué los ejercicios en lugares por donde pasa mucha gente. Era fácil contarle a la gente sobre Falun Gong y la persecución en otras ciudades, pero me resultaba mucho más difícil en mi propia ciudad. "¿Quién me está mirando? ¿Qué piensan sobre lo que estoy diciendo? ¿Y si piensan que soy una estúpida?" Estos pensamientos y preguntas aparecían constantemente, y era mi mayor apego.

Mucho más fácil era sentarme en la computadora en mi casa traduciendo para el sitio de Internet de Clear Harmony de Noruega. Allí nadie podía verme, y era anónima. Podía trabajar varias horas por semana y difundir la verdad de esa manera. Aun más, podía salvar gente desde la oficina de mi casa, que era segura.

Quisiera explicar un poco cómo maduré como practicante. Antes que nada, debo decirles que soy maestra de primaria. Sólo unos pocos compañeros de trabajo sabían que yo practicaba Falun Gong. Varios de mis alumnos me encontraron en la ciudad repartiendo volantes, y algunos aparecieron durante la práctica de ejercicios. Otros se paraban fuera de la ventana, mirando mientras practicábamos Falun Gong en mi escuela. Pero nunca hablé de Falun Gong y la persecución y tortura en China con mis alumnos porque consideraba inapropiado decirles a niños pequeños de la persecución.

Tuvimos la suerte de presentar la Exhibición de Arte Internacional "Verdad-Compasión-Tolerancia" en nuestra ciudad. Durante la exhibición, ocurrieron muchas cosas a los practicantes involucrados, y yo personalmente podía sentir y tocar que estaba madurando. Aumentó mi convicción en lo que creía y, por primera vez, comencé a hablar de la exhibición con mis amigos, familiares y colegas, incluso los invité a verla. Cuando expliqué naturalmente la persecución a través de las pinturas, fue fácil para la gente entender su crueldad, y al mismo sentí la rectitud en mi corazón.

En el lugar de la exhibición teníamos un rincón en el que los niños y los jóvenes aprendían a hacer flores de loto de papel. Me senté en el piso y les expliqué la persecución en China. Tuvimos lindas y calmas conversaciones sobre algo tan cruel, y todos estaban curiosos, incluso los más pequeños.

Yo pensé, "Tengo que probar esto con los alumnos en mi escuela". Pero aun así, al principio seguí evitando contar la verdad, haciendo sólo flores de papel con los colores de la Navidad. Luego hablé con otra practicante, y ella fue muy clara: "¡La idea es contar la verdad, no sólo hacer flores de papel!". Yo sabía que ella tenía razón, pero allí estaba otra vez mi apego. Era bueno tener a alguien al lado que me ayudara a mantenerme en la dirección correcta, ya que todos podernos ayudarnos para hacer lo mejor por salvar a la gente.

Me preparé, tratando de considerar minuciosamente cómo explicar la verdad a los niños. Concebí un plan especial para los alumnos entre tercer y séptimo grado. Les contaría un poco de Falun Gong y les mostraría algunos ejercicios. Luego ilustraría la persecución y la tortura en China con la pintura "Sin hogar", de la artista Daci Shen. Cuánto y qué contar dependía de cada clase. Por último, haríamos flores de loto de papel. Cada alumno hizo de dos a cuatro flores para llevar a casa, y las llamamos flores de paz. La visita al aula llevaría entre 70 y 90 minutos.

La primera clase estuvo bien. Es una información horrible, pero sin embargo era una buena experiencia para los alumnos de cuarto grado. Se fueron a sus casas con flores con un toque de Navidad. Se rompió la primera barrera. Había estado parada en mi aula, mostrando los ejercicios, hablando de Falun Gong y, por sobre todo, de la persecución y la tortura. Descubrí que estaba bien hablar de la persecución con niños pequeños. Vi y oí sus respuestas, "¿En serio está prohibido eso que nos mostraste?". Les costaba creerlo.

El próximo paso vino naturalmente. Una colega me vino a ver en la sala de profesores con una flor de loto en la mano y me habló de la clase. Ella había estado presente, escuchando, y estaba tan conmocionada como los alumnos. También estaba impresionada con las flores de loto. Naturalmente, las otras maestras se interesaron más y me invitaron a hablar con sus alumnos. Hasta ahora estuve en siete clases, de tercer al sexto grado. Con 28 alumnos y un maestro por clase, muchos fueron salvados, y quizás algunos de sus padres también se enteraron de la persecución. Es grandioso ver lo que sucede y las habilidades que aparecen cuando se eliminan los apegos.

En mi camino a una clase a contar la verdad, sentí felicidad y excitación. Pensé, "¿Qué logré? ¿A cuántos puedo salvar aquí?", y luego sentí algo extraño por todo mi cuerpo. Inmediatamente supe que estaba muy absorta y caminé por el pasillo enviando pensamientos rectos. De repente, estaba calmada, humilde, recta y preparada para aclarar la verdad. Tener un corazón recto es crucial, así que antes de ingresar a una clase siempre me sentaba a enviar pensamientos rectos. Esto es muy importante para mí.

En una oportunidad me invitaron a una clase con un maestro que tenía la costumbre de criticar todo. "¿Qué va a pensar de esto?", me pregunté, y estuve preocupada una semana. Me puse contenta cuando de repente sucedió que él no podría ese día. "Hoy me escapé"m pensé, y me puse contenta. Quedamos en hacerlo la semana siguiente, y esa misma noche me sentí mal. Fue tan fuerte que quise llamar a mi trabajo y decir que estaba enferma, que me dolían los oídos y que me dolía todo el cuerpo. Yo sabía que era sólo un síntoma, pero me dolía. Esa noche me llamó un practicante, y durante nuestra conversación me di cuenta que debía seguir adelante. Al otro día volví al trabajo.

Finalmente llegó el día de visitar la clase del maestro que criticaba. Mi mente había estado ocupada toda la semana hasta que me di cuenta que lo que él pensara y sintiera sobre mí era irrelevante. Lo importante era contarle a los alumnos de la persecución y esperar que él también escuchara. Envié pensamientos rectos mientras iba hacia el aula. Mis oídos y mi cuerpo aún me dolían, y tenía dificultades para escuchar, pero ni se me ocurrió posponer esta clase.

Los alumnos de quinto grado estuvieron muy interesados. Hicieron muchas preguntas, y para poder escuchar lo que preguntaban, yo tenía que recorrer el aula, siempre escuchando a los que estaban cerca de mí. Cuando los alumnos hicieron flores de loto de papel, estaban muy contentos, y sonreían y se sentían satisfechos cuando los dejé, noventa minutos después.

Esa noche mi cuerpo dejó de doler y pude oír nuevamente.

Al día siguiente, ese maestro vino y me dijo, "Sissel, ¡lo que nos contaste ayer estuvo muy bien! Sabes, aunque siempre odio hacer cosas con mis alumnos, ¡estuve varias horas en mi casa haciendo flores de loto con mis hijos!"

Con pensamientos rectos y un corazón recto, ¡puedo aclararle la verdad a cualquiera! Con este nuevo entendimiento en mente, me las arreglé para planear varias visitas a diferentes clases, e incluso visitas a otras escuelas.

Después de las experiencias positivas en mi propia escuela, escribí una carta a los maestros de tercer a séptimo grado, ofreciéndoles dar clases en sus aulas sobre las violaciones de derechos humanos en China. La carta describe mis clases sobre la persecución y la tortura en China.

Para entrar en contacto con otras escuelas, me basé en contactos personales. Siempre soy recibida calurosamente, y aprovecho estas oportunidades para llevar cartas y flores de loto a las salas de profesores. Entonces, si los maestros no quieren que vaya a sus clases, al menos pueden leer mi carta sobre la persecución y la tortura en China y saber la verdad. Sin embargo, las respuestas de los maestros fueron buenas. Ya realicé varias clases en dos escuelas diferentes, y tengo más escuelas en mi lista.

¿Qué me sucedió? Yo, que apenas podía hablar de la persecución y la tortura con mis conocidos, ahora buscaba maestros que no conocía, ¡pidiéndoles ir a sus clases! Con un corazón recto y una mente recta, los pensamientos humanos quedan de lado. El objetivo es difundir la verdad y salvar más gente. Cuando puedo hacer eso, las respuestas son positivas, tanto de los maestros como de los alumnos.

La Exhibición de Arte "Verdad-Compasión-Tolerancia" tuvo un gran significado para mí, ya que ayudó a mi maduración en la cultivación. Estoy agradecida de que podamos haber realizado la exhibición de arte en nuestra ciudad y de que más gente haya podido entender la verdad sobre Falun Dafa y la persecución.


Fecha de edición: 25/6/2006
Fecha del artículo original: 24/6/206
Versión en inglés en http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2006/6/24/74771.html