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Los gobernantes comunistas chinos son los verdaderos criminales, culpables de crímenes contra la humanidad
NUEVA YORK (Centro Informativo de Falun Dafa) - El Centro Informativo de Falun Dafa apela al gobierno estadounidense para que se retiren todos los cargos contra la doctora Wenyi Wang, y en cambio, que la atención se centre sobre lo que provocó su protesta: el encarcelamiento masivo, tortura, y matanza de practicantes de Falun Gong a manos del Partido Comunista Chino (PCCh).
Concretamente, en los dos últimos meses ha salido a luz abundantes pruebas que demuestran como el PCCh arrebata sistemáticamente los órganos a practicantes de Falun Gong vivos e incinera sus cuerpos para destruir toda evidencia - todo ello para abastecer a un lucrativo negocio de trasplante de órganos por todas partes de China. Como doctora en medicina, Wang -quien gritó las protestas al líder comunista chino Hu Jintao mientras este pronunciaba unas palabras en el Césped Sur de la Casa Blanca el 9 de abril- estuvo íntimamente implicada en esta investigación y se horrorizó por la naturaleza de los crímenes.
"La doctora Wenyi Wang no merece ser encarcelada por hablar claro para detener crímenes contra la humanidad. Deberían retirarse los cargos contra ella," declaró el portavoz del Centro Informativo de Falun Dafa, Erping Zhang.
La doctora Wang ha sido acusada ante el tribunal federal de intimidar, coaccionar, amenazar y acosar a un funcionario extranjero, unos cargos que implican una posible sentencia de hasta seis meses en la cárcel y una multa de 5.000 dólares.
"No hubo ninguna mala intención en las acciones de la doctora Wang," dijo Zhang. "Todo el mundo pudo ver que no supuso ninguna amenaza real o peligro para nadie. Como reportero, ella puede que rompiera el protocolo, pero esta fue una intervención contra un crimen genocida y horroroso que se desarrolla en este preciso momento en China, y la acción bien podría salvar vidas. Debemos escuchar su mensaje."
Según se informa, las víctimas de la recolección de órganos son retenidas en cautividad entre unas 36 o más instalaciones en China a modo de campos de concentración. Los testigos dicen que a los practicantes de Falun Gong se les transporta en secreto en vagones de carga cerrados y que se han construido crematorios para destruir las evidencias posteriores a la extracción. Los riñones, hígados, córneas, corazones, y/o piel para injertos, a menudo son extirpados mientras el "donante" está todavía vivo, lo que asegura que los órganos sean frescos y puedan ser vendidos por grandes sumas de dinero.
Según organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, China ejecuta cada año a más personas que todos los demás países juntos. También es ampliamente conocido que el régimen chino cosecha órganos de prisioneros ejecutados, y el poco papeleo necesario para demostrar el supuesto "consentimiento" es fácil de falsificar. Campos de trabajo a través de toda China están llenos de prisioneros de conciencia como los practicantes de Falun Gong, muchos de los cuales están sin identificar. No considerar como personas a los practicantes de Falun Gong ha sido la política oficial del PCCh desde 1999; normalmente las muertes no son registradas y a los culpables no se les atribuye ninguna responsabilidad. Miles de practicantes simplemente han desaparecido.
Cada vez son más las voces que respaldan la afirmación del Centro de que actualmente se desarrolla una cosecha "frenética" (noticias). La Sociedad Británica de Trasplantes, por ejemplo, ha verificado recientemente que China sustrae sin consentimiento los órganos de miles de prisioneros cada año y esto se constata por la rapidez con la que donantes y pacientes son emparejados, "los prisioneros implicados fueron seleccionados antes de la ejecución. El peso de las evidencias se ha acumulado durante los últimos meses hasta un punto en que este hecho es realmente indiscutible en nuestra opinión."
Según investigadores de Estados Unidos, que se hicieron pasar por potenciales receptores de trasplantes de órganos, hospitales en al menos ocho provincias de China están apremiando a los potenciales clientes para que se hagan los trasplantes antes de que "se agoten las reservas".
"Es por esto que la doctora Wang se sintió obligada a gritar en la Casa Blanca," dice Zhang, "Ella no debería ir a la cárcel, pero quizás debería estar en una sala de tribunal. como testigo clave en un juicio contra las autoridades comunistas chinas responsables de estos crímenes contra la humanidad.
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