[Minghui Net] Tengo 57 años de edad, fui lo suficientemente afortunado para aprender Falun Dafa en 1993. Tuve la oportunidad de asistir a la primera clase que el Maestro enseñó en Chongqing.
Cuando vi al Maestro por primera vez, yo estaba tan emocionado que lloré. Por varias décadas estuve buscando por un verdadero gran maestro, y al fin encontré uno. No habían palabras que pudieran describir mi alegría.
Cuando el Maestro supo de mi situación económica, Él me regresó la mitad del precio de la inscripción, 25 yuanes. No quise aceptarlo, pero el Maestro insistió en que yo aceptara el dinero. Yo estaba tan desesperado que llorando dije: "Maestro Li, estoy supuesto a pagarle por escuchar su clase. Si usted no acepta mi dinero, usted no va a reconocer que soy su discípulo".
Con compasión y solemnidad el Maestro caminó al podio y dijo: "¡Todos ustedes son mis discípulos!". Mi impresión fue la de una inmensa compasión. Mientras el Maestro hacia gestos con su mano derecha, yo veía caer Falun que se esparcían muy densamente como copos de nieve por todo el auditorio donde el Fa estaba siendo difundido. Inmediatamente el salón entero aplaudió como un trueno.
En 1993 y 1994, el Maestro vino dos veces a impartir la enseñanza en Chongqing. En ambos casos, el Maestro se hospedó en un hotel barato, los empleados del hotel le preguntaban con desconcierto: "Maestro Li, usted ya es un astro de qigong muy famoso, así que usted debería hospedarse en un hotel de cinco estrellas. ¿Por qué aún se hospeda en un hotel tan común?". El Maestro solamente sonrió y no dijo nada.
Las comidas del Maestro eran bastante sencillas y a Él no le gustaban las comidas grandes. Algunas veces comía un pequeño tazón de fideos. A las personas de Chongqing les gusta comer ají picante. Así sea en fideos o en sopa, ellos le ponen ají picante. Una vez el Maestro pidió fideos para el almuerzo y el dueño del restaurante no sabía que el Maestro era del Norte y que por lo tanto no comen ají picante. Así que le puso mucho ají picante en los fideos. La cara del Maestro sudaba por todas partes debido a la comida tan picante. Sin embargo, el Maestro no dijo nada, y muy tranquilamente comió su pequeño tazón de fideos.
Una vez, mientras comía en un restaurante privado, el Maestro sacó un grano de arroz de su cáscara y luego se lo comió. Viendo que el Maestro no desperdiciaba la comida, todos los practicantes nunca desperdiciaron más la comida.
(Versión en chino: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2004/4/4/46720.html)
(Versión en inglés: http://www.minghui.org/mh/articles/2004/3/26/70939.html)
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