Por un practicante de China
Después de haber leído “Enseñando y Explicando la Ley en la Conferencia Metropolitana de la Ley en Nueva York”, recuerdo las pocas últimas palabras:
“¡Al mirarles, el Maestro está tan preocupado! ¡Al mirarles, el Maestro está tan preocupado! Las palabras del Maestro puede que hayan sido severas, tal vez no hubieran funcionado si no hubiera usado un martillo pesado. Si no soy capaz de salvarles, sería mi arrepentimiento más grande. Sería grandioso si pudieran preocuparse tanto como yo”.
Me sacudió. Aunque mi equivocación en el viaje de mi cultivación es ahora algo del pasado, el deshonroso pasado me hace sentir culpable. Con la ilimitada compasión del Maestro para salvarme, he vuelto a ponerme de pie y sigo en la rectificación de la Ley. Sin embargo, siempre recordaré en mi corazón esta lección. Cuán riesgoso y terrible puede ser.
Hoy día quiero decirles a mis compañeros practicantes acerca de mi deshonroso pasado con la esperanza que aprendan de mis equivocaciones pasadas: nunca se desvíen del camino recto de la cultivación. Quiero animar a esos practicantes que han cometido errores en la cultivación, que se levanten rápido y sigan en el progreso de la rectificación de la Ley.
En el año 2000, fui por 12 meses enviado a un campo de trabajos forzados sólo por haber pegado un volante sobre una pared. Bajo extrema presión y mentiras de colaboradores [ex practicantes de Falun Gong que se habían desviado debido al lavado mental y torturas], además de la cantidad de apegos humanos, me cambie de lado en menos de tres meses. Me volví un colaborador, el principal número uno en la persecución. Cuando firme los “documentos de transformación”, (documentos en los cuales prometí rechazar a Falun Dafa), sentí en mí el dolor del Maestro. En efecto, antes que escribiera esos documentos, el Maestro siempre había tratado de darme insinuaciones. Simplemente no me iluminé en ellas.
Esa misma noche, tuve un sueño que el sendero de cultivación se tornaba de pronto en suciedad, un camino obscuro al Infierno. Supe que ya nunca más podría seguir haciendo eso. Pero cuando traté de regresar, mi camino fue bloqueado como una inmensa pared. A través de una grieta en la pared pude ver una luz que iluminaba. Grité fuertemente y le pedí al Maestro, “¡Por favor sálveme!” Cuando me desperté, las ropas bajo mi cabeza, que sirvieron de almohada, estuvieron completamente mojadas con mis lágrimas. Estuve completamente arrepentido, con miedo y sentí como si una roca grande estuviera en mi corazón. Pero debido a mi apego de miedo, no me atreví a declararlo en público ni supe qué hacer luego.
Días más tarde, los guardias del campo de trabajos forzados arreglaron para que diera un discurso en una reunión y así lo hice. Esa noche, en mis sueños, vi caído la mitad de mí cabello. Me vi a mí mismo en descenso desde un nivel original muy alto. Grité nervioso con mis manos sobre la mitad de mi cabeza. “¿Me estoy volviendo demonio?” Me desperté de pronto y sentí mi cabeza extremadamente pesada. En ese momento, ni siquiera podía mantener mis pensamientos de rectitud o retornar por mí mismo al camino recto. Al contrario, le pedí al Maestro: “Por favor no se de por vencido conmigo. No le traicioné a propósito”.
Pero no cambié ni me corregí a mí mismo. Bajo la extrema presión de los guardias de la cárcel, continué ayudándoles a lavar la mente de otros practicantes. En un sueño esa misma noche, vi tres peras completamente amarillas que caían al suelo en el huerto de mi familia debido al súbito soplo de viento. Esas peras se descomponían rápidamente sobre el piso con algunas serpientes grandes moviéndose en derredor. Me desperté con miedo. En ese momento, realmente me di cuenta que me había embarcado en el sendero de la muerte y que el mundo entero iba a caer y acabaría mi vida. Lo confronté sin dormir muchas largas noches. No sé cuantas lágrimas derramé rápidamente. La agonía que sufrí, comparado con cualquier dolor físico de tortura, fue más que cualquier cosa imaginable. Todavía, no soy capaz de romper la interferencia de las viejas fuerzas del mal, que dicen: “Ya eres así ahora. Tu Maestro ya no te cuidará más. Ya no tienes esperanza”. Con esta clase de confusa mentalidad, confronté hasta el final el período de detención. Pensé ingenuamente que podría tratar de ser una buena persona después de ser liberado y de retorno a casa.
Me desplomé, sin comprender que el Maestro estuvo tratando de darme pistas igual que su benevolencia para salvarme. En vez de eso, me daba por vencido. La memoria de esto es un arrepentimiento doloroso, incluso hasta hoy. Pero supe que más tarde dejaría de ayudarle al mal para engañar a practicantes. Sólo quise aprovechar esas oportunidades para compartir experiencias y comprensiones de la Ley. El Maestro me ofreció nuevas oportunidades. Cuando lavaba el cerebro a otros sin ningún guardia presente en la prisión, bajo la compasión del Maestro, encontré a un practicante muy determinado que me dio tremendo estímulo y ayuda. Sentí que la esperanza surgía desde lo profundo de mi corazón. Cuando realmente pensaba que debía corregir lo que había hecho, una corriente de cálida energía circuló a través de todo mi cuerpo. Supe que el Maestro me daba fuerzas. Me di cuenta que el Maestro nunca me abandonó. Juré rápidamente, “Maestro, por favor no se preocupe. Retornaré pronto al camino recto para limpiar mi errado pasado con acciones rectas para recuperar lo que hice mal.
Una vez, cuando colaboradores (como yo) fueron enviados a otros campos de trabajos forzados para compartir “experiencias” [con otros practicantes], les dije una terrible, verdadera historia acerca de un practicante que siguió una camino perverso de cultivación. Cuando los guardianes de la prisión se juntaron para escucharme decirles la historia, cambió mi tono de voz y dije que también había escrito materiales renunciando a Falun Dafa y que no quería que otros practicantes cometan los mismos errores míos. Dije que siempre recordaran los principios Zhen, Shan, Ren (Verdad, Compasión, Tolerancia). Cuando cambié mi historia, el ambiente en el salón cambió de inmediato, se tornó muy tensa. Los guardias rápidamente terminaron el encuentro antes que otra “experiencia” fuera compartida. Los guardias de la prisión nunca imaginaron que haría tal cosa. Más tarde, sufrí varias presiones, amenazas, coerciones y torturas, etc. Superficialmente, sufría tribulaciones inmensas, pero en mi corazón, me sentía liviano y relajado. Desde entonces, no considero el tiempo de detención como tiempo perdido donde no soy capaz de volver a mi hogar. Si un cultivador no retorna a su “verdadero hogar”, aún si puede salir del campo de trabajos forzados, aún seguirá bajo rejas. Por supuesto, no digo que debemos estar encarcelados. Lo que quiero decir es que la gente común está agobiada por su reputación, intereses y sentimientos que, ¡realmente son prisiones!
Apesar de todo, sigo corrigiéndome a mí mismo y recuperando el mal que cometí contra Dafa. El Maestro me ha dado siempre insinuaciones para mejorarme y darme fuerzas, lo cual me dio tremenda valentía y confianza. También veo mi futuro y gano esperanzas. Me he visto gradualmente retornando a mi ser original y que el árbol de peras nuevamente florece.
Estas cosas pasaron dos años atrás. A través de la rectificación de la Ley, me he limpiado de mi deshonesto pasado, e hice lo que un discípulo de Dafa debe hacer. He sido arrestado en muchas ocasiones y he sufrido severas presiones y persecución, pero no me subyugaré nuevamente. Más bien, me vuelvo más y más determinado. Mi viaje de cultivación se ha vuelto más y más virtuoso.
Esto es a lo que me he iluminado en mi nivel de cultivación. Por favor señalen lo que esté inapropiado.
Fecha del articulo original: 11 de junio, 2003
Versión china disponible en: http://www.minghui.org/mh/articles/2003/5/30/51298.html
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