(Minghui.org) Después de que empecé a practicar Falun Dafa el 13 de junio de 1996, cambié. Pasé de estar deprimida todo el tiempo a estar animada y llena de energía.

Antes tenía mala salud. Tenía una úlcera duodenal, un tumor en la glándula tiroides, así como dolores en la parte baja de la espalda, en la columna cervical y en ambas rodillas. Debido a mis dolencias, tenía que llevar suéter incluso en verano. Probé todo tipo de cosas, como la medicina china, la medicina occidental, la medicina popular y la terapia con agujas en hospitales militares. Pero nada funcionó. Medía 1,70 m y pesaba sólo 44 kilos. Entonces aprendí una falsa práctica de qigong y caí en la posesión de espíritus.

Cuando empecé a practicar Falun Dafa, todos mis problemas de salud desaparecieron. Mi peso aumentó a 84 kilos y gozo de buena salud. También me volví mentalmente fuerte.

Debido a mi experiencia, espero de todo corazón que todos los seres conscientes lleguen a saber que Falun Dafa es bueno. Esta es nuestra misión sagrada como practicantes. Aclaro los hechos acerca de Dafa a la gente en mi vida cotidiana, como cuando hago la compra, tomo el transporte público, espero para encontrarme con gente y doy paseos. También voy a lugares de reunión, como parques, para hablar con la gente.

Acercarse a la gente cara a cara para salvarla

Tras ser perseguida en múltiples ocasiones, sentí que mi punto de partida debía ser altruista, es decir, aclarar los hechos y salvar a los seres conscientes siguiendo los requisitos de Shifu.

Después de ser liberada de prisión en 2004, empecé a salir para contar a la gente los hechos y hacer materiales informativos. En aquella época, se acababan de publicar los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista. Un compañero me preguntó si quería repartirlos. Le dije: "Claro".

Después de empezar a hacerlo, tuve un sueño: En medio de una sala, había una bolsa llena de ejemplares de los Nueve Comentarios. Un demonio con el pelo muy largo tomaba un ejemplar y empezaba a leerlo. Mientras leía, el demonio se desvanecía y sólo quedaban sus ropas negras. El sueño me transmitió que los Nueve Comentarios pueden destruir a esos seres malos. Sentí que Shifu nos animaba a seguir distribuyéndolo a gran escala.

Una vez, le dije a alguien que esperaba el autobús: "¡Hola! ¿Has oído hablar de renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) para garantizar tu seguridad? Un exlíder del Partido dio órdenes de eliminar a Falun Dafa, y ahora el Cielo eliminará al PCCh. ¿Quién es el PCCh? Son todos los que pertenecen al Partido y sus afiliados. Si no renuncias a él, perecerás junto con él. Nuestras vidas nos pertenecen. ¡No vale la pena morir por el PCCh! Sólo quien atesora su propia vida puede llamarse inteligente y bondadoso".

Dijo: "Alguien me lo ha dicho ya 15 veces, pero nunca he aceptado renunciar. Soy materialista, no creo lo que dices. Eres una idealista".

Le pregunté: "¿Eres materialista? Entonces déjame enseñarte una foto para que veas lo que digo". Así que saqué el folleto con una foto de la piedra del carácter oculto para enseñársela. Señalé la piedra y le dije: "Esto es real. Ha bajado del Cielo. Si no me crees, compruébalo tú mismo".

Me dijo: "¿Me das copias de todo lo que llevas?". Le di varios folletos diferentes. También le ayudé a renunciar al Partido y le pedí que recitara sinceramente "Falun Dafa es bueno" para asegurarme de que escaparía de cualquier peligro. Al final me expresó su agradecimiento.

Siempre que salgo a aclarar los hechos, por temor a que se me olvide cubrir algo, suelo llevar conmigo diferentes tipos de folletos. También porque es difícil abarcarlo todo cuando se habla con una persona. Este enfoque ha dado buenos resultados.

Salvar a la gente mientras disuelvo los intentos de perseguirme aún más

Una vez, cuando estaba aclarando la verdad, la gente que no tenía claro qué era Dafa me denunció a la policía. La policía me detuvo, saqueó mi casa y confiscó mi ordenador, mi impresora y más de diez libros de Dafa. Después falsificaron los resultados de mi examen médico para que me admitieran en el centro de detención.

En el centro de detención, hice como de costumbre las tres cosas que se pide a los practicantes. Por la noche, cuando estaba de servicio, hacía los ejercicios. También recitaba el Fa durante el día. Sabía que no debía estar detenida allí, así que envié pensamientos rectos para anular la persecución. También aclaré los hechos a los presos y les ayudé a renunciar al PCCh. Cuando ayudé a la jefa de mi celda a renunciar al PCCh, se puso muy contenta. No le importaba que yo hiciera los ejercicios. Cuando salí del centro de detención, me llevé una lista con una docena de nombres de los que habían renunciado al PCCh.

Los guardias del centro de detención no me registraron, pero los que vinieron a recogerme me llevaron a un examen físico. Volvieron a falsificar los resultados y me llevaron a un campo de trabajo forzado. Entonces pedí ayuda a Shifu para que me fortaleciera. Envié pensamientos rectos en mi camino: que tendría que hacerme otro chequeo cuando llegáramos al campo de trabajo y que su informe falsificado no sería aceptado.

En el campo de trabajo me hicieron un examen físico y se negaron a admitirme basándose en sus resultados. Los oficiales que me llevaron intentaron repetidamente que me admitieran, pero el campo de trabajo siguió negándose. Me hicieron más pruebas, pero al final siguieron negándose a admitirme. Entonces le dije a Shifu en mi corazón: "Escucharé sus arreglos. Donde me pida que vaya, iré". Sólo cuando el coche salió del campo de trabajo y paró en un hospital supe que me había salvado del campo de trabajo.

Para entonces, la actitud de la policía había cambiado, porque se habían eliminado los factores malignos que había detrás. De camino a casa, Shifu me dio una pista para decirme que estaba a salvo. Pero como aún no había llegado a casa, no podía descuidar mis pensamientos rectos. Protegida por Shifu, finalmente llegué a casa sana y salva.

Cuando me arrestaron, otros practicantes y mi familia se movilizaron para exigir mi liberación. Se esforzaron mucho, ya que todos tenían vidas muy ocupadas. Cooperaron muy bien entre ellos. Y por muy lejos que vivieran, tomaron la iniciativa de ayudar a rescatarme. Cuando me enteré, me sentí muy conmovida. Me sentí agradecida por el poder benevolente de Shifu y por la ayuda desinteresada de los practicantes.

Las personas con una relación predestinada aprenden la verdad sobre Dafa

Una vez hablé con una señora de unos 70 años en el parque. Le aclaré los hechos y le pregunté si alguna vez había oído hablar de "renunciar al PCCh para garantizar su seguridad". Me dijo que sí por boca de su vecina. Luego me preguntó por el incidente de la autoinmolación en la plaza de Tiananmen y por qué los practicantes cercaron el complejo del gobierno central del PCCh. Le conté por qué y el resultado de la Apelación Pacífica del 25 de abril, y le di más detalles sobre el "incidente de la autoinmolación en la plaza de Tiananmén", así como sobre el crimen del PCCh de asesinar a los practicantes por sus órganos. También mencioné nuestras demandas para llevar ante la justicia al exlíder del PCCh Jiang Zemin. Le quedó clara la verdad. Hablamos durante casi una hora.

Me encontré con un hombre en un pasillo al salir y le pregunté si había oído hablar de "Renunciar al PCCh para garantizar la propia seguridad". No quiso oírlo. Luego me dirigí a un hombre más joven que estaba a mi lado y le hice la misma pregunta. Levantó la mano para que parara, pero seguí hablando. Entonces me dijo: "¿Practicas Falun Dafa? ¿Practicas Falun Dafa?". Empezó a señalarme y su tono se volvió beligerante.

Justo en ese momento, el campo benevolente de Shifu surtió efecto y lo suprimió. Me miró fijamente y esperó mi respuesta. Le dije: "Soy una ciudadana corriente. Conozco estos hechos. Quería contártelos por tu bien, en lugar de dejar que te perjudiquen. Si quieres escuchar, entonces te lo contaré; si no, no lo haré". La sustancia que lo controlaba por detrás desapareció de repente. Luego bajó la cabeza y miró su teléfono móvil.

Más tarde me encontré con una mujer que estaba encantada de hablar conmigo. Pero cuando le pregunté sobre la renuncia al PCCh, se mostró igual que la otra persona y no quiso oírlo. Me dirigí a un largo pasillo y caminé deprisa para intentar evitarla.

Pero ella me siguió y gritó: "¡Hola! ¿De qué estabas hablando? Quiero oír lo que tienes que decir. No huyas, quiero saberlo". Aceleré el paso, pero ella seguía gritando, así que tuve que parar y me alcanzó. Le pregunté: "¿Quién te ha enviado aquí?". Ella respondió: "Nadie más que yo".

Le dije: "Cuando uno decide renunciar al PCCh, el Cielo protege a la gente buena. Cuando llegue la gran calamidad, uno podrá escapar de ella". La ayudé a renunciar y le di un amuleto y algunos materiales adicionales. Me dijo: "¿Tienes algo más? Quiero más". Le dije: "Esto es todo lo que tengo conmigo. Si me vuelvo a encontrar contigo, te daré más". Me dijo: "Me ha gustado lo que me has contado; lo que has dicho es como música para mis oídos".

Le dije: "Por favor, recuerda recitar: 'Falun Dafa es bueno'. No olvides que así podrás salvar tu vida. No importa en qué calamidad te encuentres, tendrás que recitarlo sinceramente, lo que garantizará que te mantengas sana y salva." Ella me dio las gracias, y yo le contesté: "Por favor, da las gracias a Falun Dafa. En realidad, ¡sólo Dafa puede salvarte!".

Seguiré salvando a más seres conscientes en el futuro para estar a la altura de las expectativas de Shifu.