(Minghui.org) Estaba muy orgulloso de las habilidades que tenía y sentí que me hacían destacar entre la gente común. Después de leer el editorial de Minghui, “Adulación y del propio corazón surgen demonios” y las reflexiones de los practicantes sobre el artículo, me di cuenta de que mi opinión inflada estaba allanando el camino para alimentar un corazón autoindulgente y la interferencia.

En este momento, no creo que me haya cultivado con mucha diligencia. Siempre pensé que era diligente y notable. En 2015, cuando presenté una demanda contra Jiang Zemin, el exjefe del Partido Comunista Chino que lanzó la persecución a Falun Dafa en 1999, cinco agentes de policía vinieron a mi casa para acosarme. Envié pensamientos rectos para resistir la persecución y les aclaré la verdad. Cuando se detuvieron, pensé que era el resultado de mi diligencia, mi persistencia en enviar pensamientos rectos y la fuerza de mis pensamientos rectos.

En retrospectiva, me di cuenta de que pensaba demasiado en mí mismo y olvidé por completo que Shifu me protegía, así como el poder de Dafa, que me ayudó a evitar ser arrestado. Sin Shifu y el Fa, y sin que Shifu me fortaleciera, ¿había alguna diferencia entre mi diligencia y el arduo trabajo de la gente común? No podría lograr nada por mí mismo sin las habilidades otorgadas por Shifu.

Quería recuperar mi diligencia original para que mis pensamientos rectos se hicieran más fuertes y las viejas fuerzas no pudieran perseguirme. El problema fue que mi punto de partida se basó únicamente en lo que más me beneficiaría. Me di cuenta de que mi egoísmo podría ser el principal obstáculo que me impedía ser diligente.

Ahora entiendo que alimentar un corazón autoindulgente comienza con pensar muy bien de uno mismo y no posicionar adecuadamente la relación con Dafa. Comienza apaciguando el deseo de lucirse. Cuando uno tiene esa mentalidad, debilita su reverencia por Shifu y Dafa; esto es algo a lo que todos debemos prestar atención y evitar.

Nota del editor: El artículo representa únicamente la opinión del autor y está destinado a compartir entre los practicantes según la enseñanza del Fa: “…comparte en el aprendizaje y comparte en la cultivación…” (Cultivación sólida, Hong Yin).