(Minghui.org) Una de las misiones más importantes que han realizado los practicantes de Falun Dafa durante la pandemia ha sido ayudar al Maestro Li en la salvación de los seres conscientes.

Antes del Año Nuevo Chino 2020, los casos de COVID-19 empezaron a aumentar en nuestra ciudad, y las autoridades no tardaron en cerrarla. Se hicieron pruebas a más de 200.000 personas y muchas fueron puestas en cuarentena.

Las carreteras estaban cerradas, las comunidades residenciales estaban cerradas y todos los edificios de apartamentos estaban cerrados. Todo el mundo entró en un estado de pánico.

Mi casa es el lugar donde los compañeros practicantes obtienen sus materiales de aclaración de la verdad de Dafa para distribuirlos. El día anterior al confinamiento, un practicante vino muy temprano por la mañana a entregar materiales a mi apartamento. Durante el día, muchos otros practicantes vinieron a buscar todo tipo de materiales. Algunos también me pidieron que les ayudara con los problemas técnicos de sus ordenadores portátiles. Estuve ocupada todo el día, y no fue hasta las 5 de la tarde cuando mi nieta pequeña y yo por fin tuvimos nuestra segunda comida.

La familia se beneficia de mi práctica de Falun Dafa

Como de costumbre, ese día mi nieta no me interrumpió para nada y no me dijo que tenía hambre. Yo no me preocupé, pues sabía que Shifu se ocupaba de ella. Así ha sido durante 11 años.

Cuando tenía pocos años, a veces estaba tan ocupada que me olvidaba de darle la cena. A la mañana siguiente, su plato seguía en la cocina. Se frotaba los ojos y me decía: "Abuela, anoche no comí". "¡Oh!", respondía yo. "¡Lo siento mucho! ¿Tienes hambre?". "¡Ahora sí!", me decía. Shifu siempre se ha ocupado de esta afortunada niña.

Ella y mi hija estudiaron el Fa anteriormente, y apoyan mi esfuerzo de ayudar en la salvación de los seres conscientes. Ellas se han beneficiado mucho de Dafa, ya que mi hija se recuperó de su apendicitis crónica de mucho tiempo, y mi nieta siempre ha sido la mejor de su clase. En el examen final del año pasado, obtuvo la puntuación más alta de todo el curso tanto en matemáticas como en chino y fue elogiada por su profesor.

Cumpliendo la misión de una practicante

Todavía había 40 ejemplares de Deseo que estés a salvo y de Minghui Semanal que aún no estaban empaquetados. Mientras lo hacía, agradecí a nuestro compasivo Shifu por haber dispuesto todo para que los compañeros practicantes tuvieran materiales para despertar la conciencia de la gente y cumplir sus misiones.

Todo el mundo sabía que la ciudad y la comunidad estarían cerradas, así que todos se apresuraron a ir a las tiendas y mercados para comprar alimentos. Los precios se dispararon. Una col china costaba cuatro o cinco yuanes el medio kilo, frente a un yuan y medio antes de que empezara la pandemia. De hecho, rara vez salgo a comprar para que los compañeros me encuentren en casa a fin de entregar o recibir materiales.

Fue el Maestro quien me dio una pista un par de días antes del confinamiento. Tuve que ir a la casa de otra practicante y pensé que debería llevar algo en mis manos de camino a casa. Así que compré algunos alimentos y verduras que pudieran almacenarse durante mucho tiempo, como rábanos, col china, cebollas, zanahorias, etc. El confinamiento duró más de un mes y, cuando terminó, aún me sobraron alimentos. Durante este tiempo, compartí parte de mi comida con mis vecinos, y todos estaban muy agradecidos. Ellos saben que soy una practicante de Dafa.

Los practicantes actúan como espejos unos de otros

En una ocasión, la hija de un practicante envió un mensaje en el que decía que su vecina, una practicante, había sido detenida esa mañana y que le habían confiscado muchos objetos en su casa.

Sabía que esta practicante tenía una memoria USB sin encriptar que podría tener las contraseñas de su cuenta de correo electrónico, así como de nuestra cuenta de correo compartida. Su portátil también tenía guardadas las contraseñas de ambas cuentas. Por razones de seguridad, eliminé inmediatamente algunos mensajes de la cuenta de correo electrónico compartida.

Al mismo tiempo, pedí sugerencias a nuestros practicantes locales con conocimientos técnicos sobre si debía cambiar la contraseña o no. Me aconsejaron que, por razones de seguridad, deberíamos crear una nueva cuenta de correo electrónico. Así que lo hice y envié mensajes encriptados para notificar a cada practicante la contraseña de la nueva cuenta de correo electrónico. También pedí la opinión de los practicantes sobre mi decisión.

Algunos me respondieron diciendo que estaban de acuerdo con lo que hacía, ya que la seguridad era una prioridad. Pero una coordinadora, una practicante que era muy cercana a mí, me envió un correo electrónico y me dijo: "¿Eres adicta a crear nuevas cuentas de correo electrónico o algo así? La cambias cada vez que detienen a un practicante. ¿No te cansas de ello? Te crees responsable de todos los practicantes. ¿Realmente puedes asumir esa responsabilidad? Los practicantes de otras áreas no cambian los correos electrónicos durante años. La situación de la pandemia es muy grave en nuestra zona. ¿No tienes otras responsabilidades?".

Me quedé de piedra cuando vi ese mensaje. Pensé: "¿Cómo puede decir algo así? Todos sabemos que esta pandemia fue organizada por seres divinos. ¿Por qué iba a ser yo responsable de los demás? Tal vez sea que no estoy haciendo lo suficiente para salvar a la gente. Por ahorrar tiempo para hacerlo, ni siquiera compro o como alimentos que requieran tiempo extra para su preparación. Rara vez asisto a reuniones con compañeros y familiares porque ya les he aclarado la verdad a todos ellos".

Caer en la trampa de una persona común

Finalmente, me calmé y miré hacia dentro. Pensé en cada uno de los practicantes que conocía y si les hablaba en ese tono. Entonces me di cuenta de que había una practicante que era oriunda del mismo lugar que yo. Nos llevábamos muy bien y siempre considerábamos las necesidades de la otra persona en primer lugar. La critiqué muchas veces y pensé que tenía razón en ese momento. Pero a menudo me arrepentía después: "¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué me estoy comportando como una persona común?". Me disculpé con ella muchas veces, pero luego no pude volver a controlarme cuando surgieron problemas. Esto sacó a la luz muchos de mis defectos, como tener un sentimentalismo ordinario hacia los practicantes, el deseo de validarme y el de mirar a los demás por encima del hombro. De repente me sentí muy mal por lo que le había hecho. ¿No estaba yo actuando igual que la practicante que me criticó?

Nunca me di cuenta de lo difícil que se lo puse a mi amiga. Ella tenía más de 70 años y nunca había utilizado un ordenador, pero le pedí que hiciera muchas cosas, todas ellas aprendidas por mí durante muchos años. Pero se las di para que las hiciera todas a la vez. ¿Cómo podía esperar que ella dominara todas esas habilidades en poco tiempo?

Para cooperar con todos en la distribución de materiales y salvar a más personas, ella trabajaba incansablemente todos los días. Una vez fui a su casa y, como tenía una llave, entré directamente. Vi que estaba trabajando frente a la impresora, con un cuenco de arroz sin terminar en el suelo a su lado. Me sentí muy avergonzada en ese momento. ¿Por qué no vi su lado positivo en el pasado? Porque siempre me había centrado únicamente en sus defectos y, al hacerlo, también había perdido la oportunidad de cultivarme. Lo lamenté mucho. Inmediatamente le escribí un correo electrónico para disculparme. Ella me respondió: "He llorado al leer tu correo. Ahora me siento mucho más relajada". ¡Gracias, Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!

Entonces envié una respuesta a la coordinadora, diciéndole que, si quería utilizar la cuenta de correo electrónico anterior, no la borraría; simplemente quería crear una plataforma nueva de comunicación relativamente segura para todos. Más tarde me contestó y compartió sobre algunas de sus carencias de las que se había dado cuenta después de ver el vídeo de Shifu de la Enseñanza del Fa impartida a los practicantes australianos y se disculpó conmigo.

Colgantes con las dos frases auspiciosas

Después del cierre de nuestra comunidad, no se permitió a nadie salir. Los funcionarios de la comunidad informaron a todos de que debían formar una fila fuera al día siguiente y esperar a ser examinados. De la noche a la mañana, entregué rápidamente los 40 ejemplares restantes de Deseo que estés a salvo y del Minghui Semanal a los hogares de la comunidad. También llevé colgantes hechos con CDs que tenían las dos frases auspiciosas "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" y los colgué de los árboles en diferentes intersecciones.

Cuando lancé uno de los colgantes a la rama de un árbol, quedó del revés y no podía alcanzarlo para arreglarlo. Le rogué a Shifu en mi corazón que me ayudara. A la mañana siguiente, fui a mirar y ¡estaba arreglado! Inmediatamente junté las manos y le di las gracias a Shifu.

Era un día muy frío con un viento cortante. Todos los que esperaban fuera temblaban. Los colgantes de CD con las dos frases ondeaban a la vista de todos, como si dijeran: "¡No estén nerviosos! ¡He venido a salvarlos! Si creen en mí, escaparán de las catástrofes". Deseaba que quien los viera tuviera pensamientos bondadosos en su corazón y se salvara.

En la víspera del Año Nuevo Chino, se permitía a la gente salir de la comunidad para comprar cosas con un permiso. Rápidamente imprimí pegatinas en las que se leía: "Recuerda que recitar 'Falun Dafa es bueno, y Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno' te salvará de las catástrofes" y las coloqué en la entrada principal de cada edificio. Solamente había un pensamiento en mi mente: "Debo dejar que todos los seres conscientes (que tienen relaciones predestinadas conmigo) vean cómo pueden salvarse; debo estar a la altura de lo que esperan de mí". Tardé más de dos horas en pegar las pegatinas en más de 80 puertas de mi zona, después de lo cual me sentí mucho mejor.

No dejarse llevar por las falsas apariencias

Después del Año Nuevo Chino de 2021, aún había muy pocas personas que pudieran salir y era un buen momento para distribuir materiales para salvar a la gente. Así que fui a hacerlo, pero me dolían las piernas y no podía subir las escaleras con normalidad. Tuve que ponerme de espaldas, sujetarme a la barandilla con una mano, apretar la pared con la otra y subí los escalones a saltos. Cuando un compañero me vio, me sugirió que llevara menos material. Pero yo sentía que no había tiempo que perder. Me fortalecí estudiando y memorizando el Fa, enviando pensamientos rectos y haciendo más los ejercicios. Traté de seguir estrictamente los estándares del Fa y no me dejé llevar por las falsas apariencias. Quería que la gente de mi zona supiera, lo antes posible, que hacer frente a la pandemia es posible si recitaban sinceramente "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Quería que todos tuvieran la oportunidad de salvarse.

Más de un mes después, las comunidades comenzaron a abrirse y la gente volvió a trabajar. Le dije a Shifu en mi corazón: "Ahora sale más gente, y a menudo me encontraré con ellos cuando esté repartiendo materiales. Puede que no lo entiendan si me ven saltar así por las escaleras. Shifu, por favor, ayúdeme". En poco tiempo, ya no tuve que saltar así por las escaleras. En ese momento, distribuí materiales a casi 2.000 hogares de la zona en la que vivía. Aunque hubo personas infectadas y en cuarentena con el virus, sin embargo, gracias al poder de Dafa, ninguna falleció por ello.

La salud es más importante que el poder

Un día, cuando volvía a casa después de repartir materiales, me acerqué a una persona mayor y le deseé buena salud. Me dio las gracias. Me pareció que era un funcionario, así que le dije: "La salud es lo más importante. Incluso si alguien tiene poder, pero no tiene una buena salud, sería terrible. ¿No le parece?". Estuvo de acuerdo. Continué: "Tuve cáncer hace 26 años y estaba esperando la muerte. Pero entonces practiqué Falun Dafa y me recuperé. Durante estos últimos 26 años, no he tomado ni una sola pastilla o inyección".

Me dijo: "Eres afortunada. ¿Qué edad tienes ahora?". Cuando le dije que pronto cumpliría 70 años, comentó que parecía mucho más joven. Entonces le pregunté si se había afiliado al PCCh (Partido Comunista Chino). Dijo que sí, así que le expliqué por qué debía renunciar a él y le hablé de la pandemia y de algunos hechos básicos sobre Falun Dafa. "¿Te ha hablado alguien de esto antes? ¿Has renunciado al PCCh?", le pregunté. Dijo: "Vivo en otro lugar y alguien allí sí me habló de ello, pero no renuncié". Le dije: "Es el destino que nos hayamos encontrado hoy. Deja que te ayude a renunciar. Será algo muy bueno para ti. Espero que escapes de las catástrofes y estés a salvo y seas feliz". Aceptó renunciar y me dio las gracias.

A veces me duelen las piernas y realmente no quiero salir. Pero Shifu nos ha alargado el tiempo y ese tiempo debe utilizarse para salvar a la gente. Shifu está soportando mucho por ello, ¡y todos los seres conscientes están esperando! Una vez que pienso esto, sé que tengo que salir y, de inmediato, desaparece mi noción de "no puedo salir porque me duelen las piernas".

Después de terminar mi zona, empecé a distribuir folletos en los alrededores. Pensé que había menos posibilidades de que la gente de los edificios altos recibiera nuestros materiales, así que también fui allí. Había cámaras de vigilancia en los ascensores, por lo que, por razones de seguridad, subí y bajé por las escaleras. No estaba preocupada, aunque tuviera que subir 10 o 20 pisos.

Había un edificio que tenía seis entradas principales y cada una llevaba a 15 pisos. Había conseguido entrar en cinco de las seis unidades, pero no podía entrar en la última después de haber ido muchas veces. Una mañana, después de enviar pensamientos rectos, me arrodillé en el suelo frente al retrato de Shifu y le rogué sinceramente que me ayudara a abrir la puerta de esa unidad. Mientras caminaba hacia allí, continué enviando pensamientos rectos para eliminar por completo todos los factores malignos que interferían en la salvación de los seres conscientes, de modo que la gente de allí tuviera la oportunidad de ver los materiales.

Cuando llegué a la puerta del edificio, no pensé en nada y tiré de la manilla. No se abrió, así que volví a tirar y la puerta se abrió. Al entrar, junté las manos y seguí diciendo en mi corazón: "¡Gracias, Shifu!". Empecé desde abajo y terminé rápidamente los 15 pisos. Cuando bajé las escaleras, sentí las piernas tan ligeras que parecía que estaba flotando en el aire.

Solo tenía un deseo, y Shifu me ayudó a cumplirlo. Al final, los problemas con mis piernas también desaparecieron. Con la ayuda y la protección de Shifu, pude abrir muchas puertas que antes no podía abrir, dando así a esos seres conscientes la oportunidad de salvarse.

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