(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa (también llamado Falun Gong) en 1999. Ayudar al Maestro Li Hongzhi (fundador de Falun Dafa) a rectificar el Fa es un honor para mí.

Cuando trabajé en la Oficina de Sanidad, un hombre mayor y yo fuimos asignados a trabajar juntos para recoger la basura. Él no parecía pertenecer a ese lugar. Mantenía la espalda recta y siempre estaba de buen humor. Aunque yo era mucho más joven que él, sufría muchos achaques. Finalmente me decidí a preguntarle: "Señor, ¿cómo es que está tan sano?". Me dijo que era practicante de Falun Gong y le pregunté si podía practicar con él.

Me dijo que fuera con él al lugar de estudio del Fa y que viera los vídeos de las conferencias del Maestro. Mientras miraba al Maestro, sentí que el Maestro era un dios. Compré un ejemplar de Zhuan Falun, pero no pude leerlo porque era analfabeto.

Más tarde, alguien me prestó un juego de grabaciones en audio de las conferencias del Maestro. Después de escucharlas, supe que se trataba de la cultivación, así que compré un juego de las grabaciones de audio por mismo. Tiré o quemé los otros libros de qigong que tenía. También tiré la medicación que había estado tomando. Simplemente creí en el Maestro.

Tenía uremia y estaba plagado de edemas. A pesar de tomar todo tipo de medicamentos, los síntomas no desaparecieron. Dos personas que conocía que tenían los mismos síntomas fallecieron. Pero desde el día en que empecé a cultivarme, los síntomas desaparecieron milagrosamente. Me sentí muy ligero porque mi cuerpo estaba libre de enfermedades. Dafa mostró su poder, y esto convenció a mi familia de que Dafa es una vía de cultivación buena. Mi familia, compuesta por ocho personas, desde mis viejos padres hasta mis hermanos, todos experimentaron las bendiciones de Dafa. Mi hermana mayor, su marido y otros tres hermanos, también, empezaron a cultivar Falun Dafa.

Cuando hice los ejercicios por primera vez, el Maestro empezó a limpiar mi cuerpo. Cuando tuve diarrea y vomité, todo lo que expulsaba olía a los medicamentos que había estado tomando. Mis piernas seguían hinchadas, pero mi cuerpo se sentía ligero. ¿Por qué?

Maestro dijo:

"Cuando te sientas más indispuesto, significa que las cosas habrán llegado al extremo y seguramente van a revertirse; todo tu cuerpo será purificado, tiene que ser purificado por completo. La raíz de tu enfermedad es arrancada, y el resto es tan solo este poco de qi negro que sale por sí mismo y hace que padezcas un poco de tribulación y soportes algún sufrimiento; no va que no soportes ni un poco". (Segunda Lección, Zhuan Falun)

Antes no podía comer ni beber nada frío, pero después de hacer los ejercicios, eso no me molestaba. Un día, al llegar a casa, tenía tanta sed que bebí directamente del grifo. Mi padre me vio y me dijo: "Antes no podías hacer eso. Ahora mírate. Sólo con ver esto, puedo decir que Falun Dafa es bueno".

Cuando perdí mi trabajo, mi padre me consoló diciendo: "No pasa nada por perder tu trabajo. Si no hubieras practicado Dafa, probablemente no estarías con nosotros ahora. Estás aprendiendo Dafa, aunque seas analfabeto".

Lo dijo porque soy capaz de leer casi todos los libros de Dafa. Mi familia creía que esto era un milagro. Mis padres estaban muy orgullosos de ello, pero yo sabía que esto era la sabiduría que el Maestro me había otorgado.

Mis padres también empezaron a cultivarse, estudiando tres conferencias de Zhuan Falun conmigo cada día. La práctica de Dafa curó todas mis dolencias y ha desplegado su bondad en mi familia. Siempre estoy feliz y sonriente. A menudo digo en mi corazón: "Teniendo un Maestro tan grande en esta vida, no he vivido mi vida en vano. He encontrado un verdadero Maestro".

No puedo reprimir este sentimiento. Incluso cuando me encarcelaron por mi fe, siempre fui feliz por dentro. Los demás no pueden entenderlo. ¿Cómo podrían hacerlo? No importa cuán terribles y peligrosas sean las cosas, no pueden impedirme creer en el Maestro y en la Dafa.

Superar las tribulaciones con pensamientos rectos

Yeli (karma) de enfermedad severa

Empecé a tener fuertes ataques de diarrea y vómitos. Sentía como si se me salieran los intestinos y no me quedaban fuerzas. Pensé que esto había llegado para quitarme la vida. Fui al baño repetidamente para vomitar. Cuando no tenía fuerzas para llegar al baño, puse una papelera delante de mí. No tenía muchos pensamientos rectos, así que pedí a los compañeros practicantes que vinieran a enviar pensamientos rectos por mí. Me sentí mucho mejor y me levanté para llevar la papelera al baño. Un practicante me dijo: "No lo reconozcas". Pensé que no lo reconocía, pero el dolor estaba literalmente ahí y tenía que seguir yendo al baño. Sin embargo, me di cuenta de que este pensamiento no era correcto, ya que seguía reconociendo las viejas fuerzas y potenciando este yeli de enfermedad.

Tuve un cambio de pensamiento: "No voy a reconocerlo ni a cooperar con ése". Dejé la papelera a un lado y dije: "¡No voy a reconocerlo!". Las cosas empezaron a cambiar. Ya no me dolía y dejé de vomitar. Gracias a la colaboración de todos, me sentí mucho mejor y pude emitir pensamientos rectos a medianoche.

La tarde siguiente hubo más pruebas. Después de vomitar y tener diarrea una vez, el malestar aumentó de nuevo. Inmediatamente pensé: "¡Maestro, sálvame! Vosotras, las viejas fuerzas, no pueden hacer nada. No es necesario crear esta ilusión de enfermedad. Mi cuerpo es un universo, y todos los seres en él están aquí para obtener la salvación".

Tras este pensamiento, una corriente cálida fluyó desde mi cabeza hasta mis pies. Me sentí ligero y cómodo. El Maestro limpió mi cuerpo. De este modo, superé esta tribulación en dos días.

Un brazo roto

Estaba charlando con un practicante junto a la carretera cuando un coche se me echó encima de repente. Me caí y, cuando me levanté, no podía mover el brazo derecho. Dos huesos sobresalían y me dolía mucho el brazo. Dije que todo estaba bien y utilicé la mano izquierda para sujetar el brazo derecho y le decía: "Vuelve a tu posición original. Vuelve a tu posición original", mientras me acariciaba la mano al mismo tiempo. Y, verdaderamente, los huesos volvieron a su posición original.

El dolor era abrumador, pero no dejé que me afectara enviando pensamientos rectos. Cuando hacía los ejercicios, el sudor empapaba mi ropa de tal manera que tenía que escurrir la toalla que me rodeaba el cuello después de cada ejercicio.

Tres días después del accidente fue la celebración de los 100 días del hijo de mi sobrino. Me preguntaba si debía ir. Mirando la memoria USB que contenía información de aclaración de la verdad, me vino a la mente un fuerte pensamiento: "¡Debo ir y ayudar al Maestro a salvar a la gente!"

En la fiesta, sólo podía comer con la mano izquierda. Mi hermana lo vio y me preguntó qué había pasado. Cuando le dije que me había roto el brazo, se quedó sorprendida y exclamó: "¿Cómo es posible?".

"En el pasado maté gallinas y patos y atrapé sapos", respondí. "He matado a muchos seres y he creado mucho karma. ¿Cómo no voy a pagar mis deudas?".

Mi hermana estuvo de acuerdo: "Sí, una persona no puede hacer cosas malas. Si haces algo malo, tendrás que pagar por ello".

Continué: "Han pasado tres días y no he ido al hospital ni he tomado medicamentos. Sólo hago los ejercicios, y cada día estoy mejor".

Mi sobrino estaba intrigado y comentó: "Falun Dafa es realmente bueno".

Aclaré la verdad a muchas personas en la celebración. Fortalecido por el Maestro, pude superar esta tribulación. También miré en mi interior y encontré apegos al resentimiento, a la mentalidad de luchar y a la búsqueda de ganancias materiales, y los corregí todos.

Cinco días después del accidente, un practicante me llevó al mercado matutino para aclarar la verdad. Me costó entrar en el coche y estaba ansioso por ir. Unos diez días después del accidente, supe que no podía seguir así, que tenía que superar esa ansiedad. Así que me dispuse a ir solo en mi triciclo al mercado para aclarar la verdad y distribuir materiales. Sin embargo, me costó un poco subirme al triciclo y no me sentía muy seguro. Me concentré en un pensamiento: "Soy un cultivador. Debo superarlo". Al final, monté en el triciclo y distribuí los materiales.

Las viejas fuerzas intentan interferir

Una vez me torcí el pie cuando estaba distribuyendo materiales informativos de Dafa. Estaba tan magullado que estaba morado y negro. Esto fue una persecución por parte de las viejas fuerzas que trataban de impedir que saliera a dar a conocer la verdad sobre Dafa a la gente. Les dije: "Queréis impedirme que haga acciones rectas. Eso no puede suceder. No podéis detenerme".

Me agarré a la barandilla mientras bajaba lentamente las escaleras para poder salir a aclarar la verdad. A pesar del dolor, seguí haciendo lo que tenía que hacer. Al cabo de tres o cuatro días, el dolor del pie desapareció y todo volvió a la normalidad.

En otra ocasión me desperté y no podía darme la vuelta. Me vino a la cabeza la idea de pedir a alguien que me ayudara a levantarme. Pensé: "¡No te reconozco! Los cultivadores no tienen enfermedades. Esto es una muestra falsa de las viejas fuerzas que están utilizando para perseguirme. Cuanto más no me dejan levantarme, más debo levantarme".

Suplicando ayuda al Maestro, utilice todas mis fuerzas y finalmente consigo darme la vuelta. Me apoyé en la pared para levantarme lentamente e ir al baño. No se lo dije a mi familia. Esta vez fue como si me hubiera dado un ataque. No podía ponerme en cuclillas ni doblar la cintura. Pensé: "No me dejan ponerme en cuclillas, más debo hacerlo. Si no me dejan agacharme, más quiero agacharme. No os seguiré la corriente".

Incluso hice el cuarto ejercicio, la Circulación Celestial Falun, todos los días. Esto duró tres días y finalmente lo superé. Mis brazos y piernas volvieron a la normalidad, y la ilusión de una apoplejía desapareció totalmente.

Una vez más, Dafa mostró su poder. ¡Me sucedieron tantas cosas asombrosas! No hay palabras para expresar mi gratitud al Maestro.

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