(Minghui.org) Vivo en un pueblo del noreste de China. Mi infancia y adolescencia estuvieron ensombrecidas por la pobreza, las dificultades y el agotamiento. Mi vida cambió completamente después de empezar a practicar Falun Dafa.

Mi padre padecía una enfermedad cardíaca -estenosis de la válvula mitral-, por lo que no podía trabajar. Mi madre sufría de apendicitis, mastitis, artritis reumatoide y tuberculosis renal. A los 9 años me diagnosticaron una neumonía lobar que me afectó durante años. Tosía flemas todo el día y también padecía asma.

Como nadie en mi familia podía trabajar, la responsabilidad de mantenernos recayó sobre mis hombros. Hice todo tipo de trabajos duros y a los 20 años tenía una hernia discal y artritis reumatoide. Como éramos tan pobres, no teníamos dinero para comprar medicinas y mucho menos para ver a un médico.

En medio de nuestras penas se nos ofreció la esperanza. En 1997, mi tío me dijo que la práctica de Falun Dafa había ayudado a muchas personas. Así que fui a casa de mi tío, que está a más de 30 kilómetros, para aprender la práctica. Aprendí los ejercicios y me traje a casa un ejemplar de Zhuan Falun. Le hablé a mi madre de Falun Dafa y ella aprendió los ejercicios. Después de practicar durante dos meses, todas sus enfermedades se resolvieron. Mis problemas de salud también desaparecieron sin que me diera cuenta.

Después de que el PCCh (Partido Comunista Chino) comenzara a perseguir a Falun Dafa en 1999, perdimos nuestro entorno de práctica en grupo y dejé de practicar. En 2015, mi madre vino a buscarme y conoció a un practicante. El practicante me animó a retomar la práctica. Mi madre y yo presentamos denuncias penales contra Jiang por iniciar la persecución a Falun Dafa.

En 2019, puse en marcha un negocio. Sentí que podía administrar mi tiempo si tenía mi propio negocio en lugar de trabajar para otra persona. Como no enfatizaba la cultivación sólida aunque leía el Fa, solo hacía cosas sin mejorar mi xinxing. Sin darme cuenta, toda clase de apegos humanos se expandieron gradualmente y estos se convirtieron en la excusa que las viejas fuerzas usaron para perseguirme. De 2020 a 2021, me enfrenté a graves síntomas de enfermedad.

Abandonando el resentimiento por mi marido

Un día de abril de 2020, llamé a mi marido pero no respondió. Estaba ansiosa y enfadada. Cuando llegó a casa, le pregunté: "¿Por qué no contestaste el teléfono?". Me contestó: "Ya casi estaba aquí, así que no me molesté".

Mi ira se disparó. Justo en ese momento, mi hermano llamó y dijo algo que me disgustó. Eso empeoró las cosas. No pude soportarlo. Me enfadé tanto que grité. Me olvidé por completo de que era una cultivadora, de que tenía que ser tolerante y mirar hacia dentro cuando encontraba dificultades. Me dejé llevar por mis emociones. Estaba llena de resentimiento, me sentía maltratada y quería luchar. Estaba tan enfadada que me fui a la cama.

Al cabo de un rato tuve que ir al baño. Cuando me levanté de la cama, me empezó a doler el bajo vientre. El dolor se intensificó gradualmente hasta que ya no pude caminar. Sentía como si miles de agujas me apuñalaran. Mi vientre se hinchó y el dolor era tan intenso que no podía salir de la cama. Le pedí a mi marido que se pusiera en contacto con otros practicantes y vinieron a ayudarme a enviar pensamientos rectos. Después de eso, el dolor se alivió parcialmente.

Al leer el Fa e intercambiar mis pensamientos con los compañeros practicantes basándome en las enseñanzas, me di cuenta de que la razón principal de mi tribulación era mi resentimiento, especialmente mi resentimiento hacia mi marido. Mi marido es un hombre muy honesto. Es diligente y trabajador. Sin embargo, es introvertido y no habla mucho. En cambio, yo soy impaciente, tengo mal carácter y me gusta hablar. Cuando mi marido dice una frase, yo puedo decir 10 que la desmienten. Incluso cuando la culpa es mía, nunca he cedido ante él.

Debido a las diferencias de nuestro carácter, nunca había estado satisfecha con él. Sentía que siempre hacía las cosas demasiado despacio y que todo lo que decía y hacía no era como yo quería. Desde el día en que nos casamos, lo despreciaba en secreto. Cuando hacía algo que no me gustaba, me enfadaba. No tenía ni un poco de comprensión hacia él y no hacía nada para complacerle. Del desprecio hacia él, se pasó al resentimiento y, finalmente, al odio.

Durante mucho tiempo no di importancia a la cultivación de mi xinxing y tampoco miré hacia dentro cuando me encontré con dificultades. Como resultado, mi resentimiento se acumuló. Con el tiempo, se intensificó hasta que me controló, y perdí toda la razón y, finalmente, acabé con graves síntomas de yeli de enfermedad. Cuando me di cuenta de lo que ocurría, leí mucho el Fa y envié pensamientos rectos para eliminarla. Después de casi dos meses, el dolor abdominal desapareció temporalmente.

Descartando el resentimiento por mis padres

Unos cinco meses después, en noviembre de 2020, me enteré de que mi hijo había dejado su trabajo. Empecé a preocuparme por su futuro. En ese momento, mi madre volvió a su antigua casa en el pueblo. Al pensar en mi madre sola y desamparada, también empecé a preocuparme por ella. Afloró mi apego a las relaciones familiares.

Justo entonces, empecé a tener de nuevo los síntomas de yeli de enfermedad. Seguía siendo un dolor abdominal, pero esta vez era peor. Dos masas del tamaño de un puño crecieron en mi útero y mi abdomen se hinchó hasta que la piel se volvió brillante. Me dolían mucho el abdomen y los intestinos y empecé a sangrar. Los síntomas eran idénticos a los del cáncer de útero. Mi marido estaba tan asustado que lloraba. Quería llevarme al hospital, pero yo me negaba a ir. Al ver que no podía convencerme, le pidió a mi hermano que viniera. Mi hermano también es practicante y sabía lo que estaba pasando. Me pidió que entendiera todo el asunto basándome en el Fa, diciendo que todo estaría bien cuando mejorara mi estado de cultivación.

Miré en mi interior. Aparte de mi apego a las relaciones familiares, encontré de nuevo el apego al resentimiento. Aunque había encontrado mi resentimiento hacia mi marido durante la tribulación de la enfermedad anterior, no eliminé el resentimiento completamente. Este resentimiento había estado ahí desde que era joven, pero nunca lo había notado: También estaba resentida con mis padres.

Cuando era joven, mi familia era demasiado pobre para conseguirme ayuda médica cuando la necesitaba. Debido al exceso de trabajo, me dolía mucho la parte baja de la espalda a pesar de que solo tenía 15 años. Tenía una hernia de disco lumbar y el médico me dijo: "Debes descansar y cuidarte". Mi madre le dijo al médico: "Es la única que puede trabajar, no hay nadie más". Parecía que mis padres no me querían, solo querían que trabajara. Incluso cuando me dolía tanto la zona lumbar que no podía trabajar, tenía que seguir adelante. Empecé a odiar de verdad a mis padres.

Me preguntaba: "¿Por qué me trataron así? ¿Por qué la vida es tan injusta?".

El Maestro dijo:

“… pueden existir dos clases de situaciones: una es que posiblemente tú hayas maltratado a esa persona en tu vida anterior; sin embargo, tu corazón está muy desequilibrado: «¿Cómo me trata así?». Pues, ¿cómo trataste tú a esa persona antes? Dices que en aquel entonces no sabías y que en esta vida no importan los asuntos de ese otro periodo de vida; eso no va de ninguna manera” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

“Todos son causados por tus deudas de yeli, y nosotros ya hemos eliminado incontables e innumerables porciones para ti" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

El Maestro ya me iluminó en mis sueños muchas veces y me hizo saber que había una relación predestinada que iba más allá de esta vida entre los miembros de mi familia y yo. Sin embargo, yo no lo entendía.

El Maestro dijo: 

"… todo esto tiene relación causal y predestinada, no ocurre sin relación predestinada ni razón" (Sexta Lección, Zhuan Falun).

Todos los días tenía un dolor tremendo, especialmente por la noche. Me puse tan mal que no podía dormir. En mi corazón, le dije al Maestro: "Maestro, ¿por qué tengo tanto dolor? ¿No puedo tener un poco de alivio?".

El Maestro dijo: 

"Por eso, frecuentemente aparecen problemas como este; al considerar las amarguras en la vida como injusticias contra uno mismo, muchas personas se derrumban y caen hacia abajo” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Pensé: "¿No está el Maestro hablando de mí?".

Durante años, no solo había sido infeliz con mi marido y mis padres, sino que incluso me quejaba del Cielo y la Tierra y de que el destino era injusto conmigo. Consideraba que todas las tribulaciones y el dolor que sufría eran injustos.

Cuando el Maestro mencionó el resentimiento, dijo:

“Resentimiento. Viene del hábito de querer escuchar palabras lindas y de que te gusta que te pasen cosas lindas; si no te quedas resentido. Piensen todos al respecto, esto no es aceptable. La cultivación no se debería practicar así. Siempre he dicho que un cultivador debería mirar las cosas a la inversa. Cuando te encuentras con cosas malas, deberías pensar que es una cosa buena porque está aquí con el propósito de mejorarte. “Debería manejarlo bien. Esto se trata de pasar otra prueba. Es xiulian aquí y ahora” (Explicando el Fa en Washington, D.C. 2018).

Leía el Fa todos los días y parecía entender los principios del Fa. Había practicado Falun Dafa durante años, pero no cambié mis nociones fundamentales. Durante la tribulación, no me traté como una cultivadora. Tampoco traté los conflictos y el sufrimiento como una buena oportunidad para pagar las deudas de yeli, eliminar mi yeli y mejorar mi xinxing.

Al recordar mi comportamiento en la vida cotidiana y durante los conflictos, no utilicé las normas de una cultivadora para conducirme. Cada vez que me encontraba con dificultades, me enfadaba y miraba hacia fuera. No me cultivaba. Actuaba como una persona común. Me dolía porque no cultivaba mi xinxing. Como estaba llena de rencores y resentimientos, mi abdomen se hinchaba y me dolía.

Después de darme cuenta de esto, aumenté mi estudio del Fa y el tiempo que enviaba pensamientos rectos. Quería eliminar mi apego obstinado al resentimiento y corregirme basándome en el Fa. Cuando vinieron mis parientes, todos me animaron a ir al hospital. Mi madre le dijo a mi marido que a las personas que tenían síntomas similares se les diagnosticaba cáncer. No me conmovió. Solo creí en el Maestro y en el Fa y dejé mi destino en manos del Maestro. Durante este tiempo, seguí distribuyendo materiales de clarificación de la verdad. Dos meses después, me recuperé.

Mi tercer ataque de dolor abdominal

El 19 de junio de 2021, mi área abdominal repentinamente me dolió tremendamente otra vez. Sentía el intestino grueso como si tuviera un trozo de madera clavado. El bajo vientre tenía un dolor intenso que venía en oleadas y ardía como el fuego. El dolor era tan fuerte que pensé que iba a morir. Aunque llevaba muchas capas de ropa, seguía temblando. Durante cuatro días no pude comer ni beber y perdí mucho peso.

No entendía qué había hecho mal. En ese momento, un practicante me trajo un Semanario Minghui. Un artículo hablaba de una practicante que no podía poner las dos piernas en la posición de loto completa cuando meditaba. Cuando lo leí, pensé: "¿Qué tiene de difícil poner las dos piernas? Basta con sentarse e inclinarse hacia atrás y la hora pasa rápidamente". Este "inclínate hacia atrás" me sorprendió de repente.

Desde abril de 2020, cada vez que me sentaba a meditar, mi cuerpo se inclinaba hacia atrás. No me daba cuenta y hasta me sentía bastante bien. Sin embargo, esto no se ajustaba a la exigencia de la práctica. Esto sucedía porque había aflojado en mi cultivación. Cuando comprendí esto, al instante, sentí como si dos rayos de electricidad hubieran atravesado mi cuerpo de la cabeza a los pies. A partir de ese momento, el dolor abdominal desapareció. Mi cuerpo se sintió muy cómodo y volví a percibir el estado de sentirse ligera como una pluma en un cuerpo libre de enfermedades. Me sentí muy feliz.

El Maestro dijo: 

"La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del shifu" (Primera Lección, Zhuan Falun).

Cuando hubo una ligera mejora en mi xinxing, el Maestro me ayudó a resolver la tribulación de yeli de enfermedad. Esta experiencia también me ayudó a obtener una profunda comprensión de lo que dijo el Maestro:

"Con la elevación de tu xinxing, a tu cuerpo le ocurre un gran cambio; al elevar tu xinxing está garantizado que ocurre una transformación en la materia de tu cuerpo" (Primera Lección, Zhuan Falun).

Después de eso, cuando me dolía ocasionalmente el abdomen, siempre decía: "¿Por qué me duele tanto?". Mi madre que es practicante me recordaba: "No debes reconocerlo". Cuando ella dijo eso, inmediatamente comprendí que este dolor no es mío, realmente no soy yo, es una ilusión.

A través del estudio del Fa, aprendí que debo negar completamente todos estos falsos síntomas de yeli de enfermedad. Aunque tenga apegos, seguiré asimilándome a Dafa a través del estudio del Fa y la cultivación. Seguiré corrigiéndome sobre la base del Fa. Definitivamente no puedo permitir que las viejas fuerzas se aprovechen de cualquier resquicio para perseguir mi cuerpo y afectar mi capacidad de hacer las tres cosas.

El Maestro dijo:

“Esas tribulaciones demoníacas y el sufrimiento, sin importar cuán difíciles te hayan parecido, son cosas buenas, porque suceden únicamente porque te cultivas y refinas. Durante las tribulaciones demoníacas, el yeli puede ser eliminado y los corazones humanos pueden ser despojados estas hacen que te eleves" (Enseñando el Fa en la Conferencia de Nueva York 2008, Colección de Enseñanzas de del Fa, Vol. VIII).

Al pasar por estas tribulaciones de yeli de enfermedad, desenterré mi obstinado apego al resentimiento.

En medio de los sufrimientos, me deshice de mi yeli, limpié mi cuerpo y mi xinxing siguió mejorando. Al mismo tiempo, también aprendí la solemnidad de la cultivación. Si no fuera por la iluminación y la protección benévola del Maestro, no habría podido superar estas grandes pruebas y tribulaciones. El Maestro me dio la oportunidad de renacer y cultivarme. Nunca sabré cuánto ha sufrido el Maestro por mí y no hay manera de que pueda expresar adecuadamente mi gratitud al Maestro. Solo puedo cultivarme con diligencia y hacer bien las tres cosas. ¡Gracias, Maestro!

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