(Minghui.org) Arrestaron a una vecina de la ciudad de Nanning, provincia de Guanxi, a principios de julio del 2020 por practicar Falun Dafa.

La familia de la Sra. Deng Rongfang supo, recientemente, que la habían condenado secretamente a 7,5 años de cárcel por su fe. Otros detalles de su caso no están claros en el momento de escribir este artículo.

Falun Dafa, también conocido como Falun Gong es una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.

La Sra. Deng de 63 años, es una exingeniera de la autoridad portuaria de la ciudad de Fangchenggang, provincia de Guangxi. Comenzó a practicar Falun Dafa en enero de 1998 y atribuye a esta práctica la curación de su hepatitis B, gastritis y otras dolencias. Vivir según los principios de Falun Dafa de Verdad, Benevolencia y Tolerancia ha cambiado su fuerte temperamento y se ha vuelto más amable y considerada.

Después de que el régimen comunista inició la persecución en 1999, la Sra. Deng fue arrestada repetidas veces. Le impusieron cuatro penas de trabajos forzados que sumaban más de siete años.

La Sra. Deng fue a Beijing para apelar por el derecho a practicar Falun Dafa en octubre de 1999. Después de tres meses en el Centro de Detención de la ciudad de Fangchenggang, fue trasladada durante un año al Campo de Trabajos Forzados para mujeres de Guangxi. También la despidieron de su trabajo.

Fue arrestada de nuevo en septiembre del 2001 por agentes de la Oficina 610 y recluida en el Centro de Lavado de Cerebro de la ciudad de Fangchenggang. Como se negó a renunciar a Falun Dafa, la trasladaron al centro de detención y le impusieron otros tres años en el Campo de Trabajos Forzados para Mujeres de Guangxi.

Después de que su segunda condena en el campamento expiró le prolongaron la condena nueve meses más. Luego fue retenida en un centro de lavado de cerebro durante tres meses más, antes de que le permitieran volver a casa.

La policía la arrestó de nuevo en octubre del 2007, acusándola de elaborar materiales informativos sobre Falun Dafa. Primero fue recluida en el Centro de Detención Número 2 de la ciudad de Nanning y luego fue trasladada al Centro de Lavado de Cerebro de la ciudad de Nanning, antes de recibir una condena de 1,5 años en el campo de trabajo. Al finalizar la condena las autoridades la detuvieron en el centro de lavado de cerebro durante tres meses.

El siguiente arresto fue en noviembre del 2012. La condenaron a dos años de prisión en el campo de trabajo después de someterla durante ocho días a sesiones de lavado de cerebro en un hotel. Las autoridades del campo de trabajo también le realizaron sesiones de lavado de cerebro y trataron de obligarla a renunciar a Falun Dafa.

Cuando en 2013 el régimen comunista abolió el sistema de campos de trabajo debido a la presión internacional, las autoridades la trasladaron al centro de lavado de cerebro para que acabara de cumplir su condena.

A continuación, se describen varios métodos de tortura que sufrió la Sra. Deng mientras estuvo en los campos de trabajo y en los centros de lavado de cerebro.

Privación de sueño

Una tortura muy común fue la privación de sueño a los practicantes. Algunos practicantes que se negaron a renunciar a Falun Dafa fueron privados de sueño durante uno o dos meses.

Cuando la Sra. Deng estuvo detenida en el campo de trabajo en 2012, ocho reclusos se turnaron para que no durmiera. Le taparon los ojos con cinta adhesiva y le pasaron aceite esencial de menta, lo que le provocó hinchazón en los ojos y que lagrimearan. Incluso cuando se acostaba, la golpeaban cada pocos minutos y le ordenaban que abriera los ojos.

Privación de uso del baño

Durante el invierno del 2012, los guardias no dejaron que usara el baño. Le ataron los pantalones a los tobillos y le pusieron unos zapatos de lluvia extragrandes. La obligaron a hacer sus necesidades en los pantalones. Las reclusas limpiaron la orina que se derramó con su ropa y la obligaron a ponérsela de nuevo. Sus pies se empararon de orina y se infectaron.

En otra tortura, las reclusas la pusieron en un gran tanque lleno de agua helada. Le empujaban la cabeza bajo el agua de vez en cuando y solo la soltaban cuando comenzaba a asfixiarse. Los guardias la miraban de reojo y la amenazaban con ahogarla así todos los días.

Tortura psíquica y golpes

Cada día, a menudo la obligaban a mantenerse en pie, a estar sentada o en cuclillas durante largas horas sin moverse. Las reclusas la insultaban, la golpeaban o la pinchaban con una aguja si se movía. Aunque los malos tratos no causaban muchas lesiones externas, el dolor insoportable a menudo la dejaba muy débil y sin poder hablar. Además, tenía la presión sanguínea extremadamente baja, tenía los pies hinchados y le costaba mucho caminar.

A veces las reclusas y los vigilantes la golpeaban en grupo, algunos con un libro o con un palo y otros la abofeteaban, no paraban hasta que se cansaban. Cuando la Sra. Deng se negaba a que le lavaran el cerebro la tortura continuaba.

Alimentos mezclados con drogas y exámenes físicos frecuentes

Se enteró de que los guardias mezclaban drogas desconocidas en su comida y en la de otros practicantes.

En 2012, mientras los guardias del campo de trabajo torturaban de forma exhaustiva a los practicantes, también los llevaron a que les hicieran exámenes físicos, electrocardiogramas y análisis de sangre. Las muestras de sangre que recogían de los practicantes eran desmesuradas en comparación con una muestra normal. La Sra. Deng sospecha que eso tiene relación con el crimen de la sustracción forzada de órganos por parte del régimen comunista.

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