(Minghui.org) El virus COVID comenzó a propagarse durante el Año Nuevo a principios de 2020. La mayoría de las ciudades en China fueron cerradas y la economía se detuvo. En ese momento, mis pensamientos rectos no eran fuertes y decidí ir al extranjero a visitar a mi hija. Pensé que podría evitar los problemas en China y practicar tranquilamente mientras estaba allí. No pensé en mis responsabilidades como practicante de Falun Dafa. No pensé en salvar a la gente. En lugar de eso, pensé en mí y en mi familia.

Después de reunirme con mi hija, leía el Fa y enviaba pensamientos rectos todos los días. Sin embargo, cuando meditaba, no podía poner las piernas en posición de loto. Incluso cuando me ataba las piernas con una cuerda, el dolor me calaba hasta los huesos. Shifu nos dijo que miráramos dentro de nosotros cuando ocurrieran cosas. Recordé lo que dijo Shifu:

“Como ya saben, los Dafa dizi ya han avanzado más allá del proceso de la perfección, y la historia de hoy les ha otorgado a los Dafa dizi una responsabilidad aún mayor: no sólo la liberación individual y la perfección, sino también el salvar más seres conscientes” (Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York 2003).

Las palabras de Shifu fueron como un pesado martillo que me despertó. Sí, los discípulos de Dafa debemos ser desinteresados y poner a otros antes que a nosotros mismos. ¿Cómo puedo pensar sólo en mí? Debería haberme quedado en China para aclarar la verdad y salvar a la gente. Al día siguiente, cuando hice los ejercicios, ya no me dolían las piernas y pude meditar en la posición de loto completo. Decidí volver a China. Sin embargo, no importaba cuántas veces reservara los boletos, se cancelaban debido a la contingencia. Aunque no podía volver inmediatamente, aún podía salvar a la gente.

Encontré a los practicantes locales y me uní a su grupo de estudio del Fa y de esclarecimiento de la verdad. Sin embargo, comprendí que los seres conscientes a los que tenía que salvar estaban en China, así que tenía que regresar lo antes posible.

Investigando mi estado de cultivación

Tras regresar a China, tuve que permanecer en cuarentena en Shanghai durante 14 días. Aproveché este tiempo para leer las enseñanzas. Todos los días, a menos que estuviera practicando los ejercicios o enviando pensamientos rectos, leía el Fa. Mientras leía el Fa, mi marido escuchaba las grabaciones de las lecciones de Shifu. Bajo la influencia del Fa, él cambió. Practicaba los cuatro ejercicios de pie conmigo todas las noches.

Como pasaba tantas horas leyendo las enseñanzas cada día, mis pensamientos rectos se fortalecieron. Sentía que, en el pasado, aunque leía el Fa todos los días, mi mente no estaba tranquila. Tampoco aprovechaba bien mi tiempo para leer el Fa. Estudiar bien el Fa es fundamental para salvar a la gente. Sentía que mi apego a protegerme era muy fuerte. Por eso, aunque hablaba con la gente sobre la persecución, seguía teniendo miedo. Temía que la gente no aceptara lo que decía o que no lo entendieran. Temía que me denunciaran a la policía. Sabía que mi egoísmo me estaba deteniendo. Me daba vergüenza aclarar la verdad a desconocidos. Reforcé mis pensamientos rectos. Tenía que hacer bien las tres cosas.

Eliminando mí apego a las cosas materiales

Hace poco mi hija me llamó por teléfono. Me dijo que yo tenía que hacer dos cosas: Una era que tenía que vender una de mis casas lo antes posible y transferir el dinero a una cuenta bancaria en el extranjero. Luego tenía que escribir mi testamento y dejarle a ella todo mi dinero y mis propiedades. Le dije: "Eres la única hija que tenemos tu padre y yo, así que puedes estar segura de que todo el dinero y las propiedades te los dejaremos a ti. ¿A quién más se lo daríamos?".

La casa que nuestra hija nos pidió que vendiéramos está situada en una zona muy transitada de la ciudad. El terreno es valioso, entre 50 y 60 mil yuanes el metro cuadrado. Sin embargo, no pudimos venderla porque en ella viven los padres de mi marido. Son muy mayores. No podíamos hacerlos sufrir en los años que les quedaban, mudándose a su propia casa. Esa casa no tiene ascensor, así que tendrían que subir y bajar siete tramos de escaleras para salir.

Siempre he intentado satisfacer todas las peticiones de mi hija. Esta vez, como no hice inmediatamente lo que me pedía, hizo un escándalo. El conflicto surgió de repente, así que no sabía cómo resolverlo. Llamé a mi hermana mayor y le pedí consejo. Estuvimos hablando un buen rato, pero no me dio ninguna sugerencia. De repente recordé que todos los asuntos con los que se encuentra un cultivador son buenos. Pensé que Shifu me ofrecía la oportunidad de dejar atrás el apego a mi hija.

Cuando nos casamos, mi marido trabajaba en otra ciudad. Yo estaba ocupada en el trabajo, pero aun así tenía que cuidar de nuestra hija. Sus padres no me trataban bien y nunca me ayudaban. Ahora son mayores. Como practicante, sabía que debía tratarlos bien, como si fueran mis propios padres.

Le dije a mi hija: "No puedo pedirles a tus abuelos que se vayan. En esta sociedad corrupta debemos recordar las antiguas virtudes, como 'respetar a los ancianos y cuidar a los jóvenes'. Además, yo soy cultivadora, así que no puedo hacer eso".

Hoy en día, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha lavado el cerebro a todos los niños de China. Influenciados por la cultura del Partido, estos jóvenes sólo se centran en ganar dinero. Al ver que yo no seguía su plan, sugirió que le transfiriéramos la propiedad de nuestras dos casas. Nos pidió que escribiéramos su nombre en las escrituras y que redactáramos nuestro testamento. Pensé que estaba exagerando un poco. Mis suegros tienen más de 80 años, pero nunca les pedimos que hicieran testamento. ¿Qué le pasaba a mi hija?

Mi hija me llamaba todos los días y hacía un alboroto por esto. Parecía que el dinero era más importante para ella que cualquier otra cosa. Los cultivadores no tenemos apego a esas cosas materiales por las que la gente se pelea. Mi marido y yo examinamos el asunto y al final decidimos traspasar la casa a nuestra hija.

Aprovechar todas las oportunidades para salvar a la gente

Una de mis antiguas compañeras de clase, que es miembro jubilada del PCCh a nivel de división, vino a mi casa. Le conté lo maravilloso que es Falun Dafa y mis experiencias de cultivación. Le recordé que tenía más de 60 años, pero que gozaba de perfecta salud. Me dijo que parecía más joven que la mayoría de la gente de nuestra edad. Dijo que Falun Dafa era bueno. Sin embargo, cuando le hablé de renunciar al PCCh y sus organizaciones, dudó. Me pregunté si lo había explicado todo con claridad. De repente recordé que Shifu dijo:

“Mantén pensamientos rectos. Si piensas que debes hacer las cosas de tal o cual manera, entonces anda y hazlo. Cuando confrontes problemas, naturalmente sabrás cómo resolverlos. Si tus pensamientos rectos son fuertes, todo saldrá sin incidentes y está garantizado que lo harás bien” (Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York 2003).

Se quedó pensativa unos instantes y luego dijo: "Debería renunciar al PCCh para estar a salvo".

El otoño pasado cantaba una canción mientras paseaba por un parque. La señora que caminaba delante de mí se detuvo de repente, se volvió y me sonrió. Le dije: "Usted también debe disfrutar cantando". Empezamos a charlar sobre qué canciones nos gustaba cantar. Le pregunté si había oído hablar de Falun Dafa. Le expliqué que los principios de Dafa, Verdad, Benevolencia y Tolerancia, son universales. Le dije que millones de personas practicaban Falun Dafa en China desde hacía más de 20 años.

Ella respondió: "Lo sé. Una practicante de Falun Dafa que trabaje en nuestro hospital será confinada en un lugar de seguridad cuando las autoridades superiores vengan a inspeccionar". Cuando le pregunté por qué, respondió: "Porque practica Falun Dafa". Le pregunté si le parecía correcto, y me contestó: "No lo sé". Luego le pregunté qué opinaba de esta practicante, e inmediatamente respondió: "Es una buena persona". Le dije: "Tu hospital persigue a la gente buena". Asintió con la cabeza.

Empecé a explicarle los hechos, como que Falun Dafa se presentó al público por primera vez el 13 de mayo de 1992, y que se ha extendido por todo el mundo en las últimas dos décadas. También le conté cómo el PCCh inició la persecución y las atrocidades de la extracción de órganos, autorizada por el Estado. Después de escuchar en silencio, aceptó renunciar al PCCh y a sus organizaciones juveniles. Dijo que se acordaría de decir: "Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia, Tolerancia es bueno". Intercambiamos números de teléfono.

Me invitó a su casa para que le enseñara los ejercicios. Me dijo: "Después de practicar los ejercicios, me siento muy relajada y puedo dormir realmente bien".

Una semana después, me presentó a sus amigas. Empecé a aclararles la verdad desde el momento en que las conocí y todas renunciaron al PCCh y a sus organizaciones juveniles. No dejaban de darme las gracias.