(Minghui.org) En marzo de 2021, fui a un centro comercial para aclarar la verdad. Dos chicas me denunciaron a la policía, que me detuvo y me llevó a una comisaría.

La policía encontró en mi bolso algunos materiales para esclarecer la verdad. El jefe de la Estación de Policía me dijo: "La gente de tu edad debería quedarse en casa. El Partido Comunista Chino (PCCh) te ha pagado un sueldo y sin embargo estás en contra". A continuación, preparó el papeleo para detenerme y planeó hacerme una prueba de COVID-19.

En ese momento, el miedo llenó mi mente. También estaba nerviosa, sin saber qué hacer. Los pensamientos negativos eran como una montaña que sobrepasaba mis pensamientos rectos. Hice todo lo posible por controlarlos, pero fracasé.

Entonces le dije al Maestro: "Maestro, el miedo no es mi verdadero yo. Soy una discípula de Dafa, un ser divino". También pensé: "No tengo miedo. Tengo a mi Maestro que me protege. Lo que hace un discípulo de Dafa es lo más recto del universo".

Fortaleciendo la conciencia principal

Las enseñanzas del Maestro aparecieron en mi mente. Desarrollé pensamientos rectos, que se hicieron cada vez más fuertes. El miedo desapareció. Me dije: "Un discípulo de Dafa intenta salvar seres consientes a dondequiera que vaya. Todas las personas son familia del Maestro. Hoy debo salvarlos".

El Maestro dijo:

"La compasión puede disolver Cielo y Tierra y traer la primavera

Los pensamientos rectos pueden salvar a la gente en el mundo" (El Fa rectifica el cosmos, Hong Yin II).

Me dije que debía ser compasiva. En cuanto a mi destino, se lo dejé al Maestro. El Maestro lo arregla todo para mí.

Quería lo mejor para la policía y que no cometieran ningún delito contra Dafa. Hablé con los dos policías que me observaban: "Tengo casi 70 años, así que permítanme que les llame chicos. Tenemos una relación predestinada, pero la Estación de Policía no debe ser el lugar donde nos encontremos. Son jóvenes, más jóvenes que mi hija. Espero sinceramente que estén a salvo y sean felices durante esta pandemia.

"He venido desde la capital de la provincia para aclarar la verdad a la gente. Esta es mi ciudad natal, así que espero que la gente de aquí se salve. Déjenme cantarles una canción”. Antes de que pudieran responder, empecé a cantar "Be Saved (Salvarse)" y sentí como me envolvía una fuerte energía, y mi corazón para salvar a la gente era tan sólido como el diamante.

Uno de los oficiales dijo: "Señora, está intentando lavarnos el cerebro". Le contesté: "Espero que se salven. Como dice la canción, no vuelvas a perder la oportunidad".

"¿Conocen Falun Gong? No es uno de los catorce cultos designados por el Estado. Falun Gong es el Fa de Buda. Eleva la mente y el cuerpo de una persona y es muy beneficioso para la sociedad".

El jefe apareció. Intenté hablar con él y le pedí agua caliente. Aceptó hervir un poco para mí. Le alabé por su amabilidad. Le dije: "Se nota que eres una buena persona. Espero de verdad que te salves. Te veo como un hermano menor. Tal vez fuimos hermanos en nuestras vidas anteriores. Ya que nos hemos encontrado aquí, charlemos. Pero no te enojes si mi opinión es diferente a la tuya. Y por tu propio bien no hables mal de Dafa".

¿Empezamos por lo que has dicho antes: "El PCCh te ha pagado el sueldo y, sin embargo, estás en contra"? le pregunté. Estuvo de acuerdo.

Dije: "Se dijo que la relación entre los civiles y las fuerzas policiales son como el agua y los peces. Entonces, ¿quién es el agua y quién es el pez?". Antes de que pudiera responder, comenté: "Sin peces, el agua sigue siendo agua; pero los peces no pueden vivir sin agua". Asintió con la cabeza y pensó un poco en mis palabras.

Entonces dije: "Ahora la policía será responsable de los casos que ha tenido a su cargo durante toda su vida. ¿Se han ocupado de los casos de Falun Gong?". Dijo que no lo había hecho. Le dije que todos los practicantes siguen los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y por lo tanto no cometerán malas acciones. Luego le dije lo que realmente es Falun Gong y que es legal en China. También le dije que Falun Gong se ha extendido a más de 100 países y que la persecución se debe a los celos de Jiang Zemin.

"Debes saber que la autoinmolación de la plaza de Tiananmen es un engaño", dije. "Pero, ¿por qué el PCCh trata de engañar a la gente? Es porque quiere que el pueblo muera con él. Muchos miembros de las fuerzas policiales de todo el país se han enterado de la verdad sobre Falun Gong, por lo que ya no siguen la política de persecución.

"En los últimos años se han producido todo tipo de desastres, incluida esta pandemia. Se dice que un caballero inteligente evitará sabiamente los peligros. Señor, por su seguridad y la de su familia, debería pensar en lo que va a hacer".

Hablamos por largo tiempo. Mostró respeto hacia Dafa. Un rato después, otro oficial me ofreció algo de comer. Después de comer, el jefe me preguntó si tenía que llamar a mi familia. Le dije que no quería asustarlos. Pero más tarde encontraron el número de teléfono de mi hija.

Después de enviar pensamientos rectos a las 6 de la tarde, dije a los dos oficiales: "He dicho todo lo que quería decirles. Ahora es el momento de irme a casa". Uno de ellos respondió: "¿Irse a casa? No pienses en ello hoy". Yo dije en mi corazón: "Tus palabras no cuentan. Solo sigo los arreglos de mi Maestro. He hecho lo que tenía que hacer aquí. Así que debo ir a casa".

El jefe me dijo: "Queremos llevarte a casa". Yo no quería, ya que allí tenía libros y materiales de Dafa. Él insistió, pero yo también. Un oficial dijo entonces: "El jefe está tratando de ayudarte. Deberías darte prisa". De repente, me di cuenta de que el Maestro me estaba dando una pista y que debía aceptar la disposición del Maestro.

También me di cuenta de que era el jefe el que elegía su futuro tras conocer la verdad. Entonces accedí a que me llevaran a casa. Para que no crearan yeli (karma), les dije que no tocaran mis libros de Dafa, ni asustaran a mi marido, que había sufrido un derrame cerebral y era discapacitado. El jefe prometió. "Le diremos que es una visita regular", dijo.

De camino, el jefe me preguntó por qué había venido a esta ciudad. Le respondí: "Este es mi pueblo natal. La gente de aquí es agradable. Merecen ser salvados". Todos sonrieron.

Cuando llegamos a casa, encontré a mi esposo en la habitación en donde yo guardaba los libros de Dafa en vez de estar en la suya. Para proteger los libros, les dije: "Por favor, esperen en el salón. Tengo que ayudar a mi marido a vestirse antes de que se reúnan con él".

Le grité a mi esposo: "Los oficiales de policía de la estación local están aquí para visitarnos. No te preocupes. Son todos buenas personas".

Cuando el jefe vio a mi marido, llamó inmediatamente a su jefe. Después de volver a entrar, habló brevemente con mi marido y me dijo: "Señora, nos vamos. No tiene que venir con nosotros a la Estación de Policía. Quédese en casa y cuide de su esposo".

Uno de los policías le dijo: "Hay algunas cosas en esa habitación". En realidad, cuando entraron por primera vez, el jefe vio que mi marido estaba moviendo los libros. Pero mantuvo su promesa y siguió su conciencia. Le dijo a los policías: "Váyanse".

Les dije: "Los seres divinos ven su compasión. Les protegerán durante el desastre". Se subieron al coche y el jefe no dejaba de despedirse.

Me arrodillé frente al retrato del Maestro: "Gracias, Maestro, gracias. Ha hecho tanto por mí".

Tuve un mejor entendimiento del poema del Maestro:

"Con los dizi repletos de pensamientos rectos, el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo" (Bondades entre el Shifu y los dizi, Hong Yin II).

Vi claramente que el Maestro estaba conmigo, protegiéndome.

También miré hacia dentro. Encontré muchos problemas, como el apego a mí misma y la falta de compasión hacia mi marido. El principal problema era que miraba hacia fuera y no hacia dentro.

Fue el Maestro quien fortaleció mis pensamientos rectos y me ayudó a salir de la Estación de Policía. Desperté la conciencia del jefe de policía con la compasión que obtuve del Fa. En este proceso, me deshice de muchos apegos, incluyendo el resentimiento y la competitividad que solía tener. Todo lo que tenía en mi mente era salvar a la gente.

Los practicantes locales también aprendieron conmigo. Mejoramos como un cuerpo entero. También me iluminé a que mientras nos tratemos como cultivadores con pensamientos rectos y acciones rectas, y cumpliendo con los criterios del Fa, el Maestro dispondrá lo mejor para nosotros.

Si he dicho algo incorrecto, por favor corríjanme con compasión.

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