(Minghui.org) Me gustaría hablar sobre mis experiencias al reportar sobre los Juegos Olímpicos de 2021 en Tokio. Ahora tengo una comprensión más profunda de algo que dijo el Maestro: "La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del Shifu" (Primera Lección, Zhuan Falun).

Me asignaron el hacer entrevistas en vivo. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que estuve bajo el cuidado misericordioso del Maestro todo el tiempo. Muchos apegos que todavía no había identificado quedaron expuestos y los eliminé.

El primer reportaje que cubrí fue el de los relevos de la antorcha olímpica. Debido a la pandemia, el organizador cambió el plan pero no envió un aviso público. El compañero practicante Alan (alias) y yo fuimos al lugar dispuesto originalmente, pero no había nadie.

Me sentí muy culpable y le pedí disculpas a Alan porque yo era responsable de verificar la información. Alan estaba muy tranquilo y me tranquilizó, diciendo que era normal que ocurrieran cambios inesperados en tales circunstancias y que no debería de extrañarme. Decidimos ir a la meta y echar un vistazo.

Cuando llegamos a la meta, estaba rodeada de personal de seguridad y policías. Por no haber confirmado nuestra asistencia, no pudimos ingresar al área cerca del escenario. Antes de la pandemia, podíamos ingresar a eventos como este con una tarjeta de presentación, incluso sin una confirmación de asistencia.

Solo filmamos fuera del lugar y entrevistamos a algunos espectadores. La policía nos interrogó constantemente en ese rato. Cada vez que nos cambiábamos a un nuevo lugar para filmar, nos volvían a interrogar.

Bromeé diciendo que, en contraste con el pasado cuando teníamos reservaciones, nos trataban como personas importantes, ahora ser mangoneados así era una gran decepción. Mientras decía eso, me di cuenta de que tenía el apego de preferir las buenas circunstancias a las malas.

La noticia fue terminada y presentada pero no se publicó. No me molesté en averiguar por qué, ya que mis pensamientos se habían vuelto muy negativos. Tenía envidia de la compañera practicante Betty (alias) porque sus noticias eran seleccionadas con frecuencia y las mías no, aunque sentía que las mías estaban mejor escritas que las de ella.

Por otro lado, uno de sus artículos fue el primero que se publicó de nuestro equipo, así que me sentí desconcertado.

Cuando pensé en verificar por qué no se publicó nuestra noticia olímpica, recordé que Betty una vez me dijo que yo tenía una mentalidad de ostentación. Cuando mi envidia y negatividad entraron en acción, me aparté. Me quedé en silencio e ignoré las publicaciones del equipo con el pretexto de que estaba ocupado.

Sabía que mi comportamiento estaba mal y que mi envidia estaba en juego; traté desesperadamente de rechazar estos malos pensamientos. Me di cuenta de que Shifu nos vigila todo el tiempo. Debe haber algo que no hice bien que provocó que mi artículo no se publicara. Miré hacia adentro y me di cuenta de que eran mi envidia y mi mentalidad de ostentación.

Tan pronto como encontré estos apegos, las cosas cambiaron.

Alan me preguntó sobre la noticia en la que habíamos trabajado juntos porque el entrevistado quería verla. Entonces, después de esperar tres días, verifiqué el estado. Resultó que había una falta de comunicación entre los equipos y el personal encargado de publicar la noticia no sabía dónde encontrar el archivo que habíamos subido.

A través de este incidente, descubrí que mis apegos habían sido eliminados y se resolvió el malentendido. Fue una pena que no se publicara nuestro artículo; estaba tan frustrado que incluso pensé en renunciar a él mientras esperaba. Afortunadamente no me rendí.

La segunda semana no hubo eventos, por lo que solo pudimos filmar algunas escenas de fondo. El clima de mediados de verano era muy caluroso, así que Alan y yo decidimos salir después de las 3 p. m. cuando estaba más fresco. Apenas habíamos terminado la mitad de las tomas cuando llegó una fuerte tormenta. La Villa Olímpica aún no estaba abierta al público y todo estaba cerrado. El único refugio estaba bajo el techo saliente de un edificio.

La lluvia parecía venir directamente hacia nosotros y un trueno retumbaba sobre nuestras cabezas. El equipo de filmación estaba seco y seguro, pero estábamos empapados.

Las tormentas de verano suelen pasar rápidamente, pero esa tormenta duró horas. Después de que dejó de llover, continuamos filmando. Pero unas tomas después, empezó a llover de nuevo. Ambos sentimos que la lluvia nos apuntaba. No tuvimos más remedio que empacar todo y marcharnos.

Después, Alan me dijo que se dio cuenta de que era su apego a lo fácil y a la comodidad lo que causaba la situación. Sintió que si se hubiera levantado tan pronto como terminó de estudiar el Fa y de hacer los ejercicios, sin importar el clima, la situación habría sido muy diferente.

La Villa Olímpica se inauguró al día siguiente y de hecho, las imágenes que tomamos el día anterior se pudieron utilizar. Nos sorprendió lo bien que el Maestro prepara todo para sus discípulos. De esta experiencia entendimos que debemos hacer nuestro mejor esfuerzo en cada momento. Me di cuenta de que si hubiéramos filmado más metraje o hecho más entrevistas ese día, las noticias hubieran sido aún mejores. Me sentí culpable.

Mi computadora sirve para señalar mis apegos

Un día, mi computadora tuvo un problema: permaneció en la pantalla de inicio todo el tiempo. No pude entrar en el sistema para trabajar. Le dije a la computadora en mi corazón: “Has funcionado bien. ¿Por qué dejas caer la pelota en un momento tan crítico?". Me puse ansioso porque tenía pendiente un artículo. Como la computadora no funcionaba, tuve que escribir el artículo en mi teléfono.

Comencé a mirar hacia adentro y descubrí que cada vez que había un problema con mi computadora, en realidad se debía a un problema con mi cultivación. Claramente, el problema estaba relacionado con mi estado de cultivación.

De repente se me ocurrió que, unos días antes, un practicante me había pedido que escribiera algo, pero le dije que estaba ocupado y que no podía. En realidad, además de estar ocupado, le tenía resentimiento por presionarme con todo. Tampoco, me gustaba que me dijeran qué hacer, lo que era otro apego.

Llegué a la conclusión de que si no cooperaba con los compañeros practicantes, mi computadora tampoco cooperaría conmigo. No me gustaba el hecho de que este practicante eligiera seguir sus ideas espontáneas por encima de mis planes. En lugar de esto, él trató de hacerme cambiar mi plan, así que me negué a cooperar. Sentí que también esta era la razón por la que mi computadora me hacía pasar un mal rato.

Le dije al Maestro en mi corazón: “Maestro, estoy equivocado. Cambiaré. Cooperaré incondicionalmente”.

Al día siguiente, me desperté y vi el mensaje de un practicante que decía que teníamos que reunirnos en el Centro de Prensa Olímpica. Fue un cambio repentino, y mi resistencia afloró: “Se decidió claramente que hoy yo recolectaría noticias en casa, pero ahora tengo que salir en este día caluroso. ¡Me cansaré y sudaré!". Empezaron a surgir todo tipo de pensamientos negativos: "Y ni siquiera sé si mi computadora está funcionando o no...”.

Tan pronto como pensé en mi computadora, recordé de repente lo que le había dicho al Maestro el día anterior: "Cooperaré incondicionalmente". Así que le envié un mensaje de texto al practicante diciéndole que me reuniría con ellos tan pronto como terminara de recargar el equipo. Después de enviar el mensaje de texto, encendí la computadora y todo estaba funcionando bien.

Siempre lamenté que no se usaran algunas de las entrevistas, porque entendía que la gente a la que entrevistamos, también tenían relaciones predestinadas con personas que podían aprender la verdad al ver y escuchar esas entrevistas, así que quería usar esas entrevistas tanto como fuera posible.

Decidí hacer un resumen de los Juegos Olímpicos, combinando los cambios en la mentalidad de la gente debido a la pandemia. Pensé que había un informe semanal sobre la situación de la pandemia durante los Juegos Olímpicos, pero no tenía las cifras específicas. Escribí el artículo con la secuencia de eventos y entrevistas, y comencé a recopilar datos sobre la pandemia.

Sorprendentemente, descubrí que un medio japonés acababa de publicar un artículo sobre la pandemia con los datos específicos que necesitaba. Sentí fuertemente que fue Shifu quien preparó la información para mí.

En el último día de los Juegos Olímpicos, originalmente yo estaba programado para filmar los fuegos artificiales durante la ceremonia de clausura para el noticiero de la noche. Me dijeron que el espacio estaba cancelado y que tenía que capturar el espacio de noticias cuatro horas antes.

Rápidamente informé a un compañero practicante sobre esto y le dije que teníamos que salir de inmediato. El practicante fue muy cooperativo. En ese momento, el tifón Nro. 10 acababa de salir de Japón y seguía lloviendo. El practicante me preguntó si hacía buen tiempo para hacer entrevistas. Dije que estaba bien, porque teníamos que salir sin importar nada.

Mientras filmábamos imágenes y hacíamos entrevistas, la lluvia vino y después se retiró. Al final, el cielo se aclaró.

De camino al sitio, el practicante dijo que sería bueno entrevistar a algunas personas que usan kimonos. Cuando llegamos allí, unas voluntarias con kimonos estaban sirviendo bebidas a periodistas extranjeros y aceptaron nuestras entrevistas.

Era hora de correr a casa para elaborar las noticias. Hay tres cambios de autobús entre el sitio y mi casa, y si tuviera suerte y no tuviera que esperar a ninguno de los autobuses, tardaría 50 minutos en llegar a casa; de lo contrario, tardaría una hora y media.

Las noticias son urgentes, así que le pedí ayuda al Maestro. Como resultado, los autobuses correctos aparecieron de inmediato, y cada uno se fue tan pronto como me subí. ¡Llegué a casa en 45 minutos! Le agradecí a Shifu de todo corazón por cuidarme. Nuestra noticia fue transmitida ese día.

Queríamos filmar las mascotas olímpicas, pero no tuvimos suerte para encontrarlas. Un día, terminamos de filmar imágenes por la mañana y teníamos suficiente material para una noticia. Nos preguntamos si deberíamos ir a otro lugar por la tarde para filmar algunas escenas y finalmente decidimos ir.

Cuando terminamos y de camino a casa, ¡nos encontramos con las mascotas olímpicas! Si no hubiéramos ido al otro lugar por la tarde, nos las hubiéramos perdido de nuevo.

Sentí como si Shifu ya tuviera preparado todo para nosotros. Por mis experiencias, entiendo que tanto como sacrifiquemos y tanto como podamos eliminar nuestros apegos humanos, es cuanto obtendremos.

Gracias a todos. Por favor, señalen amablemente cualquier cosa inapropiada.

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