(Minghui.org) La Sra. Li Aiying también conocida como la Sra. Li Erying, de la ciudad de Qiqihar, provincia de Heilongjiang, fue arrestada el 4 de noviembre del 2015 y luego sentenciada a cuatro años de cárcel por su fe en Falun Dafa, una práctica de cuerpo y mente perseguida por el régimen comunista chino (PCCh) desde 1999. La Sra. Li fue encarcelada y torturada en la prisión de mujeres de Heilonjiang, donde acabó al borde de la muerte.

Li Aiying

Desde que comenzó la persecución en 1999, la Sra. Li, que empezó a practicar Falun Dafa en 1996, ha sido arrestada en cinco ocasiones y enviada dos veces a campos de trabajos forzados a causa de su fe. Su familia también se vio afectada. Su esposo estaba mal de salud y no podía trabajar debido a la presión de las autoridades, con el fin de sobrevivir, su hijo tuvo que abandonar su casa y estuvo a punto de ser estafado varias veces mientras buscaba trabajo; su hermano casi pierde la vida mientras trataba de rescatarla; su hermana tuvo alucinaciones y al verla demacrada sufrió un accidente y se lesionó la cabeza.

La Sra. Li fue acosada de nuevo en diciembre del 2019 por las autoridades durante la campaña de “reducción a cero” y presionada para que escribiera una declaración de renuncia, pero se negó a hacerlo. En setiembre del 2020, las autoridades la acosaron vía telefónica y le ordenaron que fuera a la comisaría. Ella se negó, así que el 27 de octubre del 2020 fueron a su casa para obligarla a firmar la declaración, pero no estaba en casa y su esposo la firmó en su nombre. La firma de la declaración molestó mucho a su esposo y se deprimió más.

A continuación, su relato personal de lo que sufrió en la cárcel:

Sentada en un pequeño taburete

Fui encarcelada el 8 de junio del 2016. Una reclusa, Fan Xiumei, me llevó a una habitación y trató que me pusiera el uniforme de la prisión, me negué a hacerlo; un oficial de policía entró y comenzó a calumniar al fundador de Falun Dafa y a mi fe. Antes de irse, el oficial le indicó a Fan que me hicieran sentar al estilo militar.

Ilustración de la tortura: Sentada durante largo tiempo.

Fan me hizo sentar en un pequeño taburete, cuadrado e inestable de unos doce centímetros de altura. Tuve que poner las manos en mis muslos, sentarme erguida y mirar hacia adelante. Fan dijo: “No parpadees, no abras la boca y no te muevas. No puedes ni siquiera parpadear una vez”.

Si me movía un poco, era pateada y golpeada. Era obligada a estar sentada hasta las diez de la noche sin comer y sin lavarme.

Golpes, pellizcos y patadas en la cabeza

Tenía que dormir en la litera superior con Fan vigilándome. Cuando me levanté para meditar a las 3 de la madrugada, la reclusa Xiao Lili tomó un taburete y comenzó a golpearme. Me tiraron de la litera.

Las nueve personas de la celda comenzaron a golpearme y quisieron atarme, intentaron amordazarme pero no pudieron. Me empujaron a una sala sin cámaras de vídeo vigilancia y me golpearon. Un grupo de personas aparecía, me golpeaban durante un rato y luego se iban, luego venía otro grupo y me golpeaba de nuevo. No recuerdo cuantas veces fui golpeada aquel día. Aquellas personas eran matones bien entrenados y hacían eso como su trabajo.

Una mujer un poco más amable me dijo que comiera o de lo contrario no podría aguantar, entonces al día siguiente comí una vez al día.

Ilustración de la tortura: Palizas.

No me permitieron lavarme a pesar de que hacía calor. Al tercer día, Fan les dijo a todos en la celda que se desquitaran conmigo o se arriesgaban a que se les restaran puntos o a que les ampliaran la condena.

Para demostrar que iba en serio, la reclusa Li Huafen comenzó a pellizcarme. Me pellizcó por todas partes, especialmente en los pezones y me hizo moretones por todo el cuerpo.

Otro recluso, Tao Yucui, usó un zapato para pegarme en la cara y me hizo sangrar por la nariz. Xiao llevaba zapatos gruesos y me golpeó en la cabeza innumerables veces. Por la noche, Xiao me dio un bollo y me dijo que era del PCCh y me dijo que no me lo comiera. Le dije que no me lo comería a partir del día siguiente.

Incapaz de cuidarme, obligada a llevar una camisa de fuerza

Al cuarto día inicié una huelga de hambre. A iniciativa del capitán, las reclusas hicieron que las cosas fueran cada vez peor, reunieron a 15 o 16 reclusas y les dijeron que me iban a transformar. Las pusieron en dos filas y comenzaron a golpearme. Algunas me tiraban del pelo, otras me retorcían los brazos y otras me abofetearon hasta tirarme al suelo, me desmayé.

Perdí la capacidad de ocuparme de mi, pero las reclusas se negaron a parar y me obligaron a sentarme en un taburete. Cuando dije: “Falun Dafa es bueno”, el capitán me puso una camisa de fuerza y me ataron a la cama con unas cuantas personas que me vigilaban las 24 horas del día. Estuve atada durante tres días y dos noches y no me permitieron dormir.

Insistí en que me liberaran y me pusieron como condición que comiera. Dormí durante una noche y continué mi huelga de hambre.

Entonces fue aún peor. La policía tomó dos camisas de fuerza y me ataron fuertemente las manos, las piernas, los muslos y la cintura y pusieron un pequeño taburete bajo mis nalgas. Cada vez que me movía el taburete se desestabilizaba y eso me generaba un dolor insoportable. Luego estuve colgada durante ocho horas, hasta la noche que fui alimentada por la fuerza. En ese momento, no tenía sensibilidad en las extremidades y mi corazón latía de manera errática, no tenía energía ni para abrir los ojos.

Pinchan los ojos con un palo de escoba

Cuando el capitán vino a verme, no me había lavado ni había comido durante varios días y olía tan mal que retrocedió y se marchó.

Estaba magullada por todas partes pero aún así fui obligada a sentarme en el taburete. Cuando no podía, una reclusa me tiraba del pelo mientras otro pisaba mis pies para obligarme a sentarme erguida. No podía cerrar la boca ya que estaba hinchada por los golpes, así que Fan frotó sus zapatos en mis dientes y utilizó un palo de escoba para pincharme los ojos. Cuando me negué a contar, las reclusas me golpearon la espalda. No podía mover mi brazo derecho ni vestirme, mi brazo estaba dislocado.

Fui alimentada de manera forzada cuando estaba en huelga de hambre, la sonda me rompió la nariz y me provocó una gran hemorragia.

Ilustración de la tortura: Alimentación forzada.

En un intento para hacer que abandonara la huelga de hambre, la policía ordenó al médico que me pusiera la sonda en la tráquea. Casi me asfixio, varias personas me pellizcaron la nariz y me alimentaron a la fuerza.

Obligadas por la policía, las reclusas de mi celda ponía un DVD que difamaba a Falun Dafa. Les dije que eran mentiras y que no las creyeran. Las reclusas comenzaron a golpearme. Luego recité las enseñanzas de Falun Dafa en voz alta. Después de eso nunca más volvieron a poner el DVD.

Cuando mi hijo y mi familia vinieron a visitarme y vieron que estaba demacrada, pidieron que me viera un médico. Me llevaron a un hospital, el médico dijo que la presión arterial estaba alta, tenía una enfermedad cardíaca severa, que no debía recibir más golpes ya que podía morir en cualquier momento y que debía ser ingresada en el hospital.

Fui llevada al hospital de la cárcel y vinieron a visitarme a menudo el alcalde y el jefe del hospital. Les dije que no había cometido ningún crimen y que debía ser puesta en libertad de manera incondicional.

Al borde de la muerte

Estaba demacrada y malnutrida debido a la alimentación forzada durante tanto tiempo y por la tortura sufrida tanto física como mental.

Estuve en el hospital durante seis meses. Cuando fui de nuevo a la cárcel, el capitán ordenó a Fan que me torturara de nuevo. Como resultado de los abusos prolongados tenía alucinaciones.

Un día, quise meterme en la cama pero me moví hacia el otro lado y me caí de la cama. Varias reclusas me llevaron de vuelta y no pude moverme más. Cuando necesitaba ir al baño, ellas tenían que tirar de mí y llevarme en brazos porque no podía andar. Debido a los tirones me fracturé la cabeza del fémur.

Fui llevada de nuevo al hospital y me dijeron que necesitaba una operación o mi cabeza de fémur se descompondría. Los médicos me dijeron que me hiciera una punción de médula ósea, pero me negué. Cuando mi hermana vino a visitarme me dijo que fuera fuerte.

Antes de ser enviada de nuevo a la cárcel estuve 40 días en el hospital.

En mi corazón, siempre sentí que aquellos que me perseguían eran muy lamentables. Quizás era debido a mi bondad interior, pero algunos reclusas comenzaron a ayudarme secretamente y Li incluso se disculpó conmigo.

Debido a que fui alimentada de manera forzada durante tanto tiempo y al estar malnutrida, no pude defecar durante medio mes y también tuve dificultades para orinar. Esto me causó una obstrucción intestinal, lo que me provocó dolor en el estómago y en las costillas. Al final, mi cuerpo estaba frío incluso durante el verano. Las reclusas tuvieron que envolverme en una manta y ponerme una bolsa de agua caliente, pero mi temperatura se mantenía igual. Todos los que me vieron pensaron que moriría pronto.

No obstante, estaba muy alerta y tenía una fe fuerte. Me dije que no moriría. Y luego sucedió un milagro, pude sentir una corriente cálida que salía de mi corazón y se extendía por todo mi cuerpo. Pensé: “No me muero, he vuelto a la vida”.

Al día siguiente comencé a meditar. El capitán me vio y me dijo que parara. Le dije: “Estas violando la ley”.

Se fue sin decir una palabra, de su expresión pude ver que admiraba a Falun Dafa sinceramente. Después de esto fui mejorando a cada día que pasaba.

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