(Minghui.org) Una vecina de la ciudad de Changchun, provincia de Jilin, falleció en torno al 20 de julio de 2020, después de que su salud empeorara debido a los repetidos arrestos y al incesante acoso por practicar Falun Dafa. La hija de la Sra. Bai Yaqing sigue cumpliendo una pena de prisión, también por negarse a renunciar a Falun Dafa.

Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una antigua disciplina espiritual de ejercicios y meditación que persigue el régimen comunista chino desde 1999.

La Sra. Bai trabajaba como guardia en un campo de trabajos forzados. La arrestaron en su trabajo el 17 de noviembre de 2006 y le impusieron una sentencia de un año en el campo de trabajos forzados de Heizuizi. Debido a que se mantuvo fiel a su fe, la sometieron a la tortura de la “cama de la muerte”. Estiraron sus cuatro miembros al límite y los ataron a las cuatro esquinas de una cama en posición de "águila con las alas extendidas". La mantuvieron en esa posición durante diez días, la cual le provocaba un dolor insoportable.

Recreación de la tortura: atada a la "cama de la muerte"

Posteriormente, le ampliaron la sentencia en represalia por mantenerse firme en su creencia. Cuando la liberaron, seguía sufriendo dolor en sus piernas debido a la tortura en la “cama de la muerte”.

La hija de la Sra. Bai, la Sra. Han Bing, de 36 años, fue arrestada el 13 de julio de 2017 y sentenciada a 3,5 años en la prisión de mujeres de Changchun. La Sra. Bai estaba muy angustiada porque sus esfuerzos por rescatar a su hija no tenía ningún éxito. Las autoridades denegaron las visitas familiares durante más de un año.

La Sra. Bai fue arrestada nuevamente y su casa saqueada el 4 de abril de 2020, después de que la denunciaran por repartir información sobre Falun Dafa. Cuando la policía descubrió que tenía problemas médicos, le ordenó pagar una fianza de 1.000 yuanes y la puso en libertad bajo fianza para que buscara tratamiento médico. Todavía la monitorearon después de su liberación.

Su salud se deterioró rápidamente al regresar a casa. Sus pies, tras ser sometida a la tortura de la "cama de la muerte" en el campo de trabajo, ennegrecieron y comenzaron a supurar.

La Sra. Bai fue citada en la procuraduría a principios de julio para responder a algunas preguntas. Desde que regresó a casa, la condición de sus pies continuó deteriorándose hasta que no pudo caminar. Como vivía sola, no podía levantarse de la cama, así que no comía por períodos de tres días.

Más tarde, una amiga comenzó a visitarla y a cocinar para ella. Con los cuidados de su amiga, pudo levantarse de la cama y caminar lentamente.

La policía arrestó a la Sra. Bai nuevamente el 13 de julio. El centro de detención local le negó la admisión debido a su precario estado de salud. Este último acoso asestó un gran golpe a la Sra. Bai que falleció unos siete días después, el 20 de julio, según su vecino. Tenía unos 60 años.