(Minghui.org) La Guía del Estudiante de Secundaria (Zhong Xue Sheng Dao Bao), una de las publicaciones más populares de la enseñanza secundaria en China, publicó un poema en abril:

"Las lágrimas del coronavirus


Volveré a los Estados Unidos, 

que es mi hogar, el lugar al que pertenezco; 

venir a China fue un error, 

ya que la vida aquí es muy difícil para mí.

...

El gobierno chino es demasiado estricto (con el control de la epidemia), 

y los médicos chinos aquí trabajan muy duro (para erradicar el virus)".

Muchos padres chinos quedaron atónitos por el mensaje que trasmitía el poema y se preocuparon por el tipo de personas en que podrían llegar a convertirse sus hijos, con una propaganda tal que glorifica al partido comunista chino (PCCh) e incita al odio hacia los Estados Unidos y otros países, que el PCCh considera como amenazas y enemigos.

El nacionalismo como arma

La publicación de este poema no supone la primera vez que el PCCh usa como un arma el nacionalismo y el patriotismo para lograr su programa. De hecho, dicha propaganda existía ya cuando la ideología comunista invadió China en la década de 1920.

En ese momento, se produjo un debate entre Liang Shuming y Hu Shih, dos renombrados académicos chinos de la Universidad de Beijing. Liang, influenciado por el comunismo, consideraba al capitalismo y al feudalismo como los principales enemigos de China. Hu, por otro lado, consideraba que la pobreza, la enfermedad, la ignorancia, la corrupción y los disturbios eran las principales preocupaciones de la nación.

Cuando Liang le preguntó por qué, Hu respondió que los problemas dentro de China se debían en gran medida a cuestiones internas. Por ejemplo, si bien el capitalismo fortaleció a Japón, inundó cada rincón de China con adormideras. Por lo tanto, aconsejó que no se utilizara el nacionalismo como una excusa para ignorar las cuestiones internas. Promovió una filosofía práctica por encima de las ideologías.

Sin embargo, la relación de Liang con el comunismo no funcionó a su favor. En septiembre de 1953, algo menos de cuatro años después de que el PCCh tomara el poder, recibió las críticas de Mao Zedong por no estar alineado con el partido. Después de ser atacado públicamente durante meses en 1955, fue reprendido de nuevo durante la revolución cultural por no secundar la campaña del partido contra el confucianismo. Esta serie de tragedias no solo perjudicó a Liang, sino que también produjo en su esposa un trastorno mental.

Historias similares han venido ocurriendo hasta el presente. Un experto médico de Shanghái fue atacado en Internet y presentado como un contrarrevolucionario, por sugerir que la gente consumiera más huevo y leche en lugar de gachas de arroz durante la pandemia de coronavirus,.

El brote de coronavirus también ha enseñado a los chinos del extranjero una gran lección. Mientras los casos de infección se multiplicaban en los países occidentales, el PCCh comunicaba pocos casos nuevos desde principios de marzo, lo que creó la falsa impresión de que la epidemia había terminado en China. Muchos chinos que viven en el extranjero decidieron volar de regreso a China, al autoproclamado "país más seguro del mundo" en medio de la pandemia.

Pero para su sorpresa, en lugar de ser bienvenidos, se enfrentaron a un duro tratamiento y fueron acusados de "volar miles de kilómetros para contaminar su patria" y de ser antipatrióticos. A los chinos residentes en el extranjero que no conseguían los pasajes con la rapidez suficiente para su vuelo de regreso les resultó aún más difícil retornar, ya que el PCCh desalentó abiertamente o prohibió a los chinos del extranjero la entrada al país a partir de finales de marzo.

Del mismo modo, muchos chinos en Rusia creyeron las bajas cifras oficiales de infección del PCCh y cuando decidieron regresar a China fueron detenidos en la frontera. Incluso los intentos de ingresar ilegalmente fueron bloqueados, según informó The Moscow Times el 14 de abril en un artículo titulado: "China ofrece una recompensa por atrapar a los que cruzan la frontera desde Rusia”. 

“China es probablemente el único país que impide a sus propios ciudadanos volver a casa", escribió Wang, un estudiante chino en otro país. "Ustedes [el PCCh] no pueden seguir presumiendo de su lucha contra el coronavirus mientras abandonan a su propia gente".

No hay tolerancia a las críticas

Cualquiera que se atreva a expresar su preocupación por la situación en China puede ser etiquetado como traidor o como fuerza antichina extranjera. Incluso cuando algunos chinos del extranjero publicaron en Internet mensajes diciendo que se encontraban a salvo en sus países de adopción, fueron atacados inmediatamente por el ejército de Internet del PCCh. Según la doctrina del PCCh, el patriotismo hacia China significa tratar a los países occidentales, especialmente a los Estados Unidos, como enemigos.

El PCCh a menudo le dice a la gente "que no airee sus trapos sucios en público", lo que tiene como objetivo disuadir a los chinos de criticar al PCCh. Pero si los extranjeros desconocen la brutalidad del partido, la gente pude ser engañada por la propaganda; cuando una enfermedad infecciosa emergente es encubierta, el mundo entero puede enfrentarse a serias consecuencias, como acabamos de presenciar.

El Archipiélago Gulag, una publicación del escritor e historiador soviético Aleksandr Solzhenitsyn, describió el sistema de campos de trabajo forzado en la Unión Soviética. El libro permaneció en la clandestinidad después de su publicación en 1973 y Solzhenitsyn huyó al extranjero hasta que se disolvió la Unión Soviética.

La censura es aún peor en China, ya que han pasado varias décadas y los escritores chinos no se han atrevido a revelar la responsabilidad del PCCh en numerosas tragedias, desde el gran salto adelante hasta la masacre de la Plaza de Tiananmen o la persecución a Falun Dafa.

El nacionalismo extremista lleva al asesinato

Desde la antigüedad, el pueblo chino ha sido conocido por su generosidad e inclusión. Después de que el PCCh llegara al poder, todo esto cambió. En lugar de centrarse en los valores morales, se lavó el cerebro a la gente para que creyera que el patriotismo y el nacionalismo significan alinearse con los planes del PCCh.

Esta no es la primera vez que algo así ha sucedido. En la Alemania nazi, el patriotismo se mezcló con el antisemitismo. Las personas que eran neutrales o simpatizaban con los judíos eran etiquetadas como traidores. Esto contribuyó a la matanza de unos 6 millones de judíos en el Holocausto.

Hermann Göring, creador de la Gestapo y el sucesor elegido por Hitler, no albergaba un fuerte antisemitismo al principio, e incluso su ayudante, Erhard Milch, tenía en realidad un padre judío. Sin embargo, debido a su ambición política, Göring siguió de cerca a Hitler y llevó a cabo políticas antisemitas. Como resultado, Göring apoyó las leyes de Nuremberg de 1935. Más tarde exigió el registro de todas las propiedades judías y les impuso fuertes multas. En 1941 emitió un memorándum para la "solución final" de matar a los judíos.

Tales tragedias también han ocurrido en la China comunista. En nombre del nacionalismo, el PCCh participó en la Guerra de Corea en 1950 y más tarde en la Guerra sino-vietnamita. Después de que su relación con la Unión Soviética empeorara, el PCCh se fijó objetivos poco realistas tanto en el sector agrícola como en el industrial, como duplicar la producción de acero en el plazo de un año. Ese fervor no creó una producción milagrosa, sino que dio lugar a encubrimientos y desinformación que condujeron a la Gran Hambruna (1959-1961), con un saldo de 45 millones de muertos.

Cerca de 80 millones de personas perdieron la vida en diversas campañas políticas lanzadas por el PCCh. A medida que la opinión pública se fue desplazando en gran medida al espacio digital, el nacionalismo chino dominó rápidamente los artículos y foros en Internet, así como las redes sociales. Gracias a los esfuerzos colectivos de los organismos gubernamentales, los medios de comunicación controlados por el gobierno y el enorme ejército de Internet del PCCh, pudieron encubrir el brote de coronavirus, que hasta ahora ha causado cientos de miles de muertes en todo el mundo.

¿Cuánto daño más traerá el nacionalismo del PCCh al pueblo chino? Solo el tiempo puede decirlo, pero la historia nos enseña que las tragedias continuarán mientras el régimen comunista permanezca en el poder.