(Minghui.org) Todavía recuerdo los días en que Liu Jianying vino con sus padres a unirse a nosotros para hacer los ejercicios de Falun Dafa y estudiar los libros de Falun Dafa.

Mientras hacíamos los ejercicios al aire libre a las 4 a.m., ella nunca llegaba tarde. Era muy generosa y amable. A menudo ayudaba a los necesitados y siempre aceptaba las sugerencias de los demás, con una actitud humilde.

Conocida como una buena hija, esposa y madre, Jianying cuidaba muy bien de su familia, especialmente de sus padres y suegros. Cuando su suegro se quedó ciego debido a una enfermedad a los 70 años, Jianying lo cuidó meticulosamente hasta sus últimos días.

Después de que su padre y suegro fallecieron, invitó a su madre a vivir con ella y su marido. A menudo la veía pasear con su madre por el vecindario y su madre siempre se mostraba muy feliz.

Después de que el régimen comunista comenzó a perseguir a Falun Dafa en 1999, Jianying a menudo iba a la calle o a los parques para hablar con la gente sobre Falun Dafa e instarlos a no seguir la política de persecución del régimen. También alentó a sus compañeros a tener fe y a no abandonar la práctica ante la persecución.

Desde el 15 de julio de 2018, día en que fue arrestada por hablar con una persona sobre Falun Dafa, he estado observando de cerca las actualizaciones sobre su caso y anhelando su regreso. Me enteré de que estaba sufriendo algunos problemas de salud después de haber sido torturada bajo custodia.

A principios de 2020, justo cuando esperaba que las cosas mejoraran para ella, escuché la noticia de que Jianying había fallecido en prisión. Solo tenía 57 años.

Las lágrimas caían por mis mejillas. Me dolía el corazón.

Su muerte dejó un gran vacío para su madre de 80 años, que ahora lucha por cuidarse a sí misma y lidia con la tremenda agonía de perder a su hija.

Bajo la tiranía del régimen comunista, Jianying se vio obligada a pagar un precio enorme por mantener su fe. Pero no murió en vano. A pesar de la persecución en curso, su espíritu nos inspira a continuar nuestra resistencia pacífica a la persecución de nuestra fe por el régimen comunista. Creo que la justicia prevalecerá algún día.

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