(Minghui.org) El nuevo coronavirus se extendió rápidamente a todas las provincias de China después de que estallara por primera vez en Wuhan el pasado diciembre. Con más de 80 ciudades cerradas, no hay casi nadie en la calle. Algunas áreas residenciales también están bajo estrictas medidas de cuarentena y uno tiene que mostrar una identificación para entrar y salir de su barrio.

Aún así salí como de costumbre para aclarar la verdad sobre Falun Dafa, con las calles vacías. Incluso si me encontraba con algunas personas, evitaban recibir algo de mí. Fui al supermercado local, y también lo encontré vacío.

Solo persuadí a 2 personas para que renunciaran al partido comunista chino ese día. Me preocupaba pensar que no podría salvar a más gente. El lado consciente de la gente anhela que la salvemos, pero su lado humano ha sido engañado por el partido comunista chino (PCCh). Se negaban a escuchar la verdad y no sabían dónde hallar esperanza.

Recordé la enseñanza del Fa del Maestro Li sobre lo urgente e importante que es para nosotros salvar a la gente. Fui a Minghui.org y vi muchos artículos compartidos sobre la nueva epidemia y cómo la gente infectada con el virus se ha recuperado al recitar las palabras "Falun Dafa es bueno". Me conmovió profundamente. El Maestro es tan compasivo, y el tratamiento para salvar vidas ya estaba disponible.

Descargué una historia sobre la gente que recupera su salud diciendo sinceramente "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Hice 500 copias y las distribuí en mi barrio. Quería que la gente a mi alrededor supiera la verdad y se salvara.

Mi edificio de apartamentos tiene 26 pisos. Un día, en medio de la noche, subí al último piso y empecé a distribuir información a todos los hogares, piso por piso, mientras bajaba. A pesar de que tengo 80 años, pude subir las escaleras sin ningún problema. Sentí que el Maestro estaba conmigo.

Después de terminar mi edificio, fui a otros edificios de la urbanización. Cuando estaba en el 9.º piso de un edificio, un guardia de seguridad apareció. Tenía los materiales que acababa de poner en su mano y me preguntó si era yo quien los distribuía.

Le dije que los leyera y que le pidiera a su familia que creyera y dijera: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Dije que podrían ser bendecidos si lo hacían. Se dio la vuelta y se fue. Terminé de distribuir folletos al resto del edificio.

Alguien más tarde me denunció ante el comité residencial. Dos miembros del personal vinieron y me preguntaron: "¿distribuyó usted esto? ¿Sabe que el gobierno está en contra?”. Les dije que lo hice para salvar vidas. Mi hijo, que estaba conmigo, les preguntó: "¿Qué hay de malo en salvar a la gente?”. Murmuraron: "No lo haga de nuevo" y se fueron.

Más tarde supe que muchos inquilinos se negaron a decirle al comité residencial si habían recibido materiales de Falun Dafa en su puerta. Creo que muchos ya los han leído.

A pesar del brote de coronavirus, continúo haciendo mi aclaración diaria de la verdad y no me he tomado ni un día de descanso. Acabo de imprimir varios cientos de copias más de la información y se las daré a mis compañeros para que las distribuyan también.