(Minghui.org) Un artículo del periódico israelí Haaretz del 2 de diciembre de 2020 titulado "Los 'Archivos XXX' de China: '25 mil personas desaparecen cada año, sus órganos son sustraídos" reveló un testimonio impactante de un practicante de Falun Dafa que casi muere por sus órganos en China.

La señora Liu Huiqiong, una practicante de Falun Dafa de Beijing, fue arrestada en 2001 por su fe. A sus 29 años fue llevada a un campo de trabajos forzados en Beijing. Los guardias la interrogaron y golpearon. Uno de ellos le dijo: "Te quitaré los órganos y quemaré lo que quede de tu cuerpo".

Cuando los guardias la llevaron a un hospital para un examen físico, ella le dijo al médico que tenía un problema cardíaco. El médico respondió que su corazón estaba bien. Luego le preguntó al médico si le quitarían el corazón. El médico dijo: "Eso lo decidirá alguien de un nivel superior".

Entonces la señora Liu inició una huelga de hambre. Ocho días después pesaba 40 kg (88 libras) y el médico decidió que sus órganos ya no estaban bien.

La señora Liu también le dijo a Haaretz que durante su encarcelamiento fue sometida a "análisis de sangre, pruebas de presión arterial, radiografías y ECG". “A veces nos llevaban a un hospital; otras veces venía al campamento un vehículo grande lleno de equipo médico y allí realizaban los chequeos”.

“A cada uno de nosotros nos daban un número con el que los médicos hacían un seguimiento de nuestra situación. Los médicos no conocían nuestros nombres, solo los números. A veces pedían que les llevaran un número específico al hospital. Esas personas nunca regresaron", dijo ella.

Otra evidencia que reveló la señora Liu fue una forma preparada para encubrir las atrocidades de la sustracción de órganos. Ella dijo que, en su primer arresto, antes de ser llevada al hospital, los guardias le dieron un formulario con una copia de sus huellas digitales y le dijeron que firmara sin que le permitieran leer su contenido. Ella echó un vistazo rápido y notó que el formulario ya había sido llenado, pero el nombre y la dirección no eran de ella; pertenecían a otra persona que no conocía. Aunque se resistió, los guardias la obligaron a firmarlo. Posteriormente, otra mujer que fue arrestada con ella le dijo que era un formulario de consentimiento para donar sus órganos si ella falleciera.

Ethan Gutmann, un investigador independiente, le dijo a Haaretz: “El partido comunista chino [PCCh] experimentó por primera vez la sustracción de órganos vivos a criminales condenados a muerte en los campos de ejecución de Xinjiang desde 1994. En 1997 los cirujanos extraían hígados y riñones a prisioneros políticos uigures y prisioneros creyentes para los cuadros de alto rango del PCCh; aunque en pequeña escala, sentó un precedente".

Añadió que la persecución a Falun Gong en 1999 ha traído una explosión en la actividad de trasplantes en China.

En su libro La matanza: asesinatos en masa, sustracción de órganos y la solución secreta de China a su problema de disidentes, Gutmann destacó que la sustracción de órganos a disidentes vivos sin su consentimiento por parte del PCCh ocurre en la escala de "60,000 a 100,000 trasplantes por año". Añadió que "Beijing no tiene intención de desmantelar su vasta infraestructura de trasplantes".

Un tribunal internacional con sede en Londres también condenó las atrocidades de la sustracción forzada de órganos en un informe publicado el año pasado, que afirmaba que esa práctica contra víctimas inocentes es un "crimen de lesa humanidad" y una de las "peores atrocidades cometidas" en los tiempos modernos.